Sábado, 19 de marzo de 2011 | Hoy
EL MUNDO › KHADAFI ANUNCIO UN ALTO EL FUEGO, PERO LA COALICION ARABE-OCCIDENTAL MANTIENE SU PLAN DE INTERVENIR EN LIBIA
La decisión definitiva se tomará hoy en París, en una cumbre convocada por el presidente francés y en la que participarán Washington, los países de la Unión Europea, la Unión Africana, la Liga Arabe y el secretario general de las Naciones Unidas.
Por Eduardo Febbro
Desde París
La coalición árabe-occidental que se forjó para desalojar del poder al azaroso coronel Khadafi todavía no definió su perfil completo, pero ya le planteó un ultimátum al aún líder libio. Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y algunos países árabes intimaron a Khadafi a poner fin “inmediato” a “todos los ataques” contra la población. “La resolución 1973 adoptada por el Consejo de Seguridad impone obligaciones muy claras que deben respetarse”, afirma la presidencia francesa en un comunicado. En ese mismo texto, los países mencionados le exigen a Khadafi que aplique “un alto el fuego inmediatamente, es decir, que todos los ataques contra civiles deben acabar”. Si no lo hace, Khadafi se expone al empleo inmediato de la fuerza. El líder libio respondió ordenando un alto el fuego y “cese inmediato de todas la operaciones militares”, pero a las pocas horas fue acusado de no cumplirlo por el gobierno estadounidense, tras conocerse nuevos ataques sobre posiciones rebeldes (ver aparte). Sin embargo, pese a estas repetidas advertencias, el dispositivo militar que dará lugar a la intervención propiamente dicha no ha entrado aún en acción. “Todo está listo”, dijo ayer el canciller francés, Alain Juppé, pero la decisión definitiva se tomará hoy en París al cabo de una cumbre convocada por el presidente francés y en la que participarán Washington, los países de la Unión Europea, la Unión Africana, la Liga Arabe y el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
De hecho, si el andamiaje militar del operativo que se avecina está listo, la identidad de sus participantes sigue en la bruma. Hay países africanos hostiles, regímenes árabes a favor y en contra y una preferencia reiterada por París de que la OTAN no aparezca en la foto de la coalición. El ultimátum dirigido a Khadafi no menciona qué países árabes adhieren a él. La realidad es que todavía no se conoce cuáles son esos países árabes que respaldan con su participación la fase que se inicia. Se menciona a dos, los Emiratos Arabes Unidos y Qatar. Este último –un riquísimo emirato del Golfo Pérsico– ya participa a su manera en el conflicto a través del canal árabe Al Jazeera, del cual es propietario y que emite desde hace varias semanas en directo desde Benghazi, el feudo de los rebeldes, a quienes apoya abiertamente. Pero recién hoy se conocerá el cuadro completo de la coalición y, tal vez, el alcance del compromiso militar de Estados Unidos. Washington se sumó tardíamente a la iniciativa franco-británica a favor de una zona de exclusión aérea. Hostil al principio, la Casa Blanca se pronunció a favor de la guerra recién a último momento, pero no adelantó qué medios militares pondría en juego. Otros países, en cambio, se fueron sumando a la aventura mientras que la OTAN no se implicó hasta ahora en la intervención. La alianza atlántica adelantó que ultimaba “sus preparativos para estar lista y tomar las iniciativas adecuadas”. No obstante, París no desea que la OTAN se implique directamente por cuanto la intervención de este organismo, que es el emblema mismo del poderío militar de Occidente, sería “una mala señal”, según la expresión empleada por el portavoz de la Cancillería francesa, Bernard Valero. En cambio, varios países miembros de la OTAN –Canadá, Noruega, Dinamarca, Bélgica– anunciaron su intención de unirse a la coalición con el aporte de aviones de transporte y cazabombarderos F-16 y F-18. Seis aviones CF-18 canadienses iban a desplazarse este viernes hasta la zona. Suecia y Holanda se mantuvieron a distancia del esquema militar al tiempo que España precisó que aportaría “medios aéreos y navales” así como sus bases de Rota y Morón (Andalucía, sur). Italia, la ex potencia colonial en Libia y primer socio comercial de Khadafi hasta hace apenas unas semanas, decidió el viernes desempeñar “un papel activo” con la utilización de sus bases militares de Sigonella, Sicilia, una de las más cercanas a Libia y, desde 2009, sede del nuevo Sistema de Vigilancia Terrestre (AGS) de la OTAN que cumple funciones de apoyo logístico para las operaciones de la Sexta Flota de Estados Unidos.
Resulta por demás curiosa o improvisada la actitud de organismos regionales como la Unión Africana, fuertemente hostil a toda intervención en Libia y, de pronto, partidaria de la guerra multinacional. Gabón, Nigeria y Africa del Sur, los tres países de la UA miembros del Consejo de Seguridad, aprobaron la resolución de la ONU adoptada el jueves. Su acuerdo a la aplicación definitiva de los términos de la resolución de la ONU ante el evidente no respeto de la misma por parte de Khadafi es vital para legitimar la operación a fin de que ésta no aparezca únicamente como una cruzada occidental. Una lectura similar puede hacerse de la posición de los países árabes. No es una coincidencia si, hasta hoy, sólo dos países árabes se mostraron dispuestos a implicarse en la coalición. Se trata de Qatar y los Emiratos Arabes Unidos, los únicos dos regímenes árabes que no enfrentan ninguna revuelta democrática interna. Egipto aclaró que no se comprometería en la coalición. Sin embargo, informaciones persistentes dan cuenta de una ayuda directa de El Cairo a los rebeldes. La poca credibilidad que tiene el supuesto alto el fuego decretado por Khadafi puede terminar de convencer a Africa y al mundo árabe. Ambos son reticentes a implicarse en la coalición aunque sea de lejos. Su contribución, aunque modesta o simbólica, es esencial para darle a la coalición un perfil “globalizado” y no los rasgos de una nueva asociación de Occidente contra un país árabe. El resultado de la cumbre de París es esencial para darle credibilidad a lo que podría ser algo más que la aplicación de una resolución de la ONU. Todo el mundo sabe que Khadafi es un zorro astuto y que no dejará que le saquen la piel a bajo precio. La supremacía militar de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña en el Mediterráneo no autoriza ninguna duda sobre la aplastante asimetría de las fuerzas. En ese contexto, París, Washington y Londres presionan para sumar apoyos. Cuanto más grande es el número de países, en especial los vecinos árabes de Libia, más sólida es la credibilidad. El ultimátum lanzado ayer –donde se menciona a países árabes sin nombrarlos– prueba que el montaje político no está terminado. Pero también prueba otra cosa. Una vez terminada la cumbre y con la foto solemne de todos –europeos, árabes y africanos– como imagen de consenso, las armas entrarán en escena, si es que Khadafi no sale antes por su propia cuenta. El juego queda abierto, siempre hacia lo peor. Como dice la canción infantil: “Mambrú se fue a la guerra, ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!, Mambrú se fue a la guerra, no sé cuándo vendrá”. Algunos le atribuyen a esta canción un origen francés. Otros alegan que su origen es árabe.
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