Lunes, 22 de octubre de 2012 | Hoy
EL MUNDO › A PESAR DEL MALESTAR SOCIAL, EL PARTIDO POPULAR AMPLIó SU MAYORíA PARLAMENTARIA
El gobierno gallego, pionero en la implementación del duro ajuste fondomonetarista para pagar la deuda con la banca europea, obtuvo no sólo una mayoría absoluta para el oficialismo, sino que consiguió más escaños que en 2009.
El derechista Partido Popular de Mariano Rajoy obtuvo ayer un triunfo clave en las elecciones de Galicia, feudo conservador donde resiste pese al malestar social por el ajuste. Mientras tanto, en el País Vasco, los nacionalistas se alzaron con las elecciones bajo una fuerte presión de los independentistas, que obtuvieron sus mejores resultados desde el alto el fuego de ETA. En Galicia, el presidente y candidato a la reelección, Alberto Núñez Feijóo, obtuvo una victoria histórica para el PP, al conseguir ampliar su actual mayoría absoluta de 38 a 41 diputados, con el 46 por ciento de los sufragios, y el 99,63 por ciento de los votos escrutados. Rajoy puede respirar aliviado, mientras Núñez Feijóo se podrá colgar una medalla, incluso de cara a la futura sucesión en el PP, al haber conseguido algo que no parecía tan sencillo en un escenario económico tan adverso. El gobierno gallego, pionero en la implementación del duro ajuste fondomonetarista para pagar la deuda con la banca europea, obtuvo no sólo una mayoría absoluta para el oficialismo, sino que consiguió más escaños que en 2009.
Los analistas afirman que los gallegos votaron en clave regional e incluso personalista y que el triunfo es obra de Núñez Feijóo y quizás también del aparato partidista y el clientelismo del PP en Galicia. Pero echan por tierra que se trate de una revalidación de las políticas de austeridad de Rajoy. Sin embargo, no se descarta que el jefe del Ejecutivo español desaproveche la oportunidad de anotarse este triunfo y traducirlo en un aval a sus políticas en un momento de extrema debilidad y de escalada del conflicto social. Rajoy aún tiene pendiente anunciar el pedido de un rescate soberano a la Unión Europea para aliviar la presión sobre la deuda del país, que los inversores dan por hecho y que vendría acompañado por más esfuerzos en términos de recortes de gasto.
Ante ese contexto, el presidente afrontará el 14 de noviembre su segunda huelga general en menos de un año. Con estos resultados los socialistas deberán hacer una profunda reflexión: las urnas indican que están dejando de ser la fuerza hegemónica de la izquierda y perdiendo importancia ante opciones regionales. Los socialistas del poco carismático Patxi Vázquez obtuvieron su peor resultado al caer de 25 a 18 diputados, con el 20,6 por ciento de los votos.
Prueba del avance de la otra izquierda es la irrupción de la Alternativa Galega de Esquerda (AGE), de Xosé Manuel Beiras, que parece haber obtenido un gran rédito en su alianza con Izquierda Unida (IU) al conseguir nueve escaños y el 13 por ciento de los votos. Beiras, histórico y polémico líder nacionalista gallego de 76 años, pidió el voto de los indignados, de los castigados por la crisis, de los que buscaban una alternativa a la gestión actual de situación económica. De esa forma, desplazó al Bloque Nacionalista Galego (BNG) a un cuarto lugar, con siete diputados y el 10 por ciento de los votos. Es de destacar que la participación en Galicia fue del 63 por ciento.
Los socialistas y su máximo líder, Alfredo Pérez Rubacalba, reciben un claro mensaje de los electores, que no parecen identificarse con sus candidatos y la estrategia de blanda oposición en la tormenta financiera que vive España. Así lo ponen también de manifiesto los resultados en el norteño País Vasco, donde el vencedor fue el derechista Partido Nacionalista Vasco (PNV), de Iñigo Urkullu, que ganó con el 34,63 por ciento un total de 27 diputados, escrutados el 100 por ciento de los sufragios.
La gran novedad es que en los primeros comicios sin ETA, la coalición independentista Euskal Herria (EH) Bildu, que encabeza la académica Laura Mintegi, consiguió los mejores resultados de la historia para la izquierda abertzale (patriótica vasca), que estuvo proscripta en 2009, al lograr 21 diputados con el 25 por ciento de los votos. En cambio, los socialistas del actual lehendakari, encabezados por Patxi López, quien se presentó como el defensor del Estado de bienestar ante los recortes del PP que llegan desde Madrid, perdieron nueve representantes y pasaron de 25 a 16 escaños, con el 19 por ciento de los votos.
El PP de Antonio Basagoiti perdió tres escaños y se quedó con diez, con el 11 por ciento de los apoyos, mientras que la formación UPyD (Unión, Progreso y Democracia) mantuvo su único escaño. Los nacionalistas vascos, cristianos y de derechas recuperan así su tradicional liderazgo en el País Vasco, perdido en los últimos tres años gracias a un acuerdo entre socialistas y el Partido Popular (PP), posible por la ausencia de la izquierda abertzale.
Pero como en el pasado, se necesitarán acuerdos entre partidos para gobernar, con la diferencia de que ahora Euskadi tendrá el Parlamento más soberanista de su historia. “Dos de cada tres parlamentarios van a ser abertzales, nacionalistas”, dijo Mintegi al valorar los resultados. “Es hora de parar las órdenes que llegan de Madrid, las imposiciones”, agregó tras augurar un nuevo camino hacia un País Vasco libre y solidario en Europa.
Urkullu tendrá por delante una agenda compleja, con la crisis económica como prioridad, aunque con el desafío separatista de Cataluña sobrevolando el cielo de España se verá obligado a abandonar la ambigüedad en la que se instaló respecto de su modelo de relación entre el País Vasco y España. Rajoy puede enfrentarse a un grave problema de estabilidad política. Pero por el momento, con el triunfo sobre sus espaldas, Urkullu envió un mensaje conciliador.
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