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Las relaciones con el FMI quedarían virtualmente congeladas hasta fin de año, cuando se intentará negociar un nuevo acuerdo para 2005. Mientras tanto, el Gobierno utilizará los 1200 millones de dólares que acumuló en el tesoro del Banco Nación para cubrir los vencimientos con los organismos internacionales. El plan para salir del default seguirá adelante. A partir de la primera semana de septiembre se lanzará el canje de los bonos en default por los nuevos con quita. Después de dar a conocer un documento lapidario sobre la actuación del FMI durante los últimos años, el equipo económico considera esa sucesión de hechos como el escenario más probable en este momento. Las declaraciones de ayer del subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, John Taylor, estuvieron en la misma sintonía.
“Todos quisiéramos que estas cosas avanzaran más rápidamente, pero no hay forma de que un grupo externo como el FMI o los Estados Unidos” tenga injerencia en las discusiones entre la Argentina y sus acreedores, expresó el funcionario, quien es un actor clave en este proceso. Fue una manera diplomática de declararse neutral. Como siempre que el agua llega a la mitad del vaso, sus palabras pueden interpretarse como una buena o una mala noticia. Cerca de Lavagna tendieron a interpretarla como positiva, porque el Tesoro no está adhiriendo a la postura intransigente del FMI. Pero también es cierto que en las dos revisiones anteriores del acuerdo, la intervención de Taylor fue clave para destrabar los conflictos en favor de la Argentina.
Como en esta oportunidad el Departamento del Tesoro se hace a un lado, en Economía admiten que la negociación con el FMI probablemente quedará estancada. Lavagna les dijo anteayer a un grupo de economistas Sub-40 que no hay por qué suponer que el FMI aprobará la tercera auditoría del acuerdo el mes que viene, sino que habría una impasse más larga hasta diciembre. La evaluación de este estado de situación varía según el interlocutor. El equipo económico intenta restarle trascendencia, en el Banco Central se declaran “muy preocupados” y consultores de la city dicen que la clave será el resultado del canje de deuda.
El Ministerio de Economía ratificó ayer por la tarde, a través de un comunicado, que continúa con el proceso de reestructuración de deuda, sin modificar su propuesta. “La Argentina avanzó simultáneamente en varias jurisdicciones en los trámites para la implementación del canje, a fin de cumplir con los requerimientos regulatorios en cada mercado, incluyendo los Estados Unidos, Italia, Alemania y Japón”, destacó.
Taylor se distanció de las presiones del Fondo para que se mejore la propuesta a los acreedores. “Sería mejor para los tenedores de deuda y para Argentina resolver el asunto, pero estas cosas llevan tiempo”, dijo. El funcionario también justificó la demora del FMI en aprobar la revisión de las metas. “No es como si hubieran dejado de hablar” con el gobierno argentino. “No han fijado una fecha para terminar la evaluación, de modo que aún sigue”, agregó.
El documento crítico sobre el FMI da un par de pistas de cuáles son las diferencias con el organismo, más allá de su reclamo de mejorar la oferta a los acreedores y de que haya avances en la renegociación con las privatizadas. El informe dice que “hasta hace poco tiempo, los técnicos del FMI estuvieron reclamando elevar el superávit fiscal primario y adoptar políticas que aprecien la moneda local, de manera tal de aumentar la capacidad de pago”. Ninguna de esas medidas será adoptada, dicen en Economía, adonde también confiesan que la expresión “hasta hace poco tiempo” opera como una suerte de eufemismo diplomático, pero que, en verdad, la presión en esa dirección sigue hasta el presente.