EL MUNDO › EL EUROPARLAMENTO APROBO UNA ENMIENDA QUE OBLIGA A NEGOCIAR DE NUEVO LA JORNADA SEMANAL
Los gobiernos de los 27 países de la Unión Europea recibieron un freno a la flexibilización laboral consensuada en junio pasado. Hasta ayer, la directiva 65 preveía que la semana de trabajo se extendiera hasta 78 horas.
Desde París
El Parlamento Europeo puso un sólido freno a la extensión de las horas que un trabajador puede trabajar por semana y con ello se opuso también a la voluntad de los gobiernos nacionales. Entre muchas otras, los eurodiputados aprobaron una enmienda presentada por un parlamentario español cuyo principio consiste en rechazar la ampliación de la semana laboral de 65 horas. Este voto deja sin efecto la directiva de las 65 horas de trabajo semanales y va a forzar a los gobiernos de los 27 países de la Unión a una nueva negociación. La directiva 65 fue aprobada por los ministros de Trabajo de la UE en junio pasado. Ese texto contemplaba la eliminación del límite máximo de la jornada laboral semanal que, hasta ese momento, había sido fijado a un tope de 48 horas. La norma levantó el escalón y estableció que un empresario y un trabajador pactaran el tiempo de trabajo siempre y cuando éste no fuera superior a las 60 horas de trabajo semanal para casos generales y 65 horas para ciertos ramos como el de los médicos.
En el transcurso de los últimos seis meses, la Europa comunitaria dio un salto hacia el pasado y otro hacia el presente. Cuando aprobó en junio la directiva 65 la UE modificó el derecho social y puso así término a la semana laboral de 48 horas aprobada por la Organización Internacional de Trabajadores en el año 1917. Pero ayer, el Parlamento Europeo volvió al derecho social presente. Las enmiendas aprobadas por mayoría absoluta bloquean las modificaciones de junio y obligan a los Ministros de Trabajo a redactar un nuevo texto. Quedan en adelante tres meses de negociación (los llamados 90 días de conciliación) durante los cuales el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión deberán llegar a un acuerdo. Si ello no ocurriera, el texto de la directiva 65 quedaría definitivamente sin efecto.
Una de las enmiendas aprobadas había sido presentada por el parlamentario socialista español Alejandro Cercas. El pedido de modificación exigía que fuera considerado como tiempo de trabajo el tiempo completo en que un médico está de guardia. En ese tiempo completo se incluían los descansos y las fases de guardia. El texto inicial de junio determinó que el período inactivo no formaba parte del tiempo de trabajo de los médicos.
También se aceptaron diversas enmiendas que modifican en sustancia la directiva original en sus aspectos más polémicos. Es el caso de las llamadas opt-out, una serie de excepciones que permitían pasar por encima de la barrera de las 48 horas y que ya están vigentes en varios países de la Unión. Gran Bretaña fue la gran defensora de ese principio de las opt-out –en lo concreto “la libertad de opción”–. Londres pugnó a fin de que esa regla fuera la norma general para que empleados y empleadores negociaran con toda libertad la extensión de las jornadas. Hasta el rechazo de ayer, la directiva 65 preveía que la semana laboral se extendiera hasta 78 horas.
Ayer fue un momento histórico en el Parlamento Europeo porque los eurodiputados terminaron votando en contra de sus propios gobiernos. El recuento de los votos muestra que las enmiendas no sólo fueron aprobadas por los socialistas y los grupos afines de izquierda sino también por eurodiputados oriundos de la derecha. Alejandro Cercas –eurodiputado socialista– había considerado que la directiva 65 suponía “un grave retroceso que convierte el derecho laboral europeo en un material de usar y tirar”. Ahora, el Parlamento con sede en Estrasburgo restauró en su origen los derechos del trabajador.
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