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Un general, un petrolero y un ex banquero son la “democracia iraquí”

Fue la Yalta de Irak. O algo por el estilo. Una reunión de opositores a Saddam Hussein se realizó ayer en Nasiriya al sur del país bajo la tutela de Estados Unidos, precedida por la protesta de miles de iraquíes al encuentro, en su mayoría chiítas, mientras el hombre de confianza del Pentágono, Ahmed Chalabi (ver nota abajo), que no participó del cónclave, se instaló en Bagdad, donde nombró al jefe de policía e intentaba tomar las riendas del poder.
Los opositores iraquíes emitieron una declaración de 13 puntos al término de la primera reunión organizada por Estados Unidos, que se repetirá dentro de 10 días, en sede a determinar, con el objetivo de definir la modalidad de asunción de una “autoridad” provisoria en Irak ocupado, dentro de una concepción “democrática federal”. También se acordó disolver en Partido Baaz. Pero, para tratarse de un proyecto democrático, los participantes no fueron los más apropiados posibles: la reunión de Nassiriya fue presidida por el futuro jefe del régimen interino norteamericano, general retirado y experto misilístico Jay Garner, con la participación del enviado especial de Estados Unidos ante la oposición iraquí, Zalmay Khalilzad, quien ya cumplió esa función en Afganistán, donde también estuvo vinculado –cuándo no– a la petrolera norteamericana Unocal.
Los iraquíes no creyeron demasiado en las intenciones democratizadoras del encuentro. La cita se vio empañada por protestas de unos 20.000 chiítas que no quieren reconocer ninguna autoridad por encima de la escuela religiosa Al Hausa al Ilmiya en Nayaf. También enturbió el encuentro el boicot del principal grupo chiíta de la oposición, el Alto Consejo para la Revolución Islámica en Irak (SCIRI) que justificó su ausencia argumentando que Estados Unidos quiere dominar el Irak posbélico y señalando que los resultados de las anteriores reuniones de la oposición iraquí han sido ignorados.
Mientras se realizaba este encuentro, Chalabi, ex banquero y líder del Congreso Nacional Iraquí (CNI), y hombre de confianza del jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, se instaló en el hotel Palestina en Bagdad con la intención de tomar las riendas de la capital, que se encuentra entre las protestas, los saqueos y los robos. Su segundo, Mohamed Mohsen al Zobaidy, convocó a una conferencia de prensa, instalado en el despacho del director del hotel Palestina, y anunció que “hemos nombrado un jefe de policía, con la cooperación de un general estadounidense, y en las próximas horas empezarán las patrullas mixtas”. Agregó que “mi objetivo es organizar la vida de la ciudad y acabar con los saqueos”. También llegó al hotel el jeque Ayad al Musawi, enviado del clero chiíta de la ciudad santa de Nayaf, considerada el “Vaticano” de esta fracción musulmana, y dijo que “estoy aquí para ayudar a construir un Irak unificado y sin divisiones sectarias”.
El general iraquí Asur Mahmud Daud, opositor a Saddam y que también acompaña al segundo de Chalabi, afirmó que espera que “el Ejército estadounidense se vaya cuando se calme todo. No es bueno que estén aquí”. Pero, en otra manifestación de cómo es la democracia iraquí made in USA, Zobaidy lo corrigió al señalar que será “el Pentágono quien decida cuánto tiempo van a quedarse los soldados. Mi idea es entre tres y seis meses, si se logra completar la tarea”. Pero los observadores recordaron que al llegar a la capital de Afganistán, el presidente Hamid Karzai estimó en dos meses la presencia de las tropas norteamericanas. Era diciembre de 2001 y allí siguen”.

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