ECONOMíA

El control a los capitales puede ser aún más exigente

Fue la advertencia que ayer lanzó el ministro Roberto Lavagna en un almuerzo empresario. “El mecanismo que impusimos es flexible y, si hace falta, pondremos otro más estricto.”

 Por David Cufré

De ser necesario, el control al ingreso de capitales será más exigente. El Gobierno obligará a inmovilizar un porcentaje del dinero que llegue al país para inversiones financieras, sin que sus dueños reciban ninguna remuneración por ello. “El mecanismo que impusimos es flexible y si hace falta pondremos otro más estricto, como el de Chile”, reveló ayer Roberto Lavagna, en una respuesta contundente a las críticas del secretario del Tesoro de Estados Unidos, John Snow, y de dirigentes locales, como Ricardo López Murphy. El ministro de Economía eligió defender la medida y prometer más dureza en cuanto se lo requiera en un ámbito empresario. Fue durante un almuerzo de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), que congregó a 400 ejecutivos, más del doble de la media habitual.
El interés de los empresarios por escuchar a Lavagna era notorio. En algún punto sucede lo mismo que antes ocurría con las presentaciones de Domingo Cavallo. La expectativa es similar, sólo que ahora se espera escuchar otras cosas y se dicen otras cosas. Alejandro Preusche, desde hace dos meses presidente de ACDE, reconoció por ejemplo que “en gran medida los males que padece nuestra sociedad son el resultado de conductas de dirigentes que no hemos tenido en cuenta el bien común”. Y defendió al Gobierno al sostener que “hoy estamos en una situación institucional mucho más sólida que la del año pasado”, aun cuando “sé que muchos de ustedes pueden estar descontentos porque sus reclamos individuales o sectoriales no han sido atendidos”.
Lavagna avanzó en los cuestionamientos a la dirigencia, incluida la empresaria. “Mi mayor preocupación es la enfermedad ideológica que existe en buena parte de la dirigencia argentina, y que por cierto tiene su correlato internacional”, indicó, antes de contar que “hace unos días el (diario inglés) Financial Times publicó un artículo sobre la Argentina que dice que la primera medida económica del Gobierno fue el control de capitales”. La queja del ministro fue que “todo pasa por un tamiz exclusivamente financiero”, mezcla de “intereses e ideología”.
Antes de llegar a ese punto, Lavagna había hecho un repaso a los temas que dominan la agenda económica. Su primer comentario fue que “no nos interesan los capitales de corto plazo”, de ahí que se hayan bloqueado las inversiones especulativas. El jefe de Hacienda recordó que un informe del FMI constata que “no hay ninguna correlación entre la apertura a los capitales de corto plazo y el crecimiento”. A modo de ejemplo, recordó los casos de “China e India, que son economías cerradas y en crecimiento, a diferencia de países como Jordania, Ecuador y Sudáfrica, que son abiertos y no crecen”. Su conclusión fue la contraria a la de López Murphy: la entrada de capitales golondrina no favorece el crecimiento, sino que lo afecta. Y entonces fue que sostuvo que, de ser necesario, los controles se harán más duros, obligando a los inversores externos a efectuar depósitos que no cobrarán intereses.
Otro argumento que rebatió Lavagna fue que los controles generen un ambiente contrario a la inversión. La ganancia de competitividad por la mejora en el tipo de cambio es lo que promueve las inversiones, evaluó. Y subrayó que en el último trimestre de 2002 y el primero de 2003, la inversión creció 10 por ciento cada vez. Igualmente, su concepción sobre cuál debe ser el desarrollo económico difiere de la que existía en los ‘90. “Yo prefiero no caer en la tentación de un crecimiento anual del 10 por ciento, como se dijo alguna vez, sino generar un crecimiento estable y sostenido”, puntualizó, en un contrapunto con la era Cavallo. El ex ministro se opuso tajantemente en los ‘90 a imponer controles a los capitales especulativos, aprovechando su impulso inicial, pero pagando las consecuencias con el estallido traumático de la convertibilidad.
Lavagna indicó que “la economía hoy crece a una tasa del 5,4 por ciento y, a este ritmo, calculamos un sendero de crecimiento futuro que se ubicará en el orden del 4,5 por ciento anual”. A esa velocidad, “los ingresos de los argentinos se duplicarán cada 15 años”, concluyó.

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Roberto Lavagna, durante el almuerzo que compartió en la Asociación de Dirigentes de Empresa.
 
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