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En el segundo día de la gira, Guillermo Nielsen la pasó peor que sus compañeros en el equipo económico Leonardo Madcur y Sebastián Palla. Mientras el secretario de Finanzas expuso el canje de la deuda en Italia, el país donde la operación presenta la mayor resistencia, los otros dos funcionarios estuvieron en la más tranquila y ordenada Alemania. Al mismo tiempo que Nielsen inauguraba sus encuentros con acreedores, el viceministro de Economía italiano, Gianluigi Magri, calificó la oferta de “estafa”. “Argentina nos está tomando del pelo”, acusó Magri al afirmar que, dado el fuerte crecimiento económico de los últimos años, la administración Kirchner podría mejorar la propuesta a los acreedores. A pesar de estas declaraciones, en el Gobierno hubo tranquilidad por la escasísima marcha de bonistas por Roma (ver nota aparte). El segundo día del canje también se trasladó a la city: los fondos comunes de inversión recibieron cientos de llamados de sus clientes.
El viceministro italiano, en declaraciones a una radio romana, aprovechó la visita de Nielsen y subió el voltaje en la pelea por la deuda: “Los ahorristas tienen una sola posibilidad: rechazar en bloque esta propuesta. Así se obligaría a la Argentina a una negociación de buena fe, que nunca ocurrió”. Ante el arribo de Nielsen y la apertura del canje, la administración Berlusconi salió a jugar muy fuerte en contra de la operación. La cancillería italiana, por ejemplo, convocó al embajador argentino en Roma, Victorio Taccetti, para manifestarle las preocupaciones en torno de la operatoria.
La férrea oposición a la oferta y el clima hostil en Italia también quedaron explicitados durante los encuentros privados de Nielsen con los representantes de los acreedores y por las manifestaciones públicas de los bonistas. “El ofrecimiento de Argentina fue totalmente rechazado”, contó Elio Lannutti, de Adusbef, un nucleamiento que representa a varias organizaciones de defensa del consumidor, no bien terminó el encuentro con el secretario de Finanzas.
En Alemania, la llegada de Madcur y Palla tuvo un perfil más bajo. En Francfort tuvieron encuentros con acreedores. Acaso el único trago amargo haya sido que el Commerzbank, uno de los bancos líderes de la plaza financiera germana, publicó ayer un informe afirmando que la adhesión alcanzaría tan sólo al 50 por ciento. Y mencionó que la perspectiva de algunas consultoras de que podría alcanzar al 75 por ciento “es muy ambiciosa”.
Durante la jornada, ambos funcionarios se reunieron con representantes de Dresdner Bank Lateinamerika, Deutsche Bank, Commerzbank, DZ Bank (cajas de ahorro de cooperativas agrarias), Deka Bank (cajas de ahorro populares) y de Union Invest (fondo de inversiones). Al final del día, a Palla le tocó la misión de formular los comentarios de rigor: “las conversaciones fueron constructivas y productivas”. Y dijo sentirse “satisfecho” por las primeras reuniones encaradas por el equipo económico. Esta mañana, Madcur y Palla aterrizarán en Munich y posteriormente en Suiza. Por su parte, a Nielsen le faltan cubrir las ciudades italianas de Verona y Milán antes de dirigirse a Nueva York para cerrar la gira, hacia fines de mes.
Respecto de Japón, el Gobierno definió ayer las condiciones que tendrán los bonos en yenes (Samurai) que se les ofrecerá a los inversores nipones, que tienen el 3 por ciento de la deuda en default. Todavía falta la autorización de la comisión de valores local para llevar a cabo ese tramo del canje.
En tanto, en la city continuaron ayer las operaciones para acercar bonistas al canje. Los fondos comunes de inversión (FCI), que decidieron plegarse a la reestructuración, tuvieron que incorporar personal extra para atender las llamadas telefónicas de sus clientes. Los ahorristas de los FCI tendrán tiempo hasta el próximo viernes 28 para decidirse. Página/12 preguntó en dos importantes compañías y las fuentes remarcaron un escenario similar: que los clientes se comunicaron para conocerdetalles del canje pero estiman que el rechazo será mínimo. Las preguntas más comunes estuvieron relacionadas con cómo pueden hacerse de los nuevos bonos, una vez finalizada la reestructuración, y la manera de entrar a la operación comprando bonos en pesos en lugar de los Par en dólares que les ofrecen los FCI. En este caso, los inversores deberían cancelar su cuotaparte en la empresa y adherir al canje por su cuenta. Se calcula que los FCI poseen alrededor de 600 millones de dólares de papeles en default.
Por el feriado en los Estados Unidos (homenaje a Martin Luther King), el mercado financiero estuvo muy restringido. El Banco Central ni siquiera necesitó intervenir para mantener el dólar en 2,95 pesos. Algunos bonos en default mostraron bajas importantes, de hasta 4 por ciento en los Globales, debido a que los inversores arbitran esos títulos con otros, también en default pero más baratos, para ingresar al canje.