ECONOMíA
› EN SEPTIEMBRE SE LLEGO A 20 MESES CONSECUTIVOS DE CAIDA EN LAS VENTAS
La gente va menos al súper y gasta poco
Las estadísticas del Indec señalan que, si hay reactivación del consumo, ésta no está pasando por los supermercados. La facturación de estos centros de venta cae por una doble causa: menos cantidades físicas vendidas y a valores promedios más bajos. La retracción en el consumo no convalidó los aumentos. Las ventas cayeron 30 por ciento en el último año.
La caída de las ventas en supermercados ya lleva 20 meses consecutivos y alcanzó el 31,1 por ciento en la comparación interanual de septiembre. Con respecto a agosto, la baja fue del 1,5 por ciento. Además, también la facturación mostró una baja del 5,2 por ciento. Esta diferencia en el comportamiento de los consumidores indica que en los últimos meses la demanda no convalidó los aumentos de precios.
La baja de ingresos de la mayoría de la población ya determinó una retracción en el consumo cercana a un tercio. Aunque luego de los primeros impactos devaluatorios la inflación se desaceleró, dentro de los que todavía consumen, quienes poseen ingresos nominales congelados se resisten a convalidar los nuevos precios, induciendo a una baja. Esta relación surge de la diferencia entre el comportamiento de las ventas a precios constantes, que cayeron el 1,5 por ciento (lo que es un indicador indirecto de volumen de venta) y la facturación, determinada por los precios nominales (que representa un indicador indirecto de los precios), que cayó un 5,2 por ciento. Dentro de la tendencia también se inscriben otros comportamientos de los consumidores a lo largo del año, como por ejemplo el reemplazo de las primeras por segundas marcas y el abandono de productos cuyo valor agregado puede ser reemplazado, como por ejemplo los congelados.
Las ventas a precios corrientes observados en las 29 cadenas relevadas por el Indec alcanzaron los 1265,7 millones de pesos. Este volumen es un 18,7 por ciento superior al de septiembre de 2001, un impacto muy inferior al de la inflación y que refleja la mencionada caída del consumo interanual del 31,1 por ciento. Esta diferencia es aún más dramática si se considera el acumulado de los primeros 9 meses del año respecto de los primeros 9 meses de 2001, pues aumentan sólo un 8,4 por ciento, mientras la inflación fue cercana al 40 por ciento.
Además de los efectos producidos por la fuerte baja del poder adquisitivo, la caída del consumo en los supermercados se debe también a un nuevo estilo de comprar. Según los analistas del Indec y del sector privado, el nuevo comportamiento de los consumidores apunta a adquirir sólo lo necesario, semana por semana (esto es, sin hacer stocks) mayormente al contado, en los negocios y pequeños supermercados de barrio. Esta modalidad es la que habría reemplazado a las antiguamente habituales una o dos grandes compras mensuales y con tarjeta de crédito en los supermercados.
Otro dato generado por la crisis reflejado por la encuesta del Indec es el mayor abandono de los consumos menos indispensable. Así, los rubros que mostraron mayores mermas fueron la indumentaria, calzados, y textiles para el hogar, seguidos de cerca por los electrónicos y electrodomésticos. Las series más estables fueron todas las vinculadas con los comestibles, pero también en rubros que registraron importantes bajas en los primeros meses del año, como los artículos de limpieza y perfumería.
Respecto del personal ocupado, ayer se conocieron los datos de agosto de 2002, cuando el conjunto de las 29 cadenas relevadas (97 por ciento de las ventas) sumaban 92.655 personas. Con respecto a agosto de 2001 se produjo una baja del 4,5 por ciento, esto es, 4412 personas ocupadas por el sector perdieron su trabajo.
Siempre para el mes de agosto, los salarios brutos promedio fueron de 1685 pesos para los gerentes y de 629 para los cajeros, repositores y administrativos.
Por último, el consumo en los supermercados no muestra una variación positiva interanual desde enero de 2001 cuando creció 4,5 por ciento comparado con igual mes de 2000. A partir de allí la calidad de vida de los argentinos se fue deteriorando y las ventas suman caídas mes a mes.
En el acumulado de los nueve meses del año el volumen de las ventas cayó 23,9 por ciento, mientras que los precios crecieron 42,5 por ciento, más que la inflación del conjunto de la economía.
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