ECONOMíA
“Sin control de la energía no hay un proyecto económico nacional”
Esa es la idea central del Movimiento por la Recuperación de la Energía Nacional Orientadora, entre los que se encuentra Pino Solanas. Plantean la recuperación del manejo del petróleo en manos estatales.
Por Claudio Scaletta
Recuperar para el Estado nacional el control sobre sus recursos energéticos es un aspecto fundamental de cualquier proyecto de desarrollo, sostienen los integrantes del Movimiento por la Recuperación de la Energía Nacional Orientadora (Moreno). El contexto de aumento de los precios internacionales del crudo, al que se suma la devaluación interna, debería ser beneficioso para un país productor como la Argentina. Sin embargo, la situación es la contraria, el país no usufructúa el excedente petrolero y los precios internos de los combustibles tienden a recuperar su valor en dólares afectando cualquier plan de estabilización post devaluatoria. En el siguiente diálogo, Fernando “Pino” Solanas, uno de los mentores del Moreno, describe los objetivos estratégicos e inmediatos de la agrupación.
–¿Cuáles son los objetivos del grupo?
–Con este movimiento queremos enfatizar que la energía es orientadora de la economía. Si no hay control de la energía es imposible manejar un proyecto económico nacional propio. La Argentina fue el único país que de manera irresponsable dilapidó sus recursos energéticos no renovables. México, Brasil y Venezuela siguieron manteniendo un control absoluto sobre los hidrocarburos. Este es nuestro objetivo estratégico.
–¿Y en el corto plazo?
–El más inmediato es colocar en el debate público nacional la cuestión de la energía. En los últimos años este tema fue tan marginado de los asuntos públicos que ni la clase política lo ha tenido como elemento de denuncia y de combate.
–¿Por qué la energía debe ser tomada como un tema de denuncia?
–Porque junto a la deuda externa y al vaciamiento financiero, es en el sector de la energía donde se encuentran algunos de los ilícitos más escandalosos. Son tantas las situaciones que van contra la Ley de Hidrocarburos y contra la propia Constitución nacional que por la vía legal podrían recuperarse buena parte de las concesiones de hidrocarburos.
–¿Por qué?
–Esencialmente por el incumplimiento de los contratos. Por eso el movimiento se propone no sólo la denuncia de los ilícitos sino la promoción de acciones legales.
–¿Hay algún plan para contrarrestar los aumentos, no sólo en naftas, sino también en electricidad y gas?
–Estamos llamando a una marcha para pasado mañana desde el Obelisco hasta las sedes de Repsol-YPF y de Shell donde haremos un acto a las 16 bajo el lema “Basta de aumentos”. Nuestra propuesta es que la energía no sea considerada como un commodity. Su precio tienen que estar de acuerdo con el aumento de sus costos de producción internos.
–¿Qué se puede hacer desde el Estado para cambiar esta situación?
–Acá las privatizaciones se montaron a caballo de una situación beneficiosa preexistente, que venía del hecho de que el Estado se relacionaba con una empresa que le pertenecía. De ahí que hoy se siguen pagando las antiguas regalías que son las más bajas del mundo: 12 por ciento. E incluso en las áreas centrales son menores, porque terminan pagando menos debido a descuentos que no corresponden. Lo más escandaloso del tema es que ha sido tan grande el abandono del sector combustibles por parte del Estado que hoy se sigue sacando gas y petróleo sin ningún medidor y control en boca de pozo. El mecanismo que se utiliza es único en el mundo: a simple declaración jurada. Estos son sólo algunos de los puntos en los que se puede trabajar, pero hay más. Entendemos que tiene que haber una acción legislativa tendiente a anular la prórroga de la concesión de Loma de la Lata, que fuera de todo lo que marcaban los contratos se hizo con más de 10 años de anticipación y se cedió una riqueza potencial de 44.000 millones de dólares a cambio de 300 millones de dólares. En el 2000 se pagaron 60 millones, en 2001, 120 y este año debería pagarse el resto.
–¿Quiénes integran el grupo? –Somos un movimiento transversal, extrapartidario y antiunitario que, además de sus integrantes individuales, como Gustavo Calleja, Néstor Lavergne, Alfredo y Eric Calcagno y Félix Herrero, entre otros, lo forman principalmente dirigentes gremiales y del movimiento social, desde la CTA a la Fetera, pasando por la Corriente Clasista y Combativa a los Piqueteros.