EL MUNDO › CON EL 43,74 POR CIENTO DE LOS VOTOS, EL PSOE LE GANó AL CONSERVADOR PP, QUE ALCANZó EL 40,12
Los socialistas lograron imponerse y ganaron un diputado más. Pese a la derrota, Mariano Rajoy obtuvo más votos que en la elección anterior. En contrapartida, los aliados del socialismo perdieron votos en Cataluña y el País Vasco.
Desde Madrid
José Luis Rodríguez Zapatero revalidó anoche por otros cuatro años su continuidad al frente del gobierno español, imponiéndose al conservador Partido Popular. Los socialistas, con el 94,87 por ciento escrutado, obtuvieron el 43,74 por ciento de los votos y 169 diputados (cinco más que en 2004, cuando el PSOE obtuvo 164 diputados y el 42,49% de los votos). El PP realizó una excelente elección al conseguir el 40,12 por ciento de los votos y 154 bancas (seis más que en 2004, sobre un total de 350 escaños). La participación, al igual que ocurrió hace cuatro años, fue muy alta, superando el 75 por ciento de los empadronados. La conmoción que produjo 48 horas antes del voto el atentado de ETA en el que fue asesinado el dirigente socialista vasco Isaías Carrasco se terminó traduciendo en una masiva concurrencia a las urnas. En el País Vasco, por primera vez en la historia, los socialistas se impusieron al Partido Nacionalista Vasco en todas las circunscripciones. El PP acorta su diferencia en el Congreso de 16 a 15 diputados con respecto al PSOE. Con este último dato, Mariano Rajoy tendrá un argumento de peso para mantenerse al frente de su partido, a pesar de la derrota.
Con estos resultados, Rodríguez Zapatero compareció a las once de la noche ante los simpatizantes que lo esperaban en la sede socialista de la madrileña calle Génova. Sus primeras palabras fueron para recordar a Isaías Carrasco y a las últimas víctimas del terrorismo. “Me dijisteis que no os fallara. No lo he olvidado”, les dijo Zapatero a sus entusiasmados seguidores. “Gobernaré pensando en los que no lo tienen todo”, concluyó, agradeciendo a los militantes porque “hemos trabajado duro, pero ha merecido la pena”. Cuando el presidente electo anunció que acababa “de recibir la felicitación de Mariano Rajoy”, estallaron aplausos y silbidos entre los presentes.
Zapatero podrá optar por volver a gobernar en solitario, como hizo durante estos cuatro años, en los que contó con una mayoría parlamentaria reducida y que, sin embargo, le permitió sacar adelante la mayor parte de las leyes realizando alianzas circunstanciales con fuerzas nacionalistas y regionales. Aunque lo tendrá más difícil que durante su primer gobierno, ya que sus tradicionales aliados de Ezquerra Republicana de Cataluña se transformaron ayer en los más castigados en las urnas, pasando de 8 a 3 diputados, una auténtica debacle para los nacionalistas de izquierda que se vieron engullidos por la polarización que caracterizó esta campaña. Un golpe similar sufrió Izquierda Unida, otro tradicional aliado del PSOE, que pasó de 5 a 2 diputados. Es el revés más importante sufrido por los herederos del Partido Comunista Español desde el retorno de la democracia. Con estos resultados, Zapatero necesitará de la colaboración de los nacionalistas vascos y los catalanes de Convergencia i Unió para garantizar la gobernabilidad durante los próximos años.
El primer ministro español no ha conseguido esa “mayoría amplia” que había solicitado a los ciudadanos antes del cierre de campaña y, a pesar de que los socialistas aumentan su representación en el Parlamento, en la sede del PSOE anoche reinaba la conciencia de que tienen por delante una Legislatura tal vez más complicada que la anterior, al crecer también el PP y bajar sus aliados ubicados a la izquierda.
Entre las filas conservadoras, a pesar de que se ha confirmado una derrota que adelantaron las encuestas con gran precisión, se vivió anoche un clima casi festivo. El PP ha pasado del 37,71 al 40,15 por ciento de los votos, un resultado que según los populares confirma lo acertado de su dura línea política mantenida durante los últimos cuatro años, en los que llegaron a oponerse incluso a la política antiterrorista del gobierno, algo que ningún partido de la oposición había hecho antes desde que existe el fenómeno ETA. En su comparecencia, a las 11.20 de la noche, Mariano Rajoy agradeció a sus votantes “por la confianza” depositada en su candidatura. El líder popular tuvo que interrumpir su discurso cuando anunció que había “llamado al candidato socialista para desearle suerte”, por los gritos de sus simpatizantes de “Zapatero, embustero”. Más eufóricos aún que los socialistas, los seguidores del PP interrumpieron más de una vez el discurso de Mariano Rajoy, sobre todo cuando se congratuló de haber “sacado más votos que nunca”, olvidando la aplastante mayoría absoluta que consiguió José María Aznar en su segundo mandato en las elecciones de 2000.
Según coincidía ayer la mayoría de los analistas políticos que siguieron el escrutinio a través de los medios de comunicación, el resultado de estas elecciones deja al PSOE en una situación muy complicada, ya que convalidan la línea de oposición dura del Partido Popular, algo que los socialistas esperaban que fuera castigada en las urnas y que finalmente no ocurrió.
De hecho, el mapa electoral ha quedado casi idéntico a nivel regional con respecto a las elecciones de 2004. Cataluña y Andalucía –la única región en la que también se elegían autoridades locales y en la que el socialista Manuel Chaves ha renovado su mayoría absoluta por sexta vez consecutiva– se han confirmado ayer como los graneros de votos tradicionales del PSOE y donde los socialistas cosechan la diferencia de escaños que los separa del PP a nivel nacional, mientras que Valencia y Madrid les dieron un claro triunfo a los conservadores.
El único auténtico terremoto se produjo en el País Vasco, donde los socialistas obtuvieron el 39 por ciento de los votos, muy por encima del 27 por ciento obtenido por el Partido Nacionalista Vasco, que gobierna la región desde el retorno de la democracia. Es la primera vez que un partido no nacionalista se impone en este conflictivo territorio. El PP paga muy cara en la región su política a nivel nacional de oposición frontal al diálogo con ETA, quedándose con el 18 por ciento de los votos, 20 puntos por debajo de sus rivales socialistas. En Cataluña, los socialistas también han visto aumentar su nivel de apoyo con respecto a las elecciones de hace cuatro años. El PSOE obtuvo el 46 por ciento de los votos contra el 16 por ciento del PP. Durante los próximos días se podrá conocer el resultado de los votos que han emitido los españoles residentes en el exterior, algo más de 1.200.000 personas, aunque es difícil que estos sufragios modifiquen el mapa parlamentario que han dejado las elecciones de ayer en la península.
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