El acuerdo con el FMI dejó de ser una misión imposible. Esa es la conclusión de Roberto Lavagna de sus reuniones del fin de semana con las autoridades del organismo y del lunes con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, John Snow. El ministro presentó ayer un informe detallado de esas gaestiones al presidente Néstor Kirchner, en una reunión de más de una hora en la Casa Rosada. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se sumó al encuentro, mientras el gobernador Felipe Solá tuvo que esperar todo ese tiempo en una salita contigua, sufriendo la postergación de un acto de entrega de viviendas para su provincia que lo había convocado. El cambio de clima en la relación con Washington se reflejó en nuevas declaraciones del director gerente del Fondo, Rodrigo Rato, quien elogió el “tremendo esfuerzo” de la sociedad argentina para salir de la crisis.
El ex ministro de José María Aznar se presentó ayer en Nueva York en un seminario del Yale Club, durante el cual se refirió a la realidad argentina. Lo más destacado de su participación, sin embargo, fue su cuidado para no caer nuevamente en un estado de confrontación con el Gobierno. Cuando mencionó el tema de los acreedores que no entraron al canje de bonos, se limitó a decir que la Argentina “debe contar con una política realista respecto de la deuda pendiente”. Fue mucho más moderado que otras veces, cuando amenazaba con bloquear cualquier posibilidad de firmar un nuevo acuerdo si el Gobierno se negaba a reabrir el canje.
Kirchner y Lavagna analizaron cómo seguir las negociaciones con el FMI. La decisión de comprometerse a buscar una solución para los acreedores que quedaron con títulos en default acercó el apoyo del Tesoro estadounidense. Sin embargo, el ministro le aclaró a Snow que las soluciones serán diferenciadas de acuerdo con el tipo de inversor y que llevarán tiempo. Además, le dijo que el canje no se reabrirá. El encumbrado funcionario de la administración Bush se mostró comprensivo frente a esa posición e intercedió para reencauzar las discusiones con el FMI.
Si bien la disputa bajó varios grados, Rato ratificó la postura del Fondo respecto de distintos puntos. Por empezar, aclaró que el organismo “no tiene un programa con la Argentina”, cerrando el debate sobre si el convenio que se suspendió a mediados del año pasado caducó o no. Lavagna pasó varios meses diciendo que podría reactivarse, con lo cual el Gobierno recuperaría el dinero que pagó a los organismos de crédito desde entonces. Rato insistió en que “son las autoridades argentinas las que deben decidir si quieren un programa con nosotros”.
“El caso argentino fue una catástrofe social y financiera”, afirmó luego, para desalentar a otros países a imitar su ejemplo. La mirada del FMI está puesta en Brasil, porque teme que en algún momento abandone la línea ortodoxa y avance con una reestructuración de deuda al estilo argentino. Finalmente, Rato insistió en la importancia de “fortalecer la posición fiscal” y encarar “un fuerte programa de reformas que hagan que el sector energético y la economía real se proyecten al futuro”, lo que implica, desde su visión, aumentar las tarifas de los servicios públicos.