Martes, 22 de marzo de 2011 | Hoy
EL MUNDO › UN ESTADIO TRANSFORMADO EN UNA MORGUE
En el estadio de Rifu, transformado en morgue, los japoneses desfilan ante cientos de cadáveres sin identificar con la esperanza de que sus seres queridos no figuren entre los muertos, pero con la angustia de que formen parte de los miles de desaparecidos del tsunami.
Cubiertos con una sábana blanca, los féretros están colocados en el gimnasio, los unos al lado de los otros. Las personas llegan a él en busca de un pariente con la esperanza de no encontrarlo, porque eso significaría que ha sobrevivido a la catástrofe más mortífera en Japón desde hace casi un siglo. Pero si lo encuentran, quedan aliviados, ya que podrán enterrarlo o incinerarlo respetando las tradiciones, muy ancladas en el nordeste rural del Japón.
Diez días después del sismo, el número de personas oficialmente desaparecidas seguía siendo este lunes de 13.262, muy superior al de muertos confirmados (8649), y aumenta día a día, según la policía.
Para muchos está claro que el cementerio de la mayoría de los desaparecidos se extenderá por cientos de kilómetros en las costas arrasadas por la ola gigante. Así, en la pequeña isla de Minamisanriku, a unos 50 kilómetros al noroeste de Rifu, 8000 personas desaparecieron probablemente, pero no se ha encontrado ningún cuerpo hasta ahora.
Sin embargo, Yukiko Sakai no ha perdido la esperanza. Esta mujer de 33 años fue al estadio Rifu en busca de su marido, Kenji, con el que contrajo matrimonio hace apenas tres meses y del que no tiene noticias desde el día del tsunami.
“Estoy aquí para eliminar la peor de las probabilidades. Si no está aquí, quiere decir que puede estar vivo –espera la mujer–. Le envío mensajes telefónicos todos los días para que pueda ubicarme rápidamente si los recibe.”
La pareja estaba en casa cuando se produjo el terremoto de magnitud 9. Pero cada cual partió por de su lado para escapar de la amenaza. Yukiko piensa que quizá su marido volvió a casa para recuperar objetos cuando llegó el tsunami.
Aunque es comprensible que la mujer siga esperando, los socorristas se dedican ahora a buscar cadáveres más que a eventuales sobrevivientes, aun cuando el domingo encontraron con vida a una mujer y su nieto, entre los escombros de su casa.
Takumi Fukukawa, de 35 años, ha ido varias veces al estadio de Rifu para buscar a su madre, de 60 años, Sachiko. “La hemos buscado en los centros de evacuación y en las listas publicadas por Internet. Vinimos el viernes y de nuevo hoy, sin obtener nada nuevo”, explicó.
La mayor parte del tiempo, las informaciones disponibles son escasas, confusas y a menudo contradictorias. “Es extremadamente difícil” identificar los cuerpos, comenta Makio Akao, un responsable de la prefectura de Miyagi, donde está Rifu. “Los medios tradicionales no siempre están disponibles, pues la ropa ha sido arrancada o los dedos están tan dañados que no se pueden tomar las huellas dactilares.”
La identificación dental podría ser otra solución, pero la mayoría de los gabinetes dentales fueron destruidos por el tsunami.
Si no se puede identificar un cuerpo, será enterrado de manera anónima, pero se conservarán sus huellas y ADN, indicó Akao.
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