Sáb 04.01.2003

EL MUNDO  › LULA DEDICA AL PLAN HAMBRE CERO PARTE DEL PRESUPUESTO MILITAR

Hagamos la feijoada y no la guerra

En su primera reunión de gabinete, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ordenó ayer postergar la compra de 12 aviones caza para la Fuerza Aérea y dedicar los 760 millones de dólares ahorrados a financiar el programa “Hambre Cero”, prioridad de su gobierno.

El “cambio” anunciado por Luiz Inácio Lula da Silva en su asunción del 1º de enero empieza a verse. El flamante presidente de Brasil anunció en la primera reunión de gabinete su decisión de postergar la compra de 12 aviones caza, cotizados en 760 millones de dólares, en favor de privilegiar los recursos para los programas de lucha contra el hambre, piedra angular de su gobierno. Ante la restricción del presupuesto acordado para el 2003 Lula recomendó a todos los ministros austeridad en los gastos, comportamiento ético y dedicación total a su cargo, según informó el ministro de Comunicaciones, Miro Teixeira, tras la reunión. A todo esto, el presidente cubano Fidel Castro manifestó al diario O Estado do Sao Paulo que habrá mutua cooperación con Brasil en Educación y Salud (ver recuadro).
Lula, según informó el ministro de Defensa, José Viegas, decidió aplazar para el 2004 el anuncio de la licitación que fue abierta desde 1998 para la compra de los 12 cazabombarderos que sustituirán a los Mirage que la Fuerza Aérea brasileña tiene desde la década de los años ‘70. Viegas aclaró que el aplazamiento no supone el abandono definitivo del proceso de modernización de la flota de la Fuerza Aérea brasileña, que incluye otras compras de aeronaves militares. “Las necesidades de la Fuerza Aérea no serán olvidadas. Al contrario, el presidente ha dado manifestaciones concretas de su propósito de prestigiar las fuerzas armadas del país”, afirmó el ministro. La decisión del presidente brasileño de aplazar la compra fue aceptada normalmente por los militares, dijo ayer el comandante de la Fuerza Aérea, brigadier general Luiz Carlos Bueno.
En la licitación para la venta de los cazas fueron calificados cinco consorcios, entre ellos el europeo SAAB-Bae Sistems, que ofrecía su avión Grippen, y la empresa rusa Mapo-Mikoyan, fabricante del Mig 29.
Igualmente se inscribieron y fueron calificados para la licitación la empresa estadounidense Lockheed Martin, con los F-16, y los consorcios franco-brasileño Dasault-Embraer, con el Mirage 2000, y ruso-brasileño Rosoboronexport-Avibras, que ofrecía los Sukhoi Su-35. Los Mirage 2000, fabricados en Brasil con la tecnología de la empresa francesa, figuraban como favoritos debido al anuncio de Lula de que privilegiará a las empresas brasileñas en las licitaciones públicas. En un momento, Estados Unidos llegó a presionar abiertamente por sus “boys”, pero sus interferencias fueron ignoradas por la Cancillería brasileña.
“Cuando no haya dinero, el gobierno tendrá que usar su creatividad y la movilización social para asegurar la ejecución de sus programas sociales prioritarios”, dijo Lula en el salón Oval del Palacio de Planalto, sede administrativa del gobierno brasileño, ante los 25 ministros y nueve secretarios de Estado de su administración. El presidente brasileño reafirmó que el viernes 10 viajará con parte de su gabinete a la región del nordeste y destacó la importancia de que sus colaboradores “tengan un contacto directo con la pobreza más absoluta de nuestro país”. El recorrido, que incluirá a varios municipios pobres del nordeste, se iniciará en la ciudad de Guaribas, interior del estado de Piaiauí, con el record de mortalidad infantil: de cada 1000 niños que nacen, 60 no logran completar los tres años de vida. Así Lula pidió que todos los ministros se comprometan en el programa Hambre Cero y les dio plazo hasta el 30 de enero a fin de que presenten un plan de metas al gobierno.
El ministro de Hacienda, el médico Antonio Palocci, hizo una exposición en la que destacó la forma positiva con que los mercados están recibiendo al nuevo gobierno, con alza bursátil y acentuada baja del dólar en la primera jornada del año. Esto se evidenció en un inusual elogio del director gerente del FMI, Horst Koehler, quien señaló que “el presidente Lula es un verdadero líder del siglo XXI”. Además Palocci pidió a sus compañeros en el gobierno que hicieran un recorte de por lo menos un 10 por ciento en los gastos previstos por sus respectivas carteras. A fines de diciembre, el Congreso brasileño aprobó un presupuesto de 300.000 millones de dólares, tres cuartas partes de los cuales servirán para pagarla deuda pública. Asimismo, el presidente hizo dos pedidos específicos: al titular de Justicia, Marcio Thomaz Bastos, le requirió lanzar un “combate frontal” contra la prostitución infantil, y a Palocci estimular la creación de cooperativas de crédito, que ofrezcan tasas más bajas que los bancos.
La reunión de gabinete también discutió la iniciativa de proponer al FMI la adopción de una meta social en el acuerdo alcanzado en septiembre pasado por el anterior gobierno de Fernando Henrique Cardoso, y que pone a disposición de la actual gestión 24.000 millones de dólares hasta final de año. El ministro de Seguridad Alimentaria, José Graziano, expuso su idea de proponer al fondo que todos los recursos previstos para este año destinados al programa Hambre Cero, unos 715 millones de dólares, se consideren gastos financieros y no sociales. Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, afirmó que todos los ministros van a actuar en la adopción de medidas relacionadas con el programa de combate al hambre, un flagelo que afecta a 54 de los 175 millones de brasileños. En ese sentido, el ministro de Agricultura, Roberto Rodrigues, dijo que ya fue abordado por numerosos productores rurales que se manifestaron dispuestos a hacer donaciones para las políticas sociales.

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