Martes, 20 de diciembre de 2011 | Hoy
EL MUNDO › EL FMI Y EL BANCO CENTRAL EUROPEO ELEVARON SU NIVEL DE ALERTA
La titular del Fondo recomendó a las naciones emergentes estar preparadas para un colapso europeo, mientras el Banco Central de la Zona Euro indicó que la situación actual tiene la misma gravedad que cuando cayó Lehman Brothers, en 2008.
Por Cristian Carrillo
“La estabilidad financiera de la Zona Euro se encuentra en el mismo peligro que al momento de la quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008”, alertó ayer el Banco Central Europeo (BCE). La bancarrota del holding estadounidense inició ese año la peor crisis financiera desde el crac del ’30, lo que obligó al gobierno estadounidense a inyectar más de dos billones (millones de millones) de dólares en el sistema bancario. La exposición de los bancos europeos a las hipotecas de alto riesgo estadounidenses fue el canal de contagio a los países del Viejo Continente, dejando además al descubierto las debilidades fiscales de sus economías. La directora gerente del Fondo Monetario, Christine Lagarde, señaló ayer que la crisis europea supone un riesgo para “todas las economías del mundo”, por lo que recomendó a los emergentes proteger sus stocks de reservas para hacer frente a cualquier posible quiebra entre los desarrollados. Para su antecesor, Dominique Strauss-Kahn, la Eurozona es “una balsa a punto de hundirse”. Los países de la Eurozona ratificaron su compromiso de aportar en forma de préstamos bilaterales 150.000 millones de euros al FMI para que el organismo los distribuya a las economías con mayores dificultades en la región.
La comparación de la situación mundial actual con la exhibida durante el 2008 genera varios interrogantes, dado que los efectos de aquel desplome –que aún se mantienen– alcanzaron al sector real. La realidad en la Eurozona es todavía más delicada que la de Estados Unidos, por las ataduras que tienen los países miembro en materia monetaria y cambiaria. Una depreciación en alguno de esos Estados permitiría sacar a sus economías del atolladero en que se encuentran, pero eso pondría en riesgo el proyecto del euro. Esos países tampoco pueden negociar sus deudas soberanas de manera autónoma respecto del bloque. A esto se suman los planes de ajuste que los organismos de crédito obligan a impulsar en todas las economías con problemas fiscales, agravando la crisis y retrasando las posibilidades de recuperación. Las presiones de los mercados, que aprovechan para sacar rédito del escenario actual, tampoco colaboraron con la salida de la crisis europea.
“Las últimas tensiones en los mercados han agravado los ya considerables problemas de los bancos, hasta llegar a alcanzar las dimensiones de una crisis sistémica que no se había detectado desde el colapso de Lehman Brothers hace tres años”, sentencia el informe de estabilidad financiera del BCE. Según el documento difundido en Francfort, en la segunda mitad del año subieron “considerablemente” los riesgos para la estabilidad de los Estados que comparten el euro. Las turbulencias en los países más endeudados –como el caso de Grecia, Portugal y España– impactaron en los bancos comerciales de la región y las perspectivas para la coyuntura mundial empeoraron notablemente. Sólo en el primer trimestre de 2012, los bancos europeos necesitarán un aporte de capital de 220.000 millones de euros (casi 290.000 millones de dólares), detalló el vicepresidente del BCE, Vitor Constâncio, quien descartó que existan riesgos de una ruptura en la Eurozona.
La titular del Fondo fue aún más pesimista. “La dificultad que los europeos tienen para gestionar la crisis creará una onda expansiva a todas las economías del mundo”, afirmó. La directora gerente alertó a las naciones pobres, en especial a las vinculadas con el comercio e inversión europeos, a estar preparadas. “Lo que decimos es que tengan cuidado con lo que está ocurriendo actualmente en las economías desarrolladas”, añadió. En tal sentido, reconoció la necesidad de “asegurarse de que tienen suficientes reservas y resistencia para afrontar la tormenta”. El ex titular del FMI, en su primera aparición pública luego de las acusaciones de violación que lo obligaron a abandonar su cargo, explicó que los países europeos “pasan de un plan (de rescate) a otro, de una cumbre vista como la última oportunidad a otra, sin admitir las pérdidas, sin permitir una reactivación del crecimiento y fracasando en recuperar la confianza”. “Con el último temporal, parece que la balsa ya no es tan resistente”, ejemplificó Strauss-Kahn, tras lo cual apuntó: “No creo que (el presidente francés Nicolas) Sarkozy y (la canciller alemana Angela) Merkel se entiendan bien y ése es probablemente uno de los motivos por los cuales el sistema europeo tiene problemas para avanzar”.
La única respuesta en la que parecen coincidir es reforzar el rescate financiero. El ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schaeuble, sugirió que su país podría aportar los 21.000 millones de euros que le corresponden al Mecanismo Europeo de Estabilidad en 2012. La medida apunta a poner en funcionamiento lo antes posible el fondo de rescate permanente, con el objetivo de ofrecer más credibilidad ante los inversores. “Mi prioridad es crear confianza”, agregó.
Por su parte, los países que integran la Eurozona confirmaron el compromiso de aportar 150.000 millones de euros al Fondo, “como parte de un esfuerzo internacional más amplio para mejorar la disponibilidad de recursos del FMI”. El ministro británico de Finanzas, George Osborne, confirmó que su país no hará nuevos aportes al Fondo. El organismo monetario será el encargado entonces de distribuir esos recursos extras a los países de la Eurozona con dificultades presupuestarias. Ayer el FMI aprobó el desembolso inmediato a Portugal de unos 2900 millones de euros (unos 3700 millones de dólares), que corresponden al tercer tramo del préstamo acordado en mayo, luego de que se completara la segunda revisión de las cuentas de ese país.
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