Sáb 05.09.2015

ECONOMíA  › LOS MINISTROS DE FINANZAS Y LOS BANQUEROS DEL G-20 ANALIZARON LA CRISIS INTERNACIONAL

Renace el temor a una guerra de monedas

La inestabilidad de China fue el tema central en la primera jornada de la Cumbre del G-20 que se está llevando adelante en Ankara. El secretario del Tesoro de EE.UU. instó al gigante asiático a “abstenerse de toda devaluación competitiva”.

El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y el secretario de Finanzas, Pablo López, en la “foto de familia” del G-20.

La inestabilidad bursátil y económica de China fue el tema central en la primera jornada de la Cumbre del G-20 que se está llevando adelante en Ankara, a la que asisten los ministros de Finanzas y banqueros centrales. Tal y como lo había anunciado, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jack Lew, instó al gigante asiático a abstenerse de toda devaluación competitiva. “China debe permitir que su tipo de cambio refleje los fundamentos económicos, evitar las distorsiones cambiarias persistentes y abstenerse de toda devaluación competitiva”, dijo Lew, según un comunicado, a su homólogo chino, Lou Jiwei, durante una reunión bilateral. A su vez, la probable alza de la tasa de interés en Estados Unidos fue otro de los temas clave de la cumbre, que seguirá hoy.

Más allá de la advertencia de Estados Unidos a China, los participantes del G-20 buscaron tranquilizar los ánimos y transmitir confianza, sobre todo a los mercados. “El ambiente no es en absoluto poner a China en el banquillo de los acusados”, aseguró uno de los funcionarios asistente a las reuniones, quien dijo tener “confianza plena” en la capacidad del gobierno chino para gestionar la desaceleración. No obstante, China “debe comunicar de forma más clara”, estimó esta fuente, haciendo referencia a cierta confusión creada tras la devaluación del yuan en agosto. El objetivo es evitar que los países intenten superar la crisis sin una estrategia coordinada y apelen a la “guerra de monedas” para tratar de trasladarles los costos a los demás, ganando competitividad.

Por su parte, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, llamó a los países emergentes a ser “vigilantes” ante los efectos de la ralentización en China, que se refleja en reiterados brotes de pánico en las Bolsas y fuertes caídas de los precios del petróleo y otras materias primas.

Después de que Draghi dijera el jueves no tener ningún límite para apoyar a la economía de la Zona Euro, ahora los ojos se vuelven hacia su homóloga de la Fed, Janet Yellen. La publicación ayer de cifras sobre el empleo en Estados Unidos, menos buenas de lo previsto, no ayudó en nada para despejar la incertidumbre sobre un alza de las tasas de la Fed en septiembre. Semejante decisión podría estar justificada por la solidez de la economía norteamericana, pero enviaría una onda de choque a países emergentes, algunos de los cuales, como Brasil y Rusia, ya tienen serias dificultades.

Un endurecimiento monetario en Estados Unidos tendría un efecto de “aspirador” de capitales, atraídos por mejores rendimientos, en detrimento de la estabilidad financiera de las economías emergentes ya afectadas por la caída de las cotizaciones de las materias primas. También se fijarán estrategias en la lucha contra las prácticas de evasión fiscal de grandes multinacionales.

Saliendo de la esfera puramente económica, los responsables reunidos en Ankara abordaron la crisis migratoria en Europa. “Hablamos por primera vez del tema de las migraciones, en el marco de las migraciones laborales”, dijo a la prensa el ministro turco de Trabajo, Ahmet Erdem. “Si tomamos en cuenta el rápido envejecimiento de la población mundial y una posible escasez laboral en un futuro, creo que este tema será discutido aún más en las reuniones del G-20 en los próximos años”, auguró Erdem. El secretario general de la OCDE, Angel Gurria, llamó por su parte a apoyar una propuesta estructurada y ambiciosa del presidente francés, François Hollande, y la canciller Angela Merkel sobre cuotas obligatorias de acogida de migrantes en los países de la Unión Europea.

Los participantes también buscarán coordinar mejor la lucha contra la financiación del terrorismo, un tema candente y en particular en Turquía, país vecino de Siria, donde los jihadistas del grupo Estado Islámico controlan numerosos territorios. Francia tratará por su lado de movilizar fondos contra el calentamiento climático, en vísperas de la gran conferencia sobre el clima (COP 21) que se realizará en París a fin de año.

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