Lunes, 7 de septiembre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › LOS MANDATARIOS FIRMARáN HOY UNO DE LOS MAYORES ACUERDOS BILATERALES DE LA HISTORIA BRASILEñA
Brasil comprará cuatro submarinos convencionales, un quinto submarino de propulsión nuclear y 50 helicópteros militares franceses por unos 12 mil millones de dólares, entre acuerdos avanzados e incipientes.
La potencia militar brasileña se proyecta con acento francés. Para sellar el pacto, los presidentes de ambos países, Luiz Inácio Lula da Silva y Nicolas Sarkozy, firmarán hoy en Brasilia uno de los mayores acuerdos bilaterales de defensa en la historia brasileña: Brasil comprará cuatro submarinos y 50 helicópteros militares franceses, además de tecnología de ese origen para fabricar a nivel local un submarino de propulsión nuclear, por un valor superior a los 12 mil millones de dólares. El objetivo central se encuentra sumergido: proteger las inmensas reservas petroleras que el país sudamericano posee en las profundidades marinas a lo largo de su costa atlántica.
“El valor de esta operación es muy superior a las compras de armas realizadas por Venezuela a Rusia en los últimos años”, destacó ayer el diario Folha de Sao Paulo. “E incluso que los montos del Plan Colombia”, agregó el periódico, aunque en este último caso se trate de ayuda directa por parte de Washington y no de adquisiciones de Bogotá.
El acuerdo que pondrá los cimientos del nuevo eje Brasilia-París es, para el país sudamericano, el más importante desde la segunda mitad del siglo pasado, comparable tan sólo al que firmara el entonces presidente Getúlio Vargas con Estados Unidos en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Y, según arriesgan analistas locales, terminaría de inclinar la balanza estratégica militar regional a favor de Brasil, en un subcontinente en el que, tradicionalmente, siempre se pretendió mantener un cierto equilibrio de fuerzas. “Probablemente esto es el inicio, aunque eso nadie lo admite porque puede traer consecuencias diplomáticas, de un camino que dará al país el mayor poder de fuego naval en América latina”, deslizó Roberto Godoy, especialista brasileño en asuntos militares.
José Genoíno, diputado del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), lo puso en claro. Si Brasil quiere ser una potencia, necesita armamentos. “La política de defensa adecuada para Brasil es la disuasiva, no la de confrontación. Sin embargo, un país que se quiere proyectar internacionalmente precisa contar con una fuerza coherente con sus aspiraciones”, remarcó el diputado.
Según reconoció el propio Genoíno, el fortalecimiento del poderío naval brasileño tiene como prioridad velar por los más de 50 mil millones de barriles de petróleo descubiertos en los últimos años y que yacen en el litoral atlántico. Más aún cuando, no hace mucho, la superpotencia militar mundial anunciara sus intenciones de volver a patrullar las aguas sudamericanas. “Es innegable que la preocupación por garantizar la seguridad de esos recursos estratégicos aumentó luego de que Estados Unidos anunciara, el año pasado, la reactivación de su IV Flota”, dejó en claro el diputado petista, representante oficialista en la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa Nacional de la Cámara baja.
La “alianza estratégica” que firmarán hoy Lula y Sarkozy, precisamente en el día de la independencia de Brasil, tiene dos aspectos centrales. Uno de ellos es la compra de cuatro submarinos convencionales, así como la transferencia de la tecnología necesaria para montar uno de ellos propulsado a energía nuclear en astilleros locales. “De ese modo, Brasil será el séptimo país en el mundo capaz de proyectar, construir y operar submarinos convencionales y nucleares”, precisó Folha de Sao Paulo.
El otro aspecto es la posible compra de 36 aviones cazabombarderos franceses Rafale, fabricados por la empresa gala Dassault. Para desembolsar, Brasil pone una condición clave: que se transfiera su tecnología para permitir el desarrollo de una industria militar propia, explicó el ministro de Defensa, Nelson Jobim. El Rafale, todavía en competencia con el modelo sueco Gripen, fabricado por Saab, y el estadounidense F/A-18, de la gigante Boeing, tiene todas las de ganar.
“Las negociaciones por los aviones están muy avanzadas. “Francia se mostró como el país más flexible para la transferencia de tecnología. Evidentemente, eso es una ventaja comparativa excepcional”, afirmó Lula en una entrevista concedida ayer a medios franceses. “Entre Brasil y Francia no existe una relación de abastecedor a cliente sino de socios”, replicó a su turno Sarkozy, pródigo en elogios, en una entrevista al diario O Globo.
Según apunta el mismo periódico, el acuerdo tiene lugar en un contexto de coincidencias políticas y diplomáticas entre ambos países, pues Brasil y Francia comparten la idea de impulsar “un nuevo orden mundial más solidario y además Francia defiende la idea de que Brasil debe ser un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU”.
El matutino O Estado de Sao Paulo sostuvo, a su turno, que más allá de la cooperación militar, Francia aspira a hacer de Brasil una plataforma para su expansión económica en América latina.
Sarkozy llegó anoche a Brasilia para luego cenar con Lula en su residencia oficial. De acuerdo con su agenda, hoy presenciará el tradicional desfile nacional por el día de la independencia y luego se reunirá de vuelta con el mandatario brasileño para firmar los acuerdos. Su visita habrá sido de menos de 48 horas y sin su esposa, Carla Bruni. Business are business...
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