Por Julian Borger, Richard Norton Taylor y Jonathan Steele *
Desde Washington y Londres

Estados Unidos usará más de 3000 bombas y misiles guiados de precisión durante una arremetida aérea de 48 horas sobre Irak, seguida por una invasión terrestre en movimiento de pinzas apenas una semana después, según planes de guerra descriptos por el New York Times ayer. Citando a funcionarios militares, el diario dijo que EE.UU. empleará más armas “inteligentes” que en la Guerra del Golfo de 1991 para minimizar las bajas civiles y limitar los daños a la infraestructura de Irak. A diferencia del ataque de 2001 contra Afganistán, cuando las tropas terrestres fueron retenidas por varias semanas después de que empezara el bombardeo, el Pentágono enviará columnas acorazadas desde dos direcciones rumbo a Bagdad mientras fuerzas especiales llegarán por helicópteros para tomar los campos petroleros y evitar que sean volados por los iraquíes. Los planes para la campaña aérea también incluyen la contingencia del empleo de armas nucleares en represalia contra un ataque químico o biológico por fuerzas iraquíes, o para penetrar un búnquer enterrado en profundidad del que se sospeche que contiene arsenales de destrucción masiva, según otras versiones estadounidenses.
Una directiva presidencial secreta firmada en septiembre pasado y filtrada al Washington Times permite el uso de armas nucleares en represalia a un ataque químico o biológico por fuerzas iraquíes, lo que termina con una política de ambigüedad sobre el tema. Según informes, se ha confeccionado una lista de blancos posibles en un “Documento de Planificación de Teatro Nuclear” producido por Stratcom, el ala de planificación nuclear del Pentágono. El documento fue preparado tanto para la Administración como para el Comando Central, que supervisará la guerra en Irak. Es improbable que se usen armas nucleares, aunque más no sea por la indignación internacional que suscitaría su empleo, pero analistas militares estadounidenses dijeron que los planes mostraban que la administración Bush estaba desdibujando las líneas que en el pasado separaban la opción nuclear de otros armamentos. Esta orientación se reflejó en Gran Bretaña, el aliado más próximo de EE.UU. contra Irak, cuyo ministro de Defensa, Geoff Hoon, dijo ayer que Londres no descartaba el uso de sus fuerzas nucleares. Estos trascendidos ocurren en el momento de más alta popularidad norteamericana de la guerra: un 66 por ciento de los encuestados dijeron que estaban de acuerdo con la invasión pese al peligro de bajas estadounidenses.
Los planes bélicos filtrados aparecieron mientras 800 comandos de los Royal Marines británicos, respaldados por ingenieros y expertos en comunicaciones, aterrizaban en Kuwait, en el primer despliegue significativo de fuerzas terrestres británicas en el Golfo. Kuwait será la base principal de las tropas terrestres británicas, incluyendo una brigada acorazada equipada con más de 100 tanques de batalla Challenger 2 y artillería de largo alcance. El gobierno todavía debe anunciar dónde estará basada la otra fuerza terrestre principal: la 16ª Brigada de Asalto Aéreo, incluyendo paracaidistas respaldados por artillería ligera. Tampoco ha anunciado aún el despliegue de un paquete aéreo, que probablemente incluirá bombarderos Tornado, Jaguar y Harrier, así como aeronaves de reabastecimiento de combustible en vuelo, aviones espía Nimrod, y aeronaves de reconocimiento aéreo Canberra.
La campaña aérea puede terminar en una semana, dijo el informe del New York Times. “La Tercera División de Infantería del Ejército y un contingente importante de Marines recibirán la misión de golpear hacia el norte desde Kuwait, mientras una fuerza con la punta de lanza de Cuarta División de Infantería se desplazará hacia el sur desde Turquía”, dice el diario.