EL PAíS › DOS MIL DESOCUPADOS DEL CONURBANO REPARAN ESCUELAS
Piqueteros pintan y refaccionan
Fue una idea de los piqueteros y coordinada por el Estado, que puso los materiales.
Ellos buscaron los centros de salud y escuelas que necesitaban ayuda y consiguieron más material.
Por Laura Vales
Cerca de 2 mil piqueteros del conurbano están realizando obras de refacción en escuelas y centros de salud. El emprendimiento fue coordinado con el Estado, que puso los materiales de construcción, mientras que las organizaciones se hicieron cargo de la mano de obra. Los trabajos comenzaron el jueves y terminarán esta tarde.
Juan Manuel Pacheco, desocupado, 26 años, es coordinador de las obras en una de las escuelas. Formoseño, Pacheco dejó su provincia hace tres años para venir a Buenos Aires a buscar empleo. No lo consiguió y, en cambio, con el correr del tiempo, se integró al Movimiento Resistir y Vencer.
“Para arreglar la escuela hablamos con la directora”, cuenta. “El jueves vinieron algunos padres y después de conversar nos consiguieron pintura para dos aulas más.” La EGB 15 donde están trabajando queda en La Cañada, un barrio de Bernal Oeste con altos niveles de pobreza. El colegio tiene un comedor que usan sus 340 alumnos: este año, toda la matrícula pidió ser tenida en cuenta para comer en la escuela. Por lo demás, la EGB está tan falta de recursos que para las fiestas patrias, dice la directora, si quieren hacer un acto un maestro debe llevar de su casa un grabador y otro, conseguir los parlantes.
La responsable del colegio se llama Mabel Trapani. Mientras en el pasillo de la escuela los piqueteros dan la segunda mano de látex a la pared, ella y su vice hablan con Pacheco y un grupo de desocupados. “Es bienvenido que ayuden a una escuela que estuvo abandonada tanto tiempo. Además es una forma de reivindicar las actitudes de ustedes, de mostrar que no sólo cortan la ruta, porque la gente se enoja. Yo también más de una vez me enojé porque los métodos de ustedes no los comparto para nada”, opina la directora. Pacheco no debe tener ganas de polemizar. Cada tanto asiente o se rasca con la uña alguna manchita de pintura de la remera. La directora continúa; dice que, en realidad, ella cree que ellos “tienen derecho a la protesta porque están en desigualdad de oportunidades. Como los chicos de acá, porque vamos a reconocer que equidad, lo que se dice equidad, no hay”.
“Teníamos la membrana para las goteras hace un montón, pero no había nadie que la colocara”, interviene la vicedirectora.
En el edificio, los desocupados (unas cuarenta personas, tanto mujeres como varones) calafatearon los techos, pintaron el exterior, los pasillos y cuatro aulas.
Trabajos similares se realizaron en 220 edificios, entre ellos salas de primeros auxilios y comedores comunitarios. Participaron de la campaña el Resistir y Vencer, el Frente Barrial 19 de Diciembre, el Movimiento Octubre, el Frente de Desocupados Eva Perón y agrupaciones barriales. La compra de los insumos corrió por cuenta del Ministerio de Desarrollo Social. Después, como en el caso de Bernal, hubo pequeños aportes de padres o de los propios colegios una vez que comenzaron las obras.
Para las organizaciones de desocupados, el objetivo principal fue afianzar su presencia en los barrios. “Buscamos una forma de vincularnos, especialmente con los padres y la comunidad educativa”, señaló Gabriel Rodríguez, del Resistir y Vencer. Para decidir las refacciones debieron llevar a cabo un relevamiento con reuniones previas en los colegios y centros de salud. Los piqueteros buscaron acercarse a las escuelas a las que mandan a sus chicos. Si bien en algunos lugares hubo autoridades que prefirieron solicitar la autorización del Consejo Escolar, la mayoría de los directores resolvió el tema directamente y con buena disposición. “Es que, en general, el que está al frente de un colegio está involucrado con las necesidades del barrio y entiende el valor de que la sociedad se organice.”
Las organizaciones impulsarán una segunda etapa de las obras de refacción realizadas en estos días en el conurbano. A raíz de la campaña recibieron una gran cantidad de pedidos para arreglar otros edificios. Las solicitudes fueron recibidas como un reconocimiento, pero también prendieron una señal de alarma. Como otras iniciativas que apuntan a reconstruir los lazos sociales, este tipo de tareas pone a las agrupaciones frente al debate de cómo defender la cultura del trabajo sin convertir a los desocupados en trabajadores sin derechos. “No queremos ser mano de obra gratis. La campaña tiene un objetivo político y una duración limitada en el tiempo. Apunta a reconstruir la solidaridad, pero no puede extenderse de cualquier manera”, dice Rodríguez.