EL MUNDO › UNA SOLDADO VIVIO GRACIAS A UN IRAQUI, Y UN PERIODISTA MURIO
Una historia de vida, otra de muerte
La vida y la muerte es lo que está en juego en tiempos de guerra. La soldado estadounidense Jessica Lynch, que había sido capturada por las fuerzas iraquíes y fue rescatada el martes por una operación comando en Nasiriya, le debe la vida a un abogado iraquí. Según publicó ayer The Washington Post, el iraquí asumió grandes riesgos para informar a los militares norteamericanos de la detención de Jessica en un hospital de esa ciudad. Por otra parte, Michael Kelly murió ayer mientras hacía la cobertura de la guerra para The Atlantic Monthly. Es el primer periodista estadounidense que muere, que formó parte de los 600 periodistas que trabajan junto a las fuerzas norteamericanas. Kelly estaba realizando un informe con la 3º División de Infantería del Ejército norteamericano cuando sucedió un accidente en el que también murió un soldado estadounidense. El incidente estaba siendo investigado.
La soldado de 19 años procedente de Palestine, en West Virginia, pasó nueve días como prisionera, y fue trasladada a Landstuhl, el mayor hospital militar estadounidense fuera de las fronteras del país. Según contó el diario norteamericano The Washington Post, fue una historia de un acto heroico. La semana pasada, un abogado chiíta iraquí de 32 años –que el periódico identificó sólo como Mohamed– notó la presencia de unos 40 fedayines y agentes de seguridad iraquíes en el hospital de Nasiriya (sudeste) mientras visitaba a su esposa, que trabaja como enfermera. Mohamed vio cómo un soldado iraquí abofeteaba a la joven, fue en busca de ayuda y dio con una unidad de marines a unos 10 kilómetros del hospital. Pero el relato no queda ahí: el iraquí arregló con los marines de regresar al hospital y espiar a los milicianos iraquíes; averiguó las vías de acceso a la clínica y volvió a la base, donde dibujó unos mapas del hospital. Con esa información se realizó una operación conjunta con las fuerzas especiales y rescataron la noche del martes a Lynch, de la 507 Compañía de Mantenimiento. La soldado viajaba en un convoy de esa compañía que fue emboscado por unidades iraquíes el pasado 23 de marzo. Mohamed, su esposa enfermera y su hija de seis años están ahora en un campo de refugiados en Um Qasr.
El comandante David Rubenstein dijo a la prensa que la soldado “está de buen humor cuando está despierta y ya habló por teléfono con su abuela y sus padres”. Según dijo, tiene a su lado a un compañero de su unidad de mantenimiento. Lynch tendrá que ser sometida a varias intervenciones quirúrgicas, informaron fuentes del hospital militar de Landstuhl, en el oeste de Alemania, donde es tratada la paciente. La joven sufrió varias fracturas de huesos en el brazo, el tobillo y el pie derecho, así como en ambas piernas, y tiene además pequeñas heridas de procedencia desconocida en la cabeza y la columna vertebral, afirmó Rubenstein, señalando sin embargo que la soldado no sufrió heridas de bala o arma blanca. En estos momentos Lynch está siendo alimentada todavía por vía intravenosa. “Pero ya ha hecho para después una lista con sus platos favoritos: pavo y puré de manzana”, agregó el militar.
El enviado especial y editor general del Atlantic Monthly y columnista para el Post, murió ayer en un incidente con el vehículo militar en el que viajaba, un Humvee todo terreno. Kelly, de 46 años, tenía permitido acompañar a la unidad militar bajo un programa autorizado por el Pentágono. El periodista cubrió la primera Guerra del Golfo como redactor “free-lance” de revistas. Esta semana Kelly fue citado por el The New York Times alabando a los militares por permitir la presencia de la prensa en las unidades de combate durante las operaciones. “Hay una sensación real luego de la guerra del Golfo de que no existen testigos”, dijo en su último testimonio. Es el cuarto periodista que muere en acción en el conflicto bélico en suelo iraquí que lleva más de dos semanas.