Martes, 8 de junio de 2010 | Hoy
EL MUNDO › ENCUENTRAN UNA FOSA CLANDESTINA CON SETENTA Y SIETE CUERPOS EN MéXICO
La guerra desatada por los diferentes carteles de la droga en México ya se cobró cerca de veintidós mil vidas. En Cancún encontraron seis cadáveres a los que les habían arrancado el corazón, en un supuesto rito precolombino.
La realidad sigue superando a la más cruenta imagen de ficción. En México encontraron 77 cuerpos en una fosa clandestina en el estado de Guerrero. Cerca de Cancún, hallaron seis cadáveres sin corazón. Los investigadores adjudicaron esos crímenes a la acción de bandas de narcotraficantes. Más de 22 mil son los muertos en la “guerra” contra los carteles de la droga.
La policía municipal recibió el domingo la llamada de un habitante de la colonia El Roble, a unos 30 kilómetros del destino conocido por sus paradisíacas playas. El vecino había visto un colchón ensangrentado cerca de una alcantarilla. Al llegar a la ruta, los uniformados encontraron un pozo de un metro de diámetro del que sobresalía el cadáver de un hombre con las manos atadas. Después vinieron los otros cuerpos y un panorama más nítido del horror. Había seis cadáveres, dos mujeres y cuatro hombres.
Cuatro de los cuerpos estaban atados de pies y manos con cuerdas; los otros dos, esposados. Aunque aún no se conoce la identidad de las víctimas, sí se sabe quiénes fueron los victimarios. Una letra zeta grabada en los abdómenes de los asesinados es evidencia de que fue obra de Los Zetas, uno de los carteles de la droga más sanguinarios de México. Según las primeras pericias, esas personas llevaban al menos 24 horas muertas cuando sus cuerpos fueron hallados, por lo que la policía creía que pudieron haber sido secuestrados durante la tarde del viernes y ejecutados en algún momento del sábado.
En otro lugar, pero víctimas del narcotráfico también, las autoridades mexicanas anunciaron el hallazgo de 22 nuevos cadáveres, con lo que totalizan 77 los cuerpos encontrados en una fosa clandestina descubierta la semana pasada en la vecina Taxco, en el estado sureño de Guerrero, sobre la costa del Océano Pacífico. Hasta el día de ayer, habían encontrado en ese pozo unos 55 cuerpos y tres cabezas, según informaron el diario La Jornada y la agencia de noticias ANSA.
Los cadáveres, en avanzado estado de descomposición, aparecieron en un agujero de 150 metros de profundidad, que era empleado como respiradero de la mina San Francisco Cuadra, que producía oro, plata, cobre, bronce, zinc y plomo, y que está inactiva desde hace 23 años. La subsecretaria de Protección Civil, Nubia Sáyago, informó que concluyó la búsqueda de restos humanos en esa fosa y se inició una búsqueda en otros 31 túneles usados como sistema de ventilación natural de las minas de la zona. Entre los pocos identificados estaban el director de la prisión de Iguala, Daniel Bravo, que había sido secuestrado a mediados de mayo.
Para poner algo de precisión al horror que se vive en México, la organización no gubernamental Red por los Derechos de la Infancia dio a conocer que la lucha entre fuerzas regulares y el crimen organizado costó 22 mil vidas entre diciembre de 2006 y marzo de 2010. Cerca de 900 menores fueron asesinados en ese período. En 2006, bajo el mandato del presidente Vicente Fox, mataron a 62 personas. En 2007, los crímenes treparon a 2837 y, al año siguiente, a 6844. Pero fue al año pasado el verdadero punto de inflexión, cuando algunos estados mexicanos se convirtieron en una carnicería. En 2009, las muertes violentas llegaron a 9635. Los estados de Chihuahua, Sinaloa y Guerrero son los principales escenarios de los asesinatos. La mayor presencia del ejército y la policía no logró amortiguar las ejecuciones, sino todo lo contrario. Existen testimonios que relatan cómo los militares incurrieron en arbitrariedades y cómo fueron responsables de asesinatos, escondidos bajo la excusa del fuego cruzado.
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