Quizá sea el funcionario más disgustado con el tono que adquirió el discurso de las entidades rurales de la última semana. Porque apostó al diálogo y recibió una violenta respuesta, Julián Domínguez no oculta su molestia con la postura adoptada por la dirigencia. Mesurado, sin embargo, le volvió a reclamar a la dirigencia “hacer política fina y hablar de problemas concretos”.

–El jueves hubo un nuevo acto organizado por la Mesa de Enlace. ¿Qué conclusiones sacó el Ejecutivo sobre el resultado?

–La verdad es que fue claramente un acto político. Yo debería pasarle esa pregunta al ministro del Interior o al jefe de Gabinete, porque lo que vimos no fue un reclamo por los problemas sobre un sector, sino un acto político opositor. Creo que este acto marcó un fin de ciclo: la confrontación constante, sin argumentos concretos, fracasó, como fracasó el acto. Nosotros estamos trabajando para tener un sector agropecuario rentable, que siga liderando los avances tecnológicos del mundo, que siga invirtiendo y que provea de alimentos a precios razonables a la sociedad. Lo que pasa es que para hacer una tortilla hay que romper huevos. Que no lo duden: si tenemos que ir a una junta nacional de granos, vamos a ir a una junta nacional de granos. Y esta es la reafirmación de la soberanía nacional al servicio de los intereses de los argentinos.

–Hugo Biolcati dijo que éste es el país de la ineficiencia y la corrupción.

–Yo soy enemigo de las generalidades. Si tiene algo que decir que lo diga en la Justicia. Decir que hay corrupción, al voleo, le hace muy mal a la Nación. Son expresiones que, así planteadas, no contribuyen a nada.

–Eduardo Buzzi afirmó que la baja en la producción agropecuaria es culpa de la intervención dañina de un Estado corrupto.

–A mí la Federación Agraria me pide que intervenga para asistir a los productores. No entiendo por qué luego Buzzi se sube a una tribuna y pide que el Estado no intervenga. Con un nivel de producción tan alto como el que alcanzó Argentina, llegó el momento de hacer política fina y hablar de problemas concretos. No tiene sentido discutir esas generalidades.

–Desde la caída de la Resolución 125, el Gobierno ha concedido decenas de medidas a favor del sector, que significaron subsidios por miles de millones de pesos, y la confrontación de los líderes agropecuarios sigue. ¿Hubo una política de seducción hacia el sector que no dio resultado?

–Yo no quiero seducir a nadie, lo que hago es llevar adelante políticas de Estado. Nosotros tomamos medidas a favor de la producción nacional, del pequeño y mediano productor. Tenemos que seguir avanzando según nuestras propias convicciones. No podemos tener una política atada a los discursos de barricada de cuatro dirigentes.