Miércoles, 25 de enero de 2012 | Hoy
EL MUNDO › PROMOVIó SU GESTIóN EN EL DISCURSO ANUAL DEL ESTADO DE LA UNIóN
En un nuevo tono más populista, el presidente pintó a los republicanos como los protectores de los ricos y a él mismo como el campeón de la clase media luchadora. Presentó un “programa de recuperación” para ella.
Por David Usborne *
Desde Washington
Animado por los nuevos movimientos en economía y la inhabilidad de los republicanos para fusionarse alrededor de un candidato para desafiarlo en noviembre, Barack Obama estableció anoche su puesto para una reelección comprometiéndose a un campo de juego económico para todos los estadounidenses.
En el discurso anual del Estado de la Unión ante una sesión conjunta del Congreso, el presidente marcó los temas para un segundo período, ofreciendo nuevas iniciativas para que los impuestos sean más justos, enfrentando más agresivamente la crisis habitacional e instando a la creación de empleos. Ante millones de potenciales votantes, Obama se presentó como un adalid de la clase media. “Podemos conformarnos con un país donde a un decreciente número de personas les va bien, mientras un creciente número de personas se las arreglan con lo justo” dijo el mandatario. El hombre que cree que merece gobernar cuatro años más completó la idea: “O podemos restaurar una economía donde todos tengan una oportunidad, todos contribuyan una porción justa y todos se manejen bajo las mismas reglas”.
El discurso de anoche, con las elecciones presidenciales en noviembre, asume un valor particular, ya que se trata de la mejor tribuna desde la que reivindicar, en directo televisivo, cuánto ha hecho hasta ahora y cuanto hará próximamente.
En un nuevo tono más populista, el presidente adoptó una mirada de largo alcance, pintando a los republicanos como los protectores de los ricos y a él mismo como el campeón de la clase media luchadora. Es un momento clave para presentar un “programa” para la recuperación, al entrar en la campaña de la reelección. Ese “Programa para un Estados Unidos que perdure” se enfocó en la fabricación, la energía, la educación y los valores de la clase media. El discurso del Estado de la Unión del año pasado fue visto por 42 millones de estadounidenses. “Podemos ir en dos direcciones”, dijo Obama en un video que se les envió a los partidarios. “Una es hacia menos oportunidades y menos igualdad. O podemos luchar por ir a donde yo creo que debemos ir: a construir una economía que funcione para todos, no solamente para unos pocos ricos.”
Refiriéndose a la política exterior, Obama reivindicó que “por primera vez desde hace nueve años no hay soldados estadounidenses combatiendo en Irak, que el liderazgo de Al Qaida fue diezmado, que la Justicia alcanzó a Osama bin Laden y que se hicieron importantes progresos en Afganistán, donde empezó la transición para el traspaso de responsabilidades a los afganos”.
En economía, según el mandatario, está actualmente en juego la supervivencia de la promesa norteamericana de base, es decir que si uno trabaja duro puede obtener lo que le hace falta para tener una familia, comprar una casa y ahorrar algo para la vejez. Obama recordó que se pueden contar 3,2 millones de puestos de trabajo recuperados en el sector privado, mientras es necesario recortar el déficit y elaborar una política fiscal equitativa.
En este sentido, en el palco de la primera dama, Michelle Obama, se encontraba sentada Debbie Bosanek, desde hace veinte años secretaria del multimillonario Warren Buffet, quien públicamente reconoció que él pagaba menos impuestos que ella. Buffet exhortó a los políticos a dejar de mimar a los súper ricos.
Esta mañana, el presidente parte de Washington para emprender una gira por cinco estados para vender los principales puntales de su discurso a los votantes. El centro de su estrategia fue castigar al Congreso, que es profundamente impopular, según las encuestas recientes, y a la mayoría republicana en la Cámara baja, especialmente por oponerse a su agenda. Su llamado programa, gran parte del cual encuentra resistencia en el Congreso, es para incluir cambios en el código impositivo y en particular para terminar con el recorte de impuestos para los ricos introducido por George Bush. Obama también está pensando en incentivos impositivos para los fabricantes estadounidenses para que vuelvan a crear empleos que habían enviado al exterior.
Sobre el tema de impuestos, los demócratas creen que pueden traer el caso de Mitt Romney, de quien todavía se cree que puede surgir como el candidato republicano este otoño, como prueba principal de por qué la reforma impositiva es necesaria. Los archivos de impuestos dados a conocer por el campo de Romney ayer mostraron que el ex gobernador de Massachusetts había pagado impuesto por sólo el 13,9 por ciento en 2010.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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