ECONOMíA › DóLAR A 8,58 PESOS EN EL MERCADO ILEGAL
› Por Raúl Dellatorre
El valor del dólar ilegal informado por los “cueveros” que operan en el mercado negro se retrajo ayer hasta los 8,58 pesos, completando así un ciclo de un mes, desde el 22 de abril, cuando superó el valor de 8,65 e inició una trepada hasta los 10,45 pesos (8 de mayo), para entrar posteriormente en pendiente descendente. El paseo les puede haber salido caro a los que se subieron al tren desbocado del “dólar blue” después del 25 de abril, cuando el valor ilegal de la divisa superó los 9 pesos. Seguramente más que por necesidad, quienes pagaron entre 9,20 y 10,45 en esos días deben haber tenido la ilusión de la subida permanente en el paralelo, alimentada por consultoras como Economía & Regiones (Rogelio Frigerio nieto), que pronosticó un dólar de 12 pesos para antes de fin de año.
En las últimas tres jornadas (desde el viernes hasta ayer), la baja en el dólar paralelo también se vio reflejada en los bonos de la deuda pública en dólares. El Bonar 2013 cayó 2,6 por ciento (amortiza en dólares el próximo 12 de septiembre), el Boden 2015 bajó 2,1 por ciento (a 7,60 pesos por dólar a pagar en dos años) y el Bonar 2017 el 1,6 por ciento (a 7,035 por dólar). Los dos últimos acumulan una baja cercana al 4 por ciento desde el jueves pasado. Son una alternativa de ahorro dolarizada, pero a mediano y largo plazo, hasta ahora poco utilizada por el público en general aunque muy accesible para quienes están bancarizados.
Los argumentos del “mercado” para explicar la caída del 14,5 por ciento en la cotización del dólar marginal en apenas seis jornadas (desde los 10,03 pesos del 13 de mayo a los 8,58 de ayer) van desde “cautela a la expectativa de definiciones del blanqueo, del que puede surgir un nuevo tipo de cambio”, hasta “el temor a las patotas de Guillermo Moreno”.
Según la primera explicación, al régimen de regularización de capitales líquidos se le atribuye la virtud de ser capaz de provocar un cambio de expectativas, ya que podría “legitimar un dólar semioficial” más alto que el oficial de 5,25, pero más bajo que el de 9 o 10 pesos del paralelo. Supuestamente, ése sería el resultado de la creación de los nuevos instrumentos de pago dolarizados (Cedin y Baade) que comenzarán a circular con la implementación del régimen de exteriorización de capitales. Si así ocurriera, la actual caída del “blue” sería, en realidad, la toma de ganancias de quienes les vendieron dólares a incautos que creían estar defendiendo sus ahorros comprando a un precio 50, 60 u 80 por ciento más caro que el oficial. Valor, este último –vale recordar–, que es el que sigue aplicándose a toda operación de exportación e importación legal y al que se vende para turismo en el exterior a quienes son autorizados a comprar por la AFIP.
La segunda explicación, la del “temor a las patotas”, merece un párrafo aparte. Citando como fuente a los propios operadores del mercado negro, un importante medio nacional señalaba que éstos informaban ayer que “nos ponemos de acuerdo en un valor (de venta diaria) que no irrite al Gobierno”, convalidando una baja gradual de la cotización “ante una presión oficial por controlar la cotización del billete que no cesa”. No deja de ser curioso que quienes operan en un mercado ilegal se quejen de la presión del Gobierno por controlarlos. Al menos, reconocen que el precio surge de un acuerdo entre vendedores (cartelización) y no de un mercado libre, como pretenden otras veces los mismos medios que los utilizan como fuente en sus comentarios.
Ambas explicaciones coinciden en darle carácter circunstancial a la baja del paralelo, sugiriendo que puede volver a subir. Esta última posibilidad no ha desaparecido, dado que se trata de un valor referencial manejado como elemento de presión para provocar inestabilidad y empujar al Gobierno hacia una devaluación. Un propósito que no se puede dar por diluido. Las oscilaciones a las que puede llevar esta conducta son impredecibles. Pero también comienza a ser evidente que valores que están más de un 50 por ciento por arriba del dólar oficial son producto de una burbuja antes que de una demanda insatisfecha. Lo que no está claro es si el descenso al que se asiste en estos días es el reventón de la burbuja o si habrá que seguir esperando, para que efectivamente ocurra, pasar por otras etapas en este paseo en “dólar blue”.
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