EL MUNDO › RUMSFELD DIJO QUE SE IRA A LA GUERRA INCLUSO SIN APOYO BRITANICO

Lo haremos contigo o sintigo, my friend

Mientras se estiraba el proceso de negociaciones en la ONU para consensuar un ataque a Irak, el jefe de los halcones norteamericanos dejó en claro que EE.UU. está dispuesto a ir a la guerra incluso sin el apoyo de Gran Bretaña, liquidando lo que queda de mediación diplomática.

Estados Unidos mantiene sus planes belicistas sobre Irak con o sin el consentimiento de la ONU y, lo que es un paso más, con o sin que su aliado histórico Gran Bretaña lo acompañe en la ofensiva. “Estados Unidos está listo para ir a la guerra contra Irak sin la participación directa de Gran Bretaña si es necesario”, declaró ayer en abierto unilateralismo el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld. Su declaración se despegó del juego diplomático al que se inscribió Gran Bretaña, más dispuesta a acordar un plazo de tiempo suplementario –al del 17 de marzo- al presidente iraquí, Saddam Hussein, con la esperanza de atraer a su posición a algunos de los países indecisos. Con el frente diplomático fisurado por la invariable oposición a la nueva resolución por parte de Francia, Rusia, China –con poder de veto– y Alemania, sumado al pedido de seis países miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de extender el plazo a 30 días, la Casa Blanca insistió que la votación sobre el ultimátum se hará esta semana, pero estará sujeta “a ligeros ajustes” sobre su fecha, dijo por su parte –y en total incongruencia con Rumsfeld- el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher.
Rumsfeld dijo que frente a una eventual negativa del Parlamento británico a un involucramiento militar en Irak, y si el presidente George W. Bush apela a la fuerza sin apoyo de la ONU, “lo que será decidido finalmente” en Londres “no está claro”. El jefe del Pentágono señaló que “si ellos (los británicos) pueden participar, son bienvenidos. Si no pueden participar, hay maneras de arreglar las cosas y no estarán involucrados” directamente en una intervención militar. Rumsfeld agregó que “es una cuestión que el presidente abordará en los próximos días”. En cualquier caso, los británicos estarían implicados en la reconstrucción de Irak en la era pos-Saddam Hussein, agregó. Y también suavizó el impacto de sus dichos, afirmando que Gran Bretaña seguía siendo "un aliado improtante". Horas más tarde, los funcionarios británicos minimizaron las declaraciones del jefe del Pentágono, argumentando que seguía en pie el esfuerzo de lograr el voto de la nueva resolución. La Casa Blanca todavía insiste que la resolución sobre Irak presentada por Estados Unidos, Gran Bretaña y España –apoyada por Bulgaria–, pero a la que se opone la mayoría de los miembros de la ONU, se vote esta semana en la ONU, sin que se varíe –o ligeramente– el plazo establecido del 17 de marzo como fecha final para el desarme del régimen iraquí.
Ari Fleischer, portavoz de la Casa Blanca, rechazó la propuesta de varias naciones del Consejo de Seguridad que no han decidido su voto, en favor de alargar el plazo entre 30 y 45 días. También desestimó un plazo menor de tiempo como el sugerido por Gran Bretaña, cuyo embajador ante Naciones Unidas, Jeremy Greenstock, dejó la puerta abierta para ir más allá del 17 de marzo, pero en ningún caso sobrepasar el final de este mes. “No hay mucho tiempo y yo no diría que hay un plazo intermedio”, subrayó Fleischer, quien no obstante destacó que “estamos todavía en una importante fase diplomática en Nueva York” y que el texto del proyecto de resolución no es inalterable. La resolución precisa para su aprobación del voto favorable de al menos nueve de las 15 naciones representadas en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que ningún miembro permanente ejerza el derecho a veto. “Si la ONU no hace cumplir la resolución, el mensaje a Irak será un mensaje de laissez-faire, un mensaje de que está bien que tenga las armas de destrucción masiva que tiene”, manifestó Fleischer. Bush continuó sus gestiones telefónicas para recabar apoyos y habló ayer con el presidente de Angola, Jose Eduardo Dos Santos, que se ha mostrado indeciso sobre la opción que escogerá, con una ligera tendencia a favor de los que se oponen a la resolución.
“Estamos ciertamente dispuestos a estudiar algunos ajustes o modificaciones”, declaró, por su parte, Richard Boucher. Tal como lo había hecho la Casa Blanca un poco antes, opinó que es “demasiado largo” el nuevo plazo de 30 o 45 días que se propone en un proyecto que circula en la ONU a instancias de seis miembros no permanentes del Consejo de Seguridad: Pakistán, Chile, México, Guinea, Angola y Camerún. Entretanto, el líder islámico moderado Recep Tayyip Erdogan fue designado ayer primer ministro de Turquía, en un momento clave para su país. Turquía y Washington negociaban ayer de manera preliminar el uso del espacio aéreo turco por parte de las fuerzas norteamericanas. El embajador turco en Estados Unidos, Faruk Logoglu, señaló que no ha habido una petición “formal”, pero hay negociaciones con “carácter exploratorio” para lograr un acuerdo que necesitará de la ratificación del Parlamento de su país. El Parlamento turco rechazó previamente autorizar el despliegue de 62.000 soldados estadounidenses en bases turcas que participarían en la invasión de Irak desde el norte, pese a la oferta económica de Estados Unidos de un paquete de ayuda de 26.000 millones de dólares. El permiso de entrada a Turquía facilitaría a EE.UU. el envío de tropas y equipamiento militar al norte de Irak, donde el Pentágono considera importante poder abrir un frente norte para que los iraquíes no concentren todas sus fuerzas en el sur del país.
Un debate público sobre Irak se abrió ayer en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, mientras París y Moscú amenazaban explícitamente con oponer su veto a toda resolución en forma de ultimátum que autorice el recurso a la fuerza contra Bagdad. Mas de 40 países se han inscrito en la lista de oradores para intervenir en la sesión especial del Consejo de Seguridad que se celebraba sobre la crisis de Irak. La sesión, que se celebraba bajo el título de “La situación entre Irak y Kuwait”, tenía como objetivo permitir que los países que no integran el Consejo de Seguridad puedan exponer su posición sobre la crisis de Irak, en un momento en que el organismo debe decidir la vía a seguir para lograr el desarme completo de Bagdad.

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Donald Rumsfeld insinúa que podría incluir a Gran Bretaña dentro de la “vieja Europa”.
 
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