ECONOMíA
El salario del miedo
Por R. D.
“Si los salarios no generaran inflación, ¿por qué no piden duplicarlos, o triplicarlos, o multiplicarlos por diez?”, se preguntó Roberto Lavagna frente a las cámaras de un programa de TV por cable. Provocativo, pero más que de costumbre, el ministro les respondió a las críticas que recibió durante su ausencia del país de parte de Hugo Moyano, recién nombrado como titular de la CGT, sin desconocer que a la vez le estaba arrojando un guante a la cara al llamado “sector político” del Gobierno. Minutos después de la difusión de estas declaraciones, el ministro era citado a la Casa Rosada para mantener un encuentro que apenas duró unos diez minutos con el presidente Kirchner, y sobre cuyo contenido las autoridades guardaron absoluto hermetismo.
Lavagna había retornado el día anterior, domingo, de un viaje de diez días a China, donde participó de una reunión de la Organización Mundial del Comercio. En ese período se produjo el cruce con Moyano, provocado por el propio ministro cuando desde el país asiático lanzó la advertencia de que estaba dispuesto a “monitorear” los acuerdos salariales para evitar que los aumentos alimentaran la inflación. Ayer insistió en esta idea, pese a que la semana pasada el resto del Gobierno había hecho esfuerzos por bajarles el tono y relativizar aquellos dichos.
En aquella misma nota, Lavagna tomó distancia de la disputa entre Kirchner y Duhalde, asegurando que no le habían pedido que se definiera entre uno y otro, ni creía que nadie lo fuera a hacer (ver página 5). Quizá tampoco ayer se lo haya pedido el Presidente en la breve reunión que ambos tuvieron, pasadas las 19, en Casa de Gobierno. Pero es difícil suponer que el tema no haya sido mencionado.
Lavagna acaba de regresar de su viaje. Hoy parte la misión que reanudará las negociaciones con el FMI encabezada por Guillermo Nielsen. Se estudian medidas para contener los aumentos de precios de artículos de consumo masivo. Los temas de agenda para una reunión en “un día normal” eran abundantes. Pero ayer no fue un día normal.