Miércoles, 21 de septiembre de 2016 | Hoy
ECONOMíA › LA MISIóN DEL FONDO SIGUE SU VISITA A MINISTROS Y SECRETARIOS
El jefe de la comitiva, Roberto Cardarelli, recibió ayer el informe de la Subsecretaría de Comercio Exterior en los primeros pasos del proceso de supervisión del Artículo IV. También se verá con Abad y Sturzenegger.
Por Tomás Lukin
La misión del Fondo Monetario Internacional que se encuentra en Buenos Aires para realizar la primera auditoría de la economía argentina en una década se reunió ayer con funcionarios del Ministerio de Producción. El jefe de la comitiva que estará hasta fin de mes, el economista Roberto Cardarelli, mantuvo un encuentro con el subsecretario de Comercio Exterior, Shunko Rojas. La supervisión del Artículo IV es un requerimiento para los países miembro del Fondo que Argentina suspendió en 2006 tras el pago anticipado de la deuda. Desde el Gobierno de Mauricio Macri presentan la visita del organismo multilateral como un paso más en el proceso de reinserción plena en el mercado financiero internacional, aunque aseguran que no tienen previsto solicitar financiamiento. El producto de la estadía de la comitiva que todavía debe reunirse con gran parte del Gabinete, cámaras empresarias, referentes de la oposición y consultores privados, será un informe del directorio del FMI que se conocerá en noviembre. Desde el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) advierten que los informes del organismo se caracterizan por una visión neoliberal de la economía y que sus proyecciones sobre el crecimiento futuro suelen ser erradas.
El Artículo IV representa una supervisión técnica de la economía local, pero esos informes operaron a lo largo de la historia como mecanismos de legitimación para implementar políticas fiscales, monetarias, laborales y cambiarias ortodoxas que no necesariamente son exigidas por el organismo. El gobierno espera cuestionamientos livianos sobre algunos puntos de la economía, como el frente fiscal y la dinámica inflacionaria. Los documentos de esas “consultas” suelen hacer sugerencias para la reorientación de las políticas. Anteayer, el enviado del FMI dialogó con autoridades de la UIA, funcionarios del Palacio de Hacienda y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. La agenda de Cardarelli contempla, entre otros eventos, un encuentro con el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, el próximo viernes, y un convite con el titular de la AFIP, Alberto Abad, el lunes. La próxima semana se suma a la comitiva el director del FMI para el Hemisferio Occidental, Alejandro Werner.
Los reportes elaborados por las misiones como la que encabeza Cardarelli complementan las opiniones generales del FMI sobre los países contenidas en el Panorama Económico Mundial. Allí el organismo presenta sus estimaciones cuantitativas y cualitativas sobre el comportamiento macroeconómico de los países miembro. Existen dos versiones al año de ese trabajo que se presenta en octubre y, luego, una revisión en abril.
A pesar de la reputación que tienen entre analistas e inversores, al momento de su difusión los cálculos del FMI se transforman en una herramienta política donde se expresan los intereses del organismo dirigido por los países centrales antes que un análisis acabado de la coyuntura local, regional e internacional que atraviesan los distintos países. Las proyecciones para el PBI de la Argentina forman parte de esa lógica: a comienzos de siglo, los guarismos del FMI prometían que las políticas de ajuste exigidas a cambio de los créditos serían acompañadas por una reactivación, mientras que a lo largo de la última década donde el vínculo con el país se redujo tras la cancelación anticipada de la deuda, el staff del organismo subestimó sistemáticamente el crecimiento.
Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) advirtió que “los errores en la estimación del crecimiento por parte del FMI fueron por la ‘positiva’ o sobreestimando el crecimiento en los años recesivos de 2000, 2001 y 2002 (7,97 puntos porcentuales por encima) mientras que entre 2002 y 2015 (sin considerar las excepciones en 2008, 2012 y 2013), esos errores mostraron una subestimación del crecimiento en 3,16 puntos porcentuales promedio”. El documento elaborado por ese grupo de investigadores consideró que esa sucesión de errores “mantienen una llamativa coherencia” y que “durante el período de gobiernos kirchneristas -enfrentados a la supervisión del FMI en la economía-, lo proyectado por el organismo fue siempre menor -y en algunos años negativo- respecto del real crecimiento del PBI”. Para este año, las primeras estimaciones del Fondo indicaron una caída de 1 por ciento, que luego fue corregida a una caída del 1,5 por ciento en septiembre. Para 2017, no obstante, la estimación es optimista: proyectan un crecimiento de 2,8 por ciento.
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