EL MUNDO › EN DETALLE
Un lamento que vale 500 millones
Por Martín Granovsky
Pérdidas. La transformación de Irak en un portaaviones con petróleo no es sólo un problema para Gerhard Schroeder, los pacifistas, Jacques Chirac y Lula. Lo sufren por anticipado también los grandes empresarios de Arabia Saudita. En un encuentro sobre la reconstrucción de Irak, un grupo de hombres de negocios que cita el diario Al Watan, de Riad, dijo que estiman una pérdida de 500 millones de dólares en contratos caídos que habían sido firmados antes de la guerra. La predicción es que “con un gobierno angloamericano la reconstrucción será un monopolio en manos de las firmas de esos dos países, sobre todo en la reconstrucción de la infraestructura devastada luego de tres guerras en un cuarto de siglo”. Calculan los empresarios que serán necesarios 15 años de trabajo continuado para poner en funcionamiento los sectores de comunicaciones, energía, desalinización de agua, petróleo, y petróleo y construcciones. Página/12 tuvo acceso a Al Watan a través de Anbamed, Noticias del Mediterráneo, una agencia dirigida por el periodista Farid Adly.
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Enojo con ironía. En la prensa árabe citada por Anbamed se combina una mezcla de irritación hacia Estados Unidos y fastidio hacia Irak, en este caso con un toque de satisfacción por el fracaso de Saddam Hussein. “Bagdad quedó sola frente a los invasores y sus defensores no se hicieron ver por la ciudad mientras sus políticos desaparecían de la escena”, relató el diario Assafir, el segundo en circulación de Líbano. “Así fue como Bagdad, capital del Islam durante un milenio, fue violada por los marines estadounidenses: la resistencia tan anunciada se redujo a algunos ataques inútiles con armas ligeras contra los vehículos blindados.” El diario cita fuentes rusas según las que no hubo resistencia en Bagdad porque oficiales de la CIA negociaron con autoridades iraquíes.
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Ausentes. Como otra muestra de la vieja lucha por el liderazgo del mundo árabe, también Al Ahram, diario de El Cairo, se burla de Hussein sin nombrarlo. “Las tropas norteamericanas entraron en barrios de Bagdad con una facilidad sorprendente, y de pronto dejó de verse a los funcionarios del poder político y militar iraquí”, dice un artículo.
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¿Bush eterno? Si la popularidad interna en condiciones de guerra aumenta por la minimización de bajas propias y la velocidad con que se resuelve el conflicto, George W. Bush debería estar conforme. Pero la propia velocidad puede acelerar el olvido, y por eso Bush tratará de mantener un estado de guerra latente, al menos para asegurarse la reelección. François Miquet-Marty, director de estudios políticos en el Instituto Louis-Harris, de París, recuerda en Libération el caso ya clásico de George Bush padre, que luego de la guerra del Golfo recibía nada menos que el 90 por ciento de adhesiones. Pero los grandes conflictos son instantes frágiles. “La guerra es un momento de excepción donde los dirigentes creen haber conseguido su lugar en la historia” y después pueden ser desplazados, opina el experto en opinión pública, si la agenda de preocupaciones cambió. Le pasó a Bush padre con la economía, y al ex premier Lionel Jospin cuando en septiembre del 2000 perdió 20 puntos de popularidad sólo por un cambio en el sistema de transporte por autopista.
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Víctimas. El site www.iraqbodycount.org informó sus últimos cálculos sobre los muertos civiles que dejó la guerra de Irak: la cifra oscila entre 1152 y 1388 personas.