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La ministra colombiana de Defensa, Martha Lucía Ramírez, convocó ayer a un consejo de seguridad para analizar la complicada situación de Arauca. En menos de un mes, en esta región petrolera del nordeste colombiano estallaron cuatro coches bomba que dejaron 12 muertos y 30 heridos, lo que pone en duda la eficacia de la zona de seguridad establecida por el gobierno en esa región. El último atentado en Arauca se produjo el domingo, cuando estalló un coche y murieron seis soldados y un civil, que conducía el vehículo. Bogotá atribuyó el atentado a las FARC, a las que acusa de engañar a civiles para hacerlos subir a los autos bomba.
“Esta situación no significa que el gobierno, las FF.AA. y la policía hayan perdido el control de Arauca”, aseguró el ministro colombiano del Interior y Justicia, Fernando Londoño. Pero admitió que, aunque se habían tomado medidas y “todos estaban en alerta”, Arauca es una zona “muy difícil”. El coche bomba que explotó el domingo en Pueblo Nuevo mató a seis soldados y un civil, que estaba sentado en el asiento del conductor. Además, nueve personas resultaron heridas. Pueblo Nuevo está en Arauca, un departamento petrolero que se halla bajo control de las tropas gubernamentales para combatir a los grupos armados ilegales, bajo entrenamiento de fuerzas especiales de EE.UU. para proteger el oleoducto de la petrolera Oxy.