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Desde su posicionamiento en el status de ex Viuda e Hijas de Roque Enroll, María Gabriela Epumer desarrolló dos carreras musicales en paralelo: una, como guitarrista de Charly García, es vertiginosa y la tiene al costado de la escena, discreta pero firme a los cambios de gabinete y vaivenes de personal decididos por Say No More. La otra, como cantautora solista, parece mucho más laboriosa y, acaso, abnegada. La nueva producción de esa “otra” carrera de Epumer es The Compilady, una compilación que reúne material de sus tres títulos como solista –Señorita corazón (1998), Perfume (2000) y el EP Pocketpop (diciembre 2001, editado entre las cacerolas y el helicóptero)– en nuevas y electrónicas versiones. Además, incluye remixes, grabaciones inéditas y en vivo (donde participan Los Gauchos Alemanes) y una interesante colección de videoclips, muchos de ellos con escasa rotación en las cadenas de TV, a pesar de tratarse de trabajos de animación de muy buen nivel. Ahora, aprovechando los descansos en la agenda de García, Epumer acaba de presentarse en el Teatro Regina –el jueves pasado, junto a Francisco Bochatón– y en Buenos Aires News, anoche. Para julio planea una presentación a solas en el teatro ND/Ateneo.
–¿Un compilado de nuevas versiones como The Compilady significa cierto revisionismo de la propia obra?
–Creo que es un plan bastante simple, en realidad. Mis discos solistas son complicados de conseguir: cada uno de ellos fue distribuido en forma bastante extraña. Y encima, después ninguno se volvió a fabricar, con lo que encontrar discos míos es bastante complejo. Quería que hubiera material mío en las disquerías y decidí editar en forma independiente –a través de su sello Mapu, como ya había hecho con Pocketpop– una compilación de nuevas versiones. Todo mientras compongo las canciones para el disco nuevo, que voy a preparar durante todo el año.
–¿Las nuevas versiones responden sólo a la conversión al formato electrónico?
–Me di cuenta de que en las canciones de mi primer disco Señorita corazón, por ejemplo, ya había un elemento electrónico muy fuerte. Así que busqué vueltas de rosca en los arreglos junto a Matías Mango. En realidad, en mi música no hay nada estable, puedo ir de la canción con piano a las bases electrónicas, o a cosas de hip hop. A veces el desafío, como en las distintas colaboraciones con Fernando Kabusacki, es pasar de formatos maquinosos a otros más fuertes para el vivo.
–¿La inclusión de seis videos en el CD es una “oficialización” de los clips dentro de su obra?
–Sí, absolutamente. No tomo a los videos como productos para la promoción. Los que usan animación me parecen alucinantes, y como en general no tuvieron una rotación importante por la tele –más allá de algunas pasadas por MTV o MuchMusic– son trabajos que para la mayoría de la gente son desconocidos. Y es una lástima porque están muy buenos, así que los incorporé en el CD. Está el clip de los temas “Otro lugar”, que grabé en el glaciar Perito Moreno; “Foxtrot”, “Desierto corazón”, que es del 2000, en vivo; “Señorita corazón” que no tiene el audio original de la canción sino el primer demo, de 1995; y los de animaciones “Despacio” y “Día de amor”, que me encantan.
–¿Qué significó ser la única integrante de la banda de Charly García en continuar en el grupo, después de los cambios de integrantes posteriores al disco Influencia?
–Yo siempre me adapto a los cambios de Charly, él decide y dirige. El año pasado trajo a estos chicos de Chile y ahí estamos. La banda suena bien, pero como ellos viven allá la conexión entre todos es menos directa. Salvo en los shows, claro.
–Y en el plano estrictamente musical, al incorporar García otro guitarrista, ¿su lugar en la banda sigue siendo el mismo?
–Al principio estaba más pasándoles los acordes, y haciendo esas cosas. Pero en ese sentido nada cambió, sigo manteniendo mi espacio.