Sábado, 13 de junio de 2009 | Hoy
EL MUNDO › RECIéN HOY SE CONOCERáN LOS RESULTADOS DEL PROCESO ELECCIONARIO EN EL PAíS áRABE
Aunque los principales candidatos se declararon ganadores, las primeras cifras oficiales favorecían al presidente iraní. Recién hoy habrá resultados definitivos. Mientras tanto, el país persa vive horas de gran incertidumbre.
Los principales candidatos iraníes se proclamaron ganadores anoche, aunque, según las primeras cifras oficiales, el presidente Mahmud Ahmadinejad había obtenido una amplia ventaja. Teherán, la capital del país persa, vivía horas de extrema incertidumbre y mucha esperanza. Durante todo el día, eternas colas daban vuelta a la manzana alrededor de los centros de votación de todo el país, en las grandes ciudades y también en las zonas rurales. A la noche, tarde, cuando recién se cerraron las urnas, se largó la cuenta regresiva y la guerra de las cifras.
El primero en hablar fue el principal rival de Ahmadinejad, el ex primer ministro y candidato reformista, Mir Hossein Mussavi. “Según las informaciones que hemos obtenido, soy el ganador de estas elecciones con un margen importante”, informó y mostró una planilla que le daba el 65 por ciento de los votos. Minutos después, desde la sede de la Justicia Electoral difundían los primeros resultados. Con el 19 por ciento de los votos escrutados, el actual presidente iraní encabeza la elección con el 69 por ciento, según leyó ante las cámaras el presidente de la Comisión Electoral, Karman Daneshju.
Los resultados recién se conocerán hoy después de la oración matutina (a la madrugada argentina). Luego de terminar de contar todos los votos, los resultados deben ser validados por el poderoso Consejo de Guardianes, que fue el mismo órgano que autorizó o descartó la participación de cada candidato presidencial. Si ninguno de los cuatro presidenciables en carrera alcanza el 50 por ciento de los votos, se convocará a una segunda vuelta para el próximo viernes.
La escena ayer en los centros de votaciones hacía recordar la elección masiva de 1997, cuando el reformista Mohammad Khatami arrasó en las urnas. En aquella ocasión, más del 80 por ciento de los iraníes hicieron horas de cola para emitir su voto y poner fin al reinado del ala más conservadora de la Revolución Islámica. Una década después, millones de iraníes volvieron a tener la misma esperanza. Durante la campaña, los actos y las manifestaciones a favor del candidato reformista, Mussavi, se diferenciaban del resto porque estaban liderados por mujeres y jóvenes, que querían nuevos aires de modernidad al régimen islámico. Según la Comisión Electoral, al menos el 70 por ciento del electorado fue a votar.
En Hoseiniyá Ershad, una gran mezquita del centro de Teherán, más de cien personas hacían cola ayer por la mañana, una hora antes del inicio de los comicios. Para cuando abrieron las puertas ya había más de 700 personas esperando. “Votaré por Mussavi. Mi marido perdió su empleo. Nuestros ingresos apenas alcanzan los dos millones de riales (aproximadamente unos 200 dólares) mensuales”, explicó Saadat Mir-Ebrahimi, una peluquera de 43 años que en 2005 votó por Ahmadinejad.
Como se vio durante las tres semanas de campaña, los jóvenes y las mujeres se emocionaban más con los opositores, mientras que los que venían de las afueras de la ciudad, de las zonas más pobres y más golpeadas por el empobrecimiento de los últimos años, seguían apoyando, casi religiosamente, al presidente en funciones. “Votamos por Ahmadinejad para acabar con estos actos de inmoralidad”, dijo Ro-ghieh, de 40 años, en la mezquita Jameh Ershad, ubicada en un barrio popular del sur de Teherán, cerca de donde fue a votar el presidente por la mañana. “Tenemos que darle cuatro años más para que termine lo que empezó”, agregó.
Mientras la política exterior y el enfrentamiento con la comunidad internacional por el programa nuclear casi no fueron un tema de campaña, la economía fue la motivación de la mayoría, que esperó horas para votar. Desde el principio de su gobierno, Ahmadinejad dedicó gran parte de los fondos públicos a programas asistencialistas en las zonas más pobres del país, sin lograr, sin embargo, disminuir los niveles de pobreza.
La inflación se disparó –ya superó el 23 por ciento– y el desempleo no paró de crecer en los últimos dos años. “La inflación es terrible. Los matrimonios son menos frecuentes y los jóvenes sufren mucho la política del gobierno”, se quejó Nahid Taghipur, mientras esperaba para votar junto a su padre Ebrahim.
Pero a pesar de la polarización y la excitación que provocó esta elección, la jornada fue pacífica. Mussavi denunció algunas irregularidades, pero ninguno de los candidatos opositores llegó a acusar al gobierno de fraude, un fantasma que estuvo circulando dentro y fuera de las fronteras iraníes en los últimos días.
Hasta el cierre de esta edición, el presidente Ahmadinejad espera los resultados finales en silencio y su contrincante, el reformista Mussavi, llamaba a la calma a sus militantes. “Esperamos que el recuento de votos se haga correctamente y después podamos organizar una fiesta. Debemos respetar la voluntad del pueblo”, pidió el ex premier, ganando tiempo hasta el anuncio final.
Anoche los iraníes se fueron a dormir en un clima de paz, pero con dos ganadores.
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