Los anuncios del gobierno bonaerense de incorporar gendarmes y patrullajes aéreos para prevenir el delito no hicieron mermar la bronca de los vecinos de Wilde, al sur del conurbano, que ayer marcharon nuevamente a la puerta de la comisaría quinta en reclamo de justicia por el asesinato de la arquitecta y catequista Renata Toscano. La ira se apoderó de uno de ellos, un hombre mayor que golpeó a una chica del centro cultural Patas Arriba, que repartía en medio de la concentración volantes que decían “Educación + Trabajo = Seguridad”. “Son infiltrados y sé que les pagan para levantar carteles en contra de la represión”, le dijo a este diario Pablo, un joven que vio la pelea. Desde el otro grupo –que estuvo en las tres marchas anteriores– pedían “no criminalizar la pobreza” y mientras los echaban se oyó decir a uno: “Ellos piden mano dura, nosotros pedimos educación, trabajo, salidas inclusivas”.

La marcha, menos concurrida que las anteriores, estuvo convulsionada por este incidente sobre la calle Las Flores al 300. “Eran veinte chicos, todos con remeras rojas y los corrimos. Son de izquierda, quieren politizar todo esto”, continuó Pablo. A su lado, dos adolescentes como él, Damián y Sebastián, insistían en que eran “militantes pagos”. ¿Cuál era la consigna que llevaban sus carteles?, preguntó este diario. Los tres respondieron: “Pan y trabajo”.

El gobernador bonaerense, Daniel Scioli, dijo entender “la preocupación y la indignación de los vecinos, los que actúan de buena fe y sin especulaciones ni intencionalidad política”. Fuentes del gobierno, incluso, adjudicaron a punteros de Francisco de Narváez el fogoneo de los reclamos en Wilde. Por la tarde, el ministro de Seguridad, Carlos Stornelli, y otros miembros del gabinete se reunieron con quince vecinos de Wilde y les indicaron que serán recibidos por el gobernador la semana que viene para escuchar sus reclamos.

El jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez, anunció que se incorporarán efectivos de Gendarmería, elementos logísticos, patrullajes aéreos y operativos de saturación para aumentar la prevención del delito en zonas como Wilde. El reclamo de los vecinos parece más enfocado en la seguridad del barrio que en el esclarecimiento del crimen de Toscano, asesinada mientras intentaban robarle el auto. De hecho, no hay ningún detenido aún y la gente no parecía quejarse de ello.

Parados enfrente a la comisaría, Oscar y Dora, que se acababan de conocer, coincidían en todo como si hubieran leído el mismo guión. “Si no hacen leyes contra los menores esto se va agravar más”, decía él y ella completaba: “Vamos a seguir inseguros, si un pibe de 13 años anda con armas y roba”. ¿Qué opinan de la pelea que hubo con la gente que no quiere más represión? “Ellos nos quieren amedrentar, son infiltrados. Hay que sacarlos cagando”, propuso Oscar. Dora asentía. “Por ahí ellos se sienten reprimidos, es asunto de ellos. ¡Qué no vengan acá a politizar un reclamo justo!, ¡necesitamos más seguridad!”, dijo ella, mientras Oscar sonreía, como si le hubieran sacado las palabras de su boca.