El Servicio de Inteligencia del gobierno de Brasil sería la próxima área a la que la presidenta Dilma Rousseff (foto) dedicaría gran atención. Según fuentes ligadas al Ejecutivo, la mandataria evalúa modificar ciertas prácticas llevadas a cabo por efectivos de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN), un organismo creado por la dictadura militar que gobernó Brasil entre las décadas del ’60 y el ’80. Al parecer, Rousseff tiene la intención de introducir cambios en algunas prácticas que eran utilizadas durante los años de plomo, como las pinchaduras generalizadas de líneas telefónicas, infirmó ayer el diario brasileño Valor Económico. Además, en el Ejecutivo también evalúan la posibilidad de desvincular la ABIN del gabinete de Seguridad Institucional. El ministro a cargo de esa cartera es el general José Carvalho Siqueira, quien recibió las críticas de la presidenta la semana pasada, debido a su oposición a la creación de la Comisión de la Verdad, un organismo destinado a investigar violaciones a los derechos humanos cometidas por el gobierno de facto. El Ministerio de Justicia sería un probable destino para la agencia de inteligencia.