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En el equipo de Roberto Lavagna se encendieron las primeras luces amarillas. Para el entorno del ministro, la suba de ayer del dólar no pasó desapercibida. La moneda estadounidense saltó cinco centavos y cerró a 2,82 pesos para la compra y 2,87 para la venta. Hubo fuertes subas en el mercado de futuros. Y si bien el tipo de cambio se venía ajustando en las últimas jornadas por el descenso de las tasas, los funcionarios sospechan de la actitud de los grupos de poder tras la nominación de Néstor Kirchner. Creen que los sectores económicos más poderosos quieren marcarle la cancha al nuevo gobierno.
Consultados por Página/12, operadores de tres bancos de primera línea coincidieron: el discurso del presidente electo en el Hotel Panamericano, anteayer, irritó a los financistas y generó dudas. Al mismo tiempo que Carlos Menem grababa su renuncia al ballottage, el santacruceño aseguró que en la década pasada hubo “privilegios inadmisibles, al amparo de un modelo de especulación financiera y subordinación política. Intereses que cooptaron el Estado y compraron la política”. En la city interpretaron que la definición de Kirchner los involucraba. Ayer, en el programa de Mirtha Legrand, el presidente electo volvió a hacer referencia a los banqueros utilizando un tono crítico (ver nota aparte).
Colaboradores de Lavagna hicieron hincapié en que ayer se notó una mayor demanda de dólares por parte de bancos y empresas, que hasta ahora preferían quedarse al margen. En Economía suponen que el descenso en el costo del dinero explica en parte el recalentamiento de la divisas. Pero también mencionan una ofensiva de los grupos de poder.
Los funcionarios quieren tomar precauciones y evalúan la manera en contrarrestar las presiones, en caso de que persistan. Es cierto que el Banco Central posee reservas suficientes para enfrentar una corrida. Pero sin llegar a esa situación, los lavagnistas se preguntaban anoche los efectos sobre las expectativas negativas sobre la sociedad en caso de un regreso de las turbulencias.
Después de la primera vuelta, en el equipo económico hubo sospechas de presiones en caso de que Menem no fuera el elegido. Existen diversos temas a los cuales los financistas vienen reclamando soluciones favorables, como las compensaciones. También se viene la reestructuración del sistema, y los banqueros pretenden tener total injerencia en ese asunto. Es decir, de las próximas decisiones oficiales no sólo dependen sumas millonarias sino también las nuevas reglas que regirán el negocio bancario. Desde las privatizadas aspiran a un rápido aumento de las tarifas. No es casual que financistas y empresarios evalúen el grado de debilidad del próximo gobierno tras la deserción de Menem. La cortesía inspiró a los banqueros a saludar al presidente electo. Aunque en Economía se preparan para vivir días de tensión.