Sábado, 21 de noviembre de 2009 | Hoy
ECONOMíA › EL AUMENTO DEL GASTO PúBLICO PARA APUNTALAR LA ECONOMíA REDUJO EL EXCEDENTE FISCAL DE OCTUBRE
El superávit primario de octubre fue 73 por ciento más chico que el de hace un año. Y en diez meses hay un déficit financiero de 6500 millones de pesos. Es porque subió el gasto en obras, jubilaciones y coparticipación para hacer frente a la crisis.
El superávit fiscal primario de octubre registró una caída del 73 por ciento con respecto al mismo mes del año pasado, y se ubicó en 702,2 millones de pesos. A raíz del aumento en el gasto público, el resultado sigue sin recuperarse. Esta expansión fiscal es contracíclica en el contexto recesivo, al impulsar la demanda agregada. Sin embargo, erosiona las cuentas públicas, lo que es marcado como una debilidad desde la ortodoxia. El dato mensual está en línea con el desempeño en el año, ya que en los primeros diez meses se registra una baja de 72 por ciento en el resultado. Desde el Gobierno afirman que es reflejo de un aumento en el gasto destinado a planes sociales y por transferencias de recursos a las provincias. Si se incluye el pago de intereses de deuda, el resultado fiscal (financiero) mostró un rojo de 1839 millones de pesos. El secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, fue quien presentó los números en conferencia de prensa.
Los ingresos totales en octubre fueron 21.111,4 millones de pesos, una suba del 5,7 por ciento con respecto al mismo mes del año pasado. Se debió en buena medida al buen desempeño en el IVA impositivo, que depende del consumo interno, las contribuciones patronales por la modificación del sistema de seguridad social, el impuesto a las ganancias y a los combustibles. Por su parte, el gasto primario ascendió a 20.408,7 millones. Representa un alza de 17,5 por ciento, superior al incremento en los ingresos, lo que explica la merma en el resultado. En el acumulado hasta octubre, el superávit primario es de 9398,5 millones, una caída del 72 por ciento. Pero el resultado financiero muestra un déficit de 6574 millones al año.
Las causas del alza en el gasto son diversas. Por un lado, las prestaciones de la seguridad social, a raíz del incremento de jubilaciones (que ronda el 20 por ciento en el año) y de la cobertura. Según afirman desde Economía, la transferencia de capital explica el 30 por ciento del incremento en el gasto, y está destinado en un 93,8 por ciento a las provincias y la ciudad de Buenos Aires. A raíz de ello, los giros a estos distritos se incrementaron en un 90,3 por ciento. Tienen como destino la realización de obras públicas y de infraestructura básica, financiadas con el 30 por ciento de las retenciones a la soja, a través del Fondo Federal Solidario. En el Palacio de Hacienda agregan que otros factores de peso fueron el alza en las remuneraciones y los emprendimientos en infraestructura vial y construcción de viviendas.
Desde el discurso ortodoxo, esta merma en el superávit es considerada como un signo de alarma. Por detrás, está la idea de la prudencia fiscal frente a los escenarios recesivos. Es una concepción similar a las recomendaciones del FMI o de los usuales voceros del establishment. Pero esta aparente fortaleza de las cuentas públicas que existiría en caso de no haber recorte en el superávit (o incluso incurrir en déficit) ha demostrado ser un elemento procíclico, que deprime aún más la actividad económica, con sus consecuencias sobre el empleo y los salarios, ya que sería el Estado el que disminuye el poder de compra para acumular billetes en sus arcas.
Además, la política fiscal expansiva de octubre está en línea con la postura tanto de países industrializados como subdesarrollados. Según un informe de la consultora Ecolatina, “las economías avanzadas incurrirán conjuntamente en un déficit fiscal cercano al 9 por ciento del PBI durante 2009”. Agrega que “Brasil duplicará el déficit respecto de 2008, llegando a 3,6 y China lo triplicará”. En la misma línea, Luciana Díaz Frers, directora de Política Fiscal del Centro de Investigación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), indicó a este diario que “el aumento del gasto no es preocupante, al contrario. El año que viene, que será más favorable, sí sería bueno una mayor prudencia fiscal”.
Al analizar los datos del mes desde el agregado de la economía y no en “clave contable”, surge un elemento adicional, y es que la expansión fiscal puede derivar incluso en mayor recaudación, al estimular previamente la actividad interna. Curiosamente, a veces el propio gobierno deja de resaltar el aspecto contracíclico de la política fiscal. “Este mes se ha revertido la tendencia decreciente que ha tenido el superávit”, fue el elogio que recibió el dato de octubre de parte del ministro de Economía, Amado Boudou.
Informe: Javier Lewkowicz.
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