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Por qué se enoja Berlusconi
Por Artemio López *
En las elecciones europeas de este año votaron 155 de los 350 millones de votantes empadronados en los 25 miembros de la Unión. Forza Italia logró la mayoría de los votos, pero retrocedió en relación con las elecciones de 2001: la coalición de centroderecha que lidera Silvio Berlusconi perdió cuatro millones de votos. Los analistas de opinión más serios observan en esta caída una deconstrucción notable del núcleo electoral duro de Forza Italia. Así, los estudios poselectorales permiten saber que en 2001 la apoyatura básica de la coalición de derecha triunfante fueron los trabajadores independientes, los asalariados bajo relación de dependencia, los jubilados, las amas de casa y los pequeños y medianos industriales, que conformaron un electorado de nivel educativo medio y de muy diversos segmentos etarios, con fuerte impronta en jóvenes y adultos medianos, de 18 a 45 años de edad.
Tras los tres años de gestión de Forza Italia, caído el sueño del rápido retorno a los altos niveles de consumo previos a la crisis de fines de los años ’90 y con una sensación de ritmo inflacionario notablemente superior al que publican los medios –en manos muchas veces del propio Berlusconi– esa coalición de 2001 se vio reducida en 2004 a un electorado de edad mediana y avanzada, 45 años y más, bajo nivel educativo (estudios primarios o medios incompletos) y amas de casa, perdiendo el voto de los trabajadores asalariados, los independientes y los pequeños y medianos industriales de niveles de educación media.
Así las cosas, la popularidad de Berlusconi medida por Ipsos Internacional tuvo la evolución que marca el gráfico. Es en esta perspectiva de caída vertical de la confianza, que debe ser leído el endurecimiento del gobierno italiano y en particular del mismo Berlusconi, respecto al canje de deuda argentina, un intento sin rubores de utilizar la problemática de otros países –en especial los más debilitados– para impactar positivamente en la política doméstica, intentando captar parte del electorado perdido.
Así piensa y actúa la derecha italiana gobernante subordinando decisiones de política internacional a sus necesidades electorales, maniobra elemental sostenida a la distancia por el tradicional coro de bufones de la derecha gaucha, que invierte grotescamente el razonamiento para responsabilizar al presidente Néstor Kirchner de la utilización doméstica de los intereses de política internacional. Da un poco de asquito, ¿no?
* Director de la Consultora Equis.