Sábado, 14 de enero de 2012 | Hoy
EL MUNDO › EN CAMPAÑA, ACCEDE A UNA DE LA PRINCIPALES DEMANDAS OPOSITORAS AL PLANTEAR UN ACHICAMIENTO DEL ESTADO
El presidente afirmó que la primera acción sería agrupar a todas las agencias que tratan con comercio y exportaciones bajo un mismo departamento, para hacer más fácil que los pequeños negocios obtengan ayuda gubernamental.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió ayer al Congreso que le reinstaure los poderes presidenciales de los que disfrutaron sus antecesores durante décadas para poder reducir el tamaño del gobierno federal, una de las mayores demandas de la oposición republicana y argumento clave de los aspirantes a arrebatarle la Casa Blanca en noviembre.
“Permítanme ser claro: sólo utilizaré esta autoridad para reformas que resulten en un servicio mejor y más efectivo y en un gobierno más ágil”, dijo Obama. “Vivimos en una economía del siglo XXI pero todavía tenemos un gobierno organizado para el siglo XX”, afirmó en la Casa Blanca, al anunciar un plan con el que se ahorrarían 3000 millones de dólares en diez años. “Nuestra economía ha cambiado fundamentalmente, como lo ha hecho el mundo, pero nuestro gobierno y nuestras agencias, no”, dijo Obama.
El presidente afirmó que la primera acción sería agrupar a todas las agencias que tratan con comercio y exportaciones bajo un mismo departamento, para hacer más fácil que los pequeños negocios obtengan ayuda gubernamental para abrir mercados a sus productos en el extranjero.
Uno de los ejemplos que usó durante su discurso para demostrar los absurdos de la actual situación fue el hecho de que en estos momentos “el Departamento del Interior está a cargo del salmón en agua dulce, pero el Departamento de Comercio se ocupa del salmón en agua salada”. En un discurso salpicado de constantes referencias a los “pequeños empresarios”, Obama recordó que la autoridad para realizar cambios en la rama ejecutiva fue un poder que el Congreso garantizó a los presidentes desde la Gran Depresión hasta la llegada al poder del republicano Ronald Reagan, en los años ’80.
Para poder llevar a cabo todos los cambios, Obama necesitará un poder especial del Congreso conocido como “autoridad de reorganización”, que ostentaban antes los presidentes estadounidenses, pero que caducó cuando Reagan llegó al poder. El resultado, agregó, fue que el proceso de reforma, desde entonces en manos exclusivamente del Congreso, se “ralentizó” hasta llegar casi a una “inercia que impidió que se produjera ninguna reforma real”.
La solicitud de Obama seguramente llevará a un extenso debate sobre el alcance de los poderes del presidente en relación con el Congreso y el sistema político estadounidense. Más allá del pedido del mandatario, lo que algunos observadores destacaron fue el momento elegido para hacerlo. La oposición siempre acusa a Obama de ser un favorecedor del “gran gobierno” y la reducción de éste es uno de los argumentos clave de los aspirantes a la candidatura republicana a la presidencia, que están inmersos en pleno proceso de primarias, cuya próxima cita será en Carolina del Sur el sábado de la semana que viene.
Así lo informaba ayer, entre otros, el diario The Washington Post en su edición digital. “Su propuesta llega en momentos en que el presidente se adentra en su campaña para la reelección y trata de acabar con las críticas republicanas acerca de que sus políticas han atrofiado el crecimiento de los negocios e hinchado el presupuesto federal en tiempos de una deuda hiperinflada”, señaló el diario.
Algunos analistas ven estos planes de reorganización de Obama como un signo de que está tratando de distender las afirmaciones republicanas de que el suyo ha sido un gobierno liberal de gran gasto, y un intento de acorralar a sus enemigos políticos.
Sin embargo, los republicanos reaccionaron ya con recelo al plan de simplificación del gobierno federal por su reducida escala. “Después de haber presidido una de las mayores expansiones del gobierno en la historia, es interesante ver cómo el presidente finalmente reconoce que Washington está fuera de control”, afirmó en un comunicado el vocero del líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
Por su parte, Darrel Issa, congresista por California y presidente del Comité de la Cámara para la Supervisión y Reforma del Gobierno, se mostró más receptivo y aseguró que espera que el anuncio “represente el comienzo de un sincero y dedicado esfuerzo para aplicar reformas significativas”.
Republicanos y demócratas llevan meses enfrentados en el Congreso sobre cómo reducir el abultado déficit de Estados Unidos y se han mostrado incapaces de alcanzar un acuerdo.
Mientras los republicanos rechazan frontalmente cualquier propuesta que incluya una subida de los impuestos, los demócratas consideran imposible acceder a un importante recorte de gasto público que no vaya acompañado de “sacrificios compartidos” por parte de las rentas más altas.
La lucha entre ambos bandos provocó el pasado mes de agosto que la agencia de calificación de crédito Standard & Poor’s rebajase por primera vez en la historia la nota de crédito de Estados Unidos, ante la incertidumbre sobre las cuentas fiscales del país.
Ante este bloqueo, Obama lanzó a finales del año pasado una campaña bajo el lema “We can’t wait” (No podemos esperar) con el fin de sacar adelante, unilateralmente, haciendo uso de sus poderes ejecutivos, medidas de estímulo de la economía que no tengan que pasar previamente por el Congreso.
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