ECONOMíA › EL GOBIERNO PAGO 48 HORAS ANTES LA DEUDA CON EL BANCO MUNDIAL

Un buen alumno que quiere volver

Entregando reservas en divisas, el Banco Central cumplió con el compromiso de 680 millones de dólares que vencían mañana. El Gobierno no obtuvo la ayuda de “países amigos” que había anunciado.

 Por Claudio Scaletta

El Gobierno pagó al Banco Mundial los 680 millones de dólares que vencían este miércoles. Lo hizo recurriendo a las reservas internacionales del Banco Central. La nueva disminución de reservas amenaza con impulsar al alza la cotización del dólar y aproxima una posible hiperinflación. En el Ministerio de Economía esperan que la pérdida de divisas sea compensada con nuevos fondos una vez que se alcance un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. En tanto, a pesar de los esfuerzos por honrar sus compromisos externos, Argentina sigue padeciendo todas las consecuencias de un default completo.
Como los buenos pagadores, el gobierno argentino decidió no esperar a último momento para cumplir su obligación con el Banco Mundial. Ayer, 48 horas antes del vencimiento, giró a una cuenta del organismo parte de las reservas internacionales. Para ello, recurrió a una porción del crédito de 4500 millones de dólares que recibió en agosto pasado como parte del “Blindaje financiero”. Aunque el publicitado blindaje se acordó en diciembre de 2000, en agosto de 2001 –cuando arreciaban la salida de depósitos y la fuga de capitales– el entonces ministro Domingo Cavallo consiguió una partida especial para reforzar las reservas del Central y con ello, la “paridad técnica” de la convertibilidad. Para evitar que el dinero se destine a otros fines, los fondos adoptaron la forma de “reservas indisponibles del Tesoro Nacional”. En otras palabras, se trataba de un aporte directo a las reservas cuyo único destino podía ser el pago de deuda a los organismos.
Según informaron funcionarios del Ministerio de Economía, “Argentina canceló el pago de 680 millones de dólares correspondientes al primer vencimiento del préstamo de emergencia por 2500 millones de dólares que el Banco Mundial otorgó en 1998”. El pago con las reservas significó terminar en la peor de las opciones, luego de que circulen versiones de un crédito puente de “países amigos del Cono Sur” –según afirmó Eduardo Duhalde y negaron sistemáticamente los potenciales prestamistas– y de un posible perdón del BM que permitiría postergar plazos. Para el Gobierno, evitar el default con los organismos no significaba sólo preservar la relación con la única fuente de potencial financiamiento futuro, sino también un acto de buena fe a la espera de que tal financiamiento efectivamente llegue.
En el Ministerio de Economía argumentan que la pérdida de reservas provocada no generará mayores problemas. Una vez que se acuerde con el FMI, suponen, el dinero será repuesto. Pero aunque así no fuese, la nueva paridad técnica de la cotización del dólar –la determinada por la relación entre la base monetaria y las reservas internacionales– brindaría todavía un margen suficiente para mantener a la divisa estadounidense en valores razonables.
De acuerdo con los últimos valores proporcionados por el Central, los del pasado jueves 9, las reservas internacionales alcanzan los 11.740 millones de dólares o 37.567 millones de pesos al tipo de cambio del día de casi 3,20 pesos. Frente a estas reservas, la base monetaria (circulación monetaria más depósitos a la vista) era de 21.349 millones. En otras palabras, “la foto” arrojaba un valor técnico del dólar de 1,82 pesos. Según los operadores financieros, la diferencia, como en las épocas de reinado del riesgo país, se debe a la incertidumbre generada por “la película”. En el reparto de la obra se cuenta la emisión mensual de 3000 millones de pesos y la posibilidad de que la salida del corralito no se produzca contra fondos girados por los bancos sino, también, mediante la lisa y llana emisión.
Ahora, la nueva foto cambia la paridad técnica, pues las reservas se redujeron en 680 millones de dólares. Pero también cambia la película. Entre mayo y diciembre Argentina debe hacer frente a vencimientos con los organismos internacionales por alrededor de 9600 millones de dólares (incluyendo los valores desembolsados ayer): unos 8200 millones de capital y 1400 millones de intereses. Si el plan es seguir deshaciéndose dereservas para no caer en cesación de pagos con los organismos en espera de un acuerdo con el FMI, la hiperinflación, a pesar de los salarios congelados, está a la vuelta de la esquina. Frente a una posible “traición del Fondo” –que la entidad financiera decida castigar de todas maneras a la Argentina por entrar en default con los acreedores privados– los recursos de reposición de reservas no vendrán, o lo que es lo mismo, se demorarán. En tal escenario, el dólar podría dispararse a valores insospechados. Por eso, como graficó a Página/12 un reconocido consultor de la city, la jugada de afectar reservas dejó a la Argentina como “en el vuelo transpolar, ya no tiene combustible para volver atrás”. La única posibilidad es llegar a destino. Mediante la decisión de ayer, el Gobierno dio un nuevo paso sin retorno en su estrategia de jugar su política económica a la ayuda internacional.

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