ECONOMíA
Deberían traer dólares, pero se los quieren llevar
Con la excusa de cancelar créditos en el exterior, los principales bancos pretenden girar dólares billetes comprados en el país a sus matrices. El capítulo más escandaloso de la guerra Pignanelli-Lavagna.
Por Maximiliano Montenegro
El titular del Banco Central, Aldo Pignanelli, alineado con los reclamos de banqueros y el FMI, quiere eliminar las restricciones al envío de capitales al exterior. Este es uno de los temas escabrosos que lo enfrentó en los últimos días con el ministro Roberto Lavagna, quien está convencido de que una medida así no haría más que facilitar la fuga de dólares al extranjero, encubierta bajo distintas operaciones por bancos y multinacionales. De hecho, Página/12 accedió en exclusiva a las presentaciones para que los autoricen a pagar deudas en el exterior, realizadas en los últimos meses por los bancos. Los casos son escandalosos. Con la excusa de cancelar créditos tomados en el extranjero, los principales bancos del país pretenden girar dólares contantes y sonantes a sus casas matrices. El Banco Río, por ejemplo, solicitó autorización para pagar deudas millonarias contraídas con... Santander Central Hispano Bahamas; el Lloyds Bank con Lloyds TSB Bank, en Londres; la Banca Nazionale del Laboro con la misma Banca en Estados Unidos. Sólo por esta clase de operaciones, los bancos quieren sacar del país más de 250 millones de dólares.
El 17 de julio pasado, la gerencia de Exterior y Cambios del BC remitió al directorio de la entidad una “Propuesta para el tratamiento de los servicios de capital e intereses de deudas financieras y otros conceptos que requieren la conformidad previa del Banco Central” (ver facsímil). En concreto, el proyecto prevé liberar totalmente la remesa de dólares, en concepto de pago de intereses o capital de deudas contraídas en el exterior. Actualmente, si una empresa o banco quiere cancelar un vencimiento de intereses a un acreedor extranjero, con fondos recolectados en Argentina, debe pedir autorización al Banco Central, que evalúa el caso y puede llegar al concederla. En cambio, está directamente prohibido pagar cuotas de capital a acreedores extranjeros con dólares comprados en Argentina. Así, el banco o empresa en cuestión están obligados a conseguir una refinanciación del vencimiento o abonarlo con los dólares que posean en el exterior.
La norma es la base del control de capitales que rige en Argentina desde la devaluación. Dada la sequía de dólares que azota al país, es un buen incentivo para que multinacionales y bancos extranjeros paguen sus deudas en dólares con la billetera de sus casas matrices, en lugar de adquirir dólares en el país para girarlos al exterior, lo cual ejercería una presión adicional sobre el mercado cambiario.
El expediente que propicia liberar estos pagos lleva la firma del subgerente general de operaciones del BC, Raúl Planes, y es auspiciado de manera entusiasta por su titular, Aldo Pignanelli. Cuando el secretario del Tesoro, Paul O’Neill, estuvo en Buenos Aires, en los primeros días de agosto, Pignanelli se reunió con su segundo, John Taylor. En el encuentro, según la versión oficial que difundió el Central, Taylor habría planteado “la necesidad de liberar la cuenta de capitales”, permitiendo que, automáticamente, las empresas y bancos radicados en el país puedan girar sin restricciones dólares al exterior. El mismo reclamo habría hecho en los últimos días el Fondo Monetario Internacional.
Teóricamente, el argumento de Washington, que compró Pignanelli, es que sólo ingresarán capitales al país si se permite a los inversores retirarlos libremente. “Nadie va a traer dólares si no se los puede llevar”, es el lema. El ministro Roberto Lavagna se opone de plano a esa medida. Está convencido de que, al igual que Malasia, Argentina debe mantener por un buen tiempo el control a la salida de capitales. El argumento es que, hasta que la economía no se reactive, los dólares no van a llegar y, siempre que tengan la posibilidad, se los van a llevar. A diferencia de lo que pensaban Roque Fernández, Machinea, López Murphy y Cavallo, Lavagna no cree en el círculo virtuoso que pronosticaron durante cuatro años los profetas del establishment: el esperado milagro era que el ingreso de capitales fuera el combustible que volviera a encender el motor del crecimiento. Al contrario, el actual ministro piensa que la economía se empezará a reactivar con sus propios recursos, impulsada por las exportaciones, y recién después los inversores volverán a apostar en negocios rentables en el país.
El proyecto que circula por el directorio del Central elevó la tensión entre Pignanelli y Lavagna. Este último cree que es Economía el que debe fijar las reglas cambiarias. Pero, formalmente, ésa es una potestad del Banco Central. Y desde hace rato que Pignanelli amenaza con cortarse solo.
En la práctica, los documentos con que cuenta el Central dan la razón al ministro. Página/12 accedió al listado de pedidos de autorización, presentados en los últimos meses, de los bancos que operan en el país para remitir dólares al exterior con el supuesto objetivo de saldar deudas. Esa información confidencial revela que, con la excusa de cancelar créditos con sus casas matrices, las entidades quieren comprar dólares con los pesos atrapados en el corralito y fugarlos hacia sus casas matrices. Así, antes que honrar la deuda con sus depositantes pretenden pagar cash y en dólares billete las deudas con sus propias matrices.
La operatoria no es nueva. Este diario demostró que en la segunda mitad del año pasado, gracias a este mecanismo –que hasta diciembre los bancos ni siquiera informaban al Central–, las principales entidades extranjeras retiraron del país más de 5000 millones de dólares.
Hoy la situación es aún más escandalosa. Porque siguen prometiendo que traerán dólares para capitalizar a sus filiales, pero en realidad se los quieren llevar a costa de los ahorristas.
Los siguientes casos, referidos a los últimos meses, son ilustrativos:
u El 7 de junio, el Banco Río, controlado por el español Santander Central Hispano, solicitó, en 14 operaciones distintas, enviar fondos al exterior para cancelar deudas por 5,3 millones de dólares con el Santander Central Hispano de Bahamas (ver facsímil).
u El 12 de junio, el Lloyds Bank pidió enviar unos 9 millones de dólares a su casa matriz en Londres, el Lloyds TSB Bank, supuestamente para pagar un “préstamo financiero con empresas del mismo grupo”.
u El 11 de junio, el banco Sudameris, controlado por un grupo italiano, demandó la remesa de 6 millones de dólares a sus “acreedores”.
u Entre el 7 y el 11 de junio, el Bank of America, quiso remitir 4 millones de dólares para pagar un supuesto préstamo a Bank of America N.A., su casa central en Nueva York.
u El 28 de junio, la Banca Nazionale del Lavoro presentó un expediente ante el Central para pagar un crédito a la BNL, en Estados Unidos.
Y siguen las firmas de bancos extranjeros preocupados por cumplir con sus deudas, como corresponde a todo buen pagador.