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Si lo que la Argentina más quería con una devaluación del peso era recuperar la competitividad de sus precios en dólares y realinearlos con los de su principal socio y competidor, el Brasil, por lo menos lo ha logrado temporariamente. Un relevamiento hecho por la Gazeta Mercantil en Buenos Aires y San Pablo muestra que la media en los precios de una lista de productos globalizados de consumo está hoy bastante pareja.
En una lista de 14 ítems, los precios en dólar en la capital Argentina quedaron en promedio 6,7 por ciento más caros que en San Pablo, según dice una nota que, desde Buenos Aires, firma el corresponsal de Gazeta Mercantil, Ismael Pfeifer. En octubre, en un relevamiento similar, Buenos Aires registró valores en dólar 92 por ciento mayores que los de la capital paulista. La pesquisa buscó comparar precios de productos globalizados capaces de reflejar en la góndola los niveles de desequilibrio en los costos internos de cada país y exponer como termómetro, la mayor o menor capacidad de competir en el mercado externo.
Según el corresponsal, en octubre, el resultado de comparar 11 precios en dólar entre las dos principales capitales económicas sudamericanas reflejó un verdadero abismo. En aquel momento, además de la sobrevaluación del peso, encorsetado uno a uno por la ley de convertibilidad, el real vivía su momento de más profunda desvalorización.
Una latita de Coca-Cola, por ejemplo, costaba en el mercado 125% más en Buenos Aires que en San Paulo. Un Big Mac, tomado como una referencia internacional de costos de cada país, era 83 por ciento más caro en Argentina. Un litro de leche larga vida costaba 139 por ciento más y un jabón Dove, 83 por ciento más, se dice en la nota.
“Como un pase de magia, la desvalorización del peso en el inicio de este año redefinió los costos en dólar en la Argentina, donde un Big Mac ya se tornó 11,2 por ciento más barato que en San Pablo. La diferencia para la lata de Coca se redujo a un 3,5 por ciento, para la leche larga vida 4,7 por ciento, y para el jabón 6,5 por ciento.