Jue 16.05.2002

ECONOMíA

Denuncian una política de vaciamiento de bancos

El ARI presentó un informe en el cual se detalla la fuga de depósitos en febrero-noviembre 2001, destacando que en ese período la banca extranjera realizó una “retirada silenciosa y ordenada”.

Los diputados del ARI Mario Cafiero y Elisa Carrió, junto al economista cordobés Javier Llorens, denunciaron un posible vaciamiento del sistema financiero “perpetrado por la gran banca extranjera”. Según los miembros del ARI, la salida de fondos del sistema no se debió a los retiros de los ahorristas, sino al giro de fondos por parte de los bancos a sus matrices en el exterior. Cafiero explicó que mientras los retiros de los ahorristas que se adelantaron al “corralito” alcanzaron a 18.625 millones de dólares, los bancos extranjeros giraron más de 25.000 millones a sus matrices en el exterior.
La banca privada consumó desde febrero a noviembre 2001 un monumental proceso de vaciamiento del sistema financiero, según denunciaron los legisladores. Explicaron que la cuenta de los balances bancarios que refleja esta maniobra es “Otras Obligaciones por Intermediación Financiera”, que cayó nada menos que 25.049 millones de pesos o dólares. Lo que los llevó a concluir que la contundencia de esta cifra desmiente el argumento del establishment financiero de atribuir enteramente la responsabilidad del colapso a los ahorristas que no habrían renovado sus depósitos. De acuerdo con el informe presentado, si bien se registra una importante caída de los depósitos por 18.625 millones de dólares, esta se produjo de manera suave a lo largo de 2001 y no fue el rubro más importante o determinante de la crisis. El 57 por ciento del monto de los depósitos atrapados en el corralito corresponde a ahorristas de menos de 50.000 pesos o dólares, es decir aquellos con menor acceso a información financiera especializada.
Según Llorens y Cafiero, se puede apreciar en el análisis de tendencias que desde febrero a noviembre de 2001, los activos y pasivos de los bancos cayeron a un ritmo de 5000 millones mensuales, mientras que los depósitos sólo lo hacían a un ritmo de 1800 millones, y los préstamos a 860 millones al mes. A la par, las cuentas “Otros Créditos” y “Otras Obligaciones” caían a un ritmo de 3866 y 3110 millones de pesos/dólares al mes respectivamente.
Además, durante la gestión Domingo Cavallo, desde marzo a noviembre 2001, la disminución de los activos de los bancos privados explican más del 83 por ciento de la caída total del sistema, en tanto la de los diez primeros bancos privados explican el 59 por ciento del total. Esto significa que los capitales internacionales, mediante una estrategia anticipatoria de la crisis, realizaron una “retirada silenciosa y ordenada”, para reducir sustancialmente su exposición al riesgo argentino.
Según el informe presentado, “llama poderosamente la atención el volumen de las cuentas Otros créditos y Otras Obligaciones y la diametral diferencia de comportamiento entre la banca pública y privada en estas cuentas. La caída de estas cuentas en la banca pública fue de solo 4,9 por ciento, mientras que el la banca privada fue del 48,5 por ciento”.
Otra prueba que certifica la operatoria de una retirada “ordenada y silenciosa” por parte de la gran banca privada, “son los movimientos que registran en sus balances las denominadas Cuentas de Orden. El movimiento de cuentas individual más importante es del Citibank, donde el saldo de las Cuentas de Orden baja de 27.228 a 17.867 millones, una disminución de 9362 millones, seguido por el BankBoston, que redujo esas cuentas a menos de la mitad, al pasar de 16.722 a 8041 millones”.
Además, la “retirada silenciosa” de los bancos e inversores extranjeros, agregaron Llorens y Cafiero, tuvo dos movimientos: uno el retiro de las inversiones locales y “el otro el desembarazamiento de los títulos de la deuda que estaban en el exterior. ¿Si en Nueva York la debacle financiera Argentina no produjo daño, porque allá no estaban buena parte de los títulos, entonces dónde estaban? El único lugar en el que podían encajarlos era en Argentina, puesto que es el único lugar del planeta en que circulaban, pese a la caída de su cotización. Los efectos de ese proceso de internalización de deuda externa” se puede observar en la conversión en préstamos garantizados de la gran mayoría de los 30.000millones de dólares en títulos emitidos para el megacanje, junto a otros títulos de la deuda, superando su total los 40.000 millones.
Con el Plan Bonex, concluye el informe del ARI, “la gran banca emprendió decididamente la última fase de la maniobra, con el cual parte de la deuda externa del Estado pasará a ser deuda del Estado con los depositantes domésticos, quedándose de esta manera los bancos con la crema de los Títulos Públicos en dólares, a cambio de contraer una deuda con el Estado en pesos, que a la cotización actual de 3,30 pesos por dólar representa un aumento de la deuda neta al día de hoy, que llegará a 100 mil millones de pesos. Se aprecia que la tenencia de los Títulos Públicos en el total del Sistema Financiero, sólo alcanzaría para cubrir el 24 por ciento del total de los depósitos.

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