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En una extensa declaración sobre la situación económica en la Argentina, el gobierno de Estados Unidos dio indicios sobre cuál será su posición ante las próximas negociaciones entre la administración Kirchner y el Fondo Monetario. Randal Quarles, subsecretario del Tesoro estadounidense, habló en el Senado de su país y, aunque no lo precisó en forma explícita, mencionó lo que a su parecer debería ser la agenda del gobierno argentino. Hizo un fuerte reclamo para que se solucione la situación de los inversores que rechazaron el canje. Anoche, Néstor Kirchner fue tajante: aseguró que no aceptará “una receta para el achique”. Si fuera así “seguiremos esperando”, dijo.
Los dichos de Quarles adquieren relevancia no sólo porque fueron pronunciados por un funcionario de primer nivel de la administración Bush, sino también por el ámbito en el que fueron expresados: el Congreso americano. Al comienzo de su exposición, el subsecretario del Tesoro elogió la marcha de la economía argentina. Destacó el fuerte crecimiento económico después del terremoto de 2001 y elogió el superávit fiscal, que el año pasado arañó el 4 por ciento. Un escenario positivo que se dio sin la asistencia del Fondo, remarcó. Acto seguido enumeró, una a una, las medidas que el Gobierno debería lanzar próximamente, apuntando que serían “clave para el desarrollo de la Argentina”. La mención se pareció mucho a la lista de tareas a cumplir para lograr un nuevo acuerdo con el Fondo. La nómina incluye:
- Incluir a los “hold-outs” en la reestructuración de la deuda. Es la segunda vez que Quarles pidió por los bonistas que rechazaron la oferta. Y está en línea con el reclamo del FMI.
- El segundo punto refirió a las privatizadas. “Hay que resolver la situación del sector de servicios. Será una señal importante para los inversores”, apuntó, en obvia alusión a un aumento de las tarifas.
- También recomendó una nueva relación fiscal entre la Nación y las provincias. Debe aplicarse “medidas fiscales” para prevenir el “endeudamiento de las provincias que contribuyó a la crisis financiera del 2001”, reseñó.
“La Argentina ha continuado avanzando fuertemente sobre sus objetivos macroeconómicos. Sin embargo, la preocupación se mantiene por el compromiso de implementar políticas estructurales bajo los programas del FMI”, señaló Quarles, para que no queden dudas de que Estados Unidos quiere que la Argentina se vuelva a encolumnar detrás de las recetas del Fondo. Las negociaciones se retomarán a fin de mes y el Gobierno ya adelantó que serán duras.