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Aunque mejoraron un poco respecto de los guarismos de 2002, los datos recogidos por el Indec demuestran que el crecimiento económico observado en los últimos tiempos no alcanza para mejorar la distribución del ingreso. Incluso, desde la devaluación, los sectores que más han perdido son los más bajos y los medios, en detrimento de los altos, que fueron los únicos que consiguieron incrementar el tamaño de su porción de torta.
Los datos surgen de un trabajo realizado por la consultora Equis, que conduce el sociólogo Artemio López, a partir de los últimos datos procesados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec que corresponden al cuarto cuatrimestre de 2003.
Suena paradójico, pero tras la devaluación de 2002 el esquema de distribución del ingreso no logró quebrar la lógica instalada a partir de la dictadura militar a la convertibilidad, cuando los sectores altos resultaron los grandes beneficiarios de las políticas económicas. Desde la salida de la convertibilidad, “todos los estratos de perceptores de ingreso, con la sola excepción del estrato alto, perdieron participación en el ingreso nacional”, según explica el trabajo de López.
En apenas dos años, el segmento de ingresos más bajos cayó un 27,7 por ciento en su participación en el ingreso, si se toman en cuenta los datos de 2001 y los de fines de 2003. Con todo, en términos absolutos, fue el estrato medio el que perdió mayor caudal de participación durante la etapa posdevaluación, transfiriendo ingresos al estrato alto. Los sectores medios perdieron un 26,5 por ciento su participación, en tanto que los estratos altos la incrementaron en un 13,2 por ciento.
En el trabajo de Equis se explica: “La contracara necesaria de esta estrechez de segmentos medios resulta la aparición creciente de la nueva pobreza sostenida en los sectores medios declinados por ingresos, que como modalidad específica de pobreza no existía en la sociedad argentina de los años ‘70 y que atrapaba al 25 por ciento de la población en el año 2000, tras un cuarto de siglo de iniciado el ciclo de valorización financiera”.
En el trabajo se llama “valorización financiera” al ciclo iniciado con la dictadura militar en el que se interrumpió la protección industrial. Estos nuevos pobres en los que hace hincapié el estudio resultan integrantes de hogares de clase media que ahora se encuentran con un ingreso promedio por debajo de los 200 pesos mensuales por persona.
A partir de la devaluación dispuesta en 2002, el crecimiento del PBI se estiró a niveles record, se generaron miles de puestos de trabajo privados por mes y, luego del primer salto, también se consiguieron bajar los índices de pobreza e indigencia. Sin embargo, según marcan los números oficiales, todavía no consiguió quebrarse la lógica de la regresividad distributiva, una realidad que el Gobierno intenta remedar con un generoso reparto de planes sociales y los aumentos a las jubilaciones y a los haberes más bajos.