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Al final, al camionero Hugo Moyano le falló el pronóstico: suspendió por el mal tiempo el paro con movilización a Plaza de Mayo que la CGT disidente iba a realizar ayer y hasta las seis y media de la tarde no cayó una sola gota. Para aplacar las críticas y las suspicacias que generó la inédita decisión de levantar una huelga por lluvia –y antes de que la tormenta volviera a desatarse–, Moyano y los suyos se apresuraron a anunciar que la protesta tendrá lugar el próximo 22 de mayo. Lo que no aclararon fue qué harán entonces si, por esas cosas del destino, la naturaleza les depara otro temporal.
Los rebeldes de la CGT que conduce Moyano salieron desde temprano a justificar su decisión jamás vista en la historia del sindicalismo de suspender un paro por mal tiempo. El propio camionero trató de aventar las sospechas acerca de una negociación bajo cuerda con la administración de Eduardo Duhalde y aseguró que “no hubo ningún llamado del Gobierno para pedirnos que levantemos el paro. Si algún funcionario dice que nos llamó, es un mentiroso, un embustero”. Desde la Casa Rosada también negaron que haya habido tratativas en ese sentido.
Otro que se desvivió en explicaciones –no del todo claras, por cierto– fue el vocero de la central sindical disidente, Julio Piumato, quien cayó en el viejo vicio de los dirigentes de depositar las culpas en la prensa y se quejó porque “hay muy poca sensibilidad en el periodismo”. “No fue una lluvia, fue un temporal brutal: la provincia de Buenos Aires está bajo el agua”, señaló por un lado el gremialista, pero por otro declaró “si nuestra demostración no hubiera sido contundente, nadie se iba a acordar de la lluvia y hubieran hablado de falta de representatividad”. ¿El paro se suspendió, entonces, por los damnificados por el mal tiempo o porque los rebeldes no podían garantizar una buena presencia en Plaza de Mayo?
Tan difícil les resultó explicar cómo de decir que el paro era “imposible de levantar”, pasaron en sólo un par de horas a suspenderlo por lluvia que fueron varios los que no les creyeron. “Nosotros sospechamos”, sostuvo el piquetero Juan Carlos Alderete, mientras que su par Luis D’Elía le recordó a Moyano que “los desocupados y sus dirigentes el año pasado nos bancamos, en pleno invierno, 18 días con lluvia, viento, noches heladas, porque teníamos la convicción de llevar adelante un plan de lucha por nuestras reivindicaciones”.
Tampoco la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) dejó pasar el asunto. Esa agrupación sindical ratificó su convocatoria al paro para el próximo 29 de mayo y su secretario de Organización, Edgardo Depetri, descartó adelantarlo una semana para coincidir en la huelga con los rebeldes. “La CTA –ironizó el dirigente– estuvo en la calles siempre con marchas y movilizaciones y el 1º de mayo anunciamos las jornadas de protesta que no se van a levantar aunque llueva.”
Es que finalmente la CGT disidente hará el paro en reclamo de un “aumento salarial” y en “repudio” a la política económica el miércoles 22. “El paro va a tener las mismas características (que el previsto para ayer): se hará desde el mediodía y nos movilizaremos a la Plaza de Mayo a las 15”, precisó el colectivero Juan Manuel Palacios. En honor a la fecha, los rebeldes prometen convertir la manifestación en “un cabildo abierto, en defensa del salario y la Patria”. Ameritaría entonces, también en función de la historia, que ese día la lluvia no los detuviera.