Desde Madrid

El rechazo que las diez facciones palestinas reunidas ayer de urgencia en Damasco dieron al plan de paz elaborado por Egipto y Francia, más que frustrar a la diplomacia europea, pareció ayer darle un nuevo impulso. Pocas horas después de trascendida la noticia de la negativa comenzó a cuajar la posibilidad de que Francia, Inglaterra y Estados Unidos abandonaran finalmente sus objeciones, para dar vía libre a una resolución vinculante de Naciones Unidas pidiendo un inmediato “cese del fuego” en la Franja de Gaza, algo que no había sido posible por la oposición de Washington y Londres a frenarle los pies de una manera tan tajante a Israel.

Al cierre de esta edición, el Consejo de Seguridad de la ONU, con sede en Nueva York, habría logrado consensuar un proyecto de resolución.

Pero no quedaba claro cuál borrador se había consensuado.

Por un lado el diario Haaretz, citando fuentes de ese país, afirmaba que la resolución no llamaba a un alto el fuego inmediato, la condición de mínima que exigían los países árabes.

Por otra parte, el diario El País de España, citando fuentes árabes, afirmaba que el proyecto de resolución incluía una retirada inmediata del ejército israelí y la apertura de los pasos fronterizos, condiciones que Tel Aviv rechaza de manera tajante.

La diferencia sobre pedir o no un alto el fuego se habría zanjado, como suele suceder en estos casos, con un lenguaje deliberadamente ambiguo que hace referencia a “la urgencia de y el llamamiento a un alto el fuego que lleve a un retiro de tropas”.

La jornada se caracterizó por la confusión que generó Francia al dar a entender que las dos partes aceptaban el plan de paz elaborado por París y El Cairo y por la frenética actividad del presidente francés, de gira por la región para tratar de lograr un alto el fuego.

El comunicado firmado ayer en Damasco por algunas facciones palestinas minoritarias como la Jihad Islámica, el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP) y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) le dio un fuerte carpetazo a las tratativas de paz emprendidas durante los últimos días por el hiperactivo Nicolas Sarkozy, que ayer se encontraba en la ciudad árabe cuando se conoció la noticia. Sin embargo, anoche ninguna cancillería europea quería dar por muerta la iniciativa y se esperaba con mucha expectativa las conversaciones que comenzarán hoy en El Cairo. Entre los asistentes estará Mahmud Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina, que ayer pasó por Madrid para reunirse con Rodríguez Zapatero, a su regreso de la reunión que mantuvo en la sede de Naciones Unidas de Nueva York con la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice.

Los distintos grupos palestinos argumentaron su rechazo afirmando que el plan franco-egipcio no aporta “ninguna base para una solución aceptable del conflicto” y le da más bien “manos libres” a Israel para conseguir objetivos que hasta ahora no ha logrado con su iniciativa militar.

“Exigimos que se detenga la agresión, que Israel se retire inmediatamente, levante el bloqueo y abra los pasos fronterizos”, declararon en un comunicado los grupos palestinos reunidos en Damasco. También rechazaron la presencia de observadores internacionales en la Franja.

La resolución se conoció después de que los representantes de Hamas, Emad al Alami y Mohamed Naser, abandonaron El Cairo luego de una agitada jornada de reuniones con la diplomacia egipcia en la que pudieron enterarse de todos los pormenores de la propuesta de paz.

La negativa palestina llegó después de que Israel había hecho un importante guiño por la tarde, cuando Mark Regev, el portavoz del primer ministro israelí, Ehud Olmert, dio a entender que su gobierno “apreciaba la iniciativa” y esperaba que “finalmente funcione”.

Aunque el representante del Estado hebreo tampoco había dado demasiado pie al optimismo. “No tenemos previsto parar los combates en los próximos días, ya que debemos estudiar la propuesta de Egipto en detalle”, aclaró. En otras palabras: nada de cese del fuego inmediato, como era el objetivo obvio de la diplomacia egipcia y francesa.

En ese sentido, la noticia más alentadora provino de Haaretz, que citó fuentes políticas israelíes para afirmar que en la reunión del gabinete de seguridad se había decidido suspender la tercera fase del operativo Plomo Sólido, una fase que consiste en entrar en la zonas urbanas de la Franja de Gaza para asegurar el completo control del territorio. La información más tarde fue confirmada por otra fuente anónima del gobierno israelí a la agencia Reuters.

En medio de tanta incertidumbre el gobierno francés emitió un comunicado de Sarkozy felicitándose “por la aceptación, por parte de Israel y de la Autoridad Palestina, del plan franco-egipcio presentado ayer en Sharm el Sheij”. Una felicitación más bien paradójica si se tiene en cuenta que al momento de hacerse público el comunicado ninguna de las dos partes había confirmado que aceptaba el plan de paz.

Eric Chevallier, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores francés, salió a cubrirle las espaldas a su jefe, que a esas horas se encontraba en plena gira por la región, luego de que se hiciera patente que la iniciativa de paz estaba fracasando por la negativa palestina y la fría acogida israelí. “La tregua de tres horas es un primer paso positivo”, afirmó, refiriéndose al alto el fuego diario concedido por Tel Aviv para la entrada de ayuda humanitaria. Y como sucede casi siempre en la Unión Europea, cuando se hizo patente que casi todas las puertas se estaban cerrando los ojos comenzaron a mirar al otro lado del Atlántico.