Dom 24.03.2013

EL MUNDO  › DEBATEN UN NUEVO PLAN PARA RECIBIR UN RESCATE DE LA TROIKA BASADO EN UN GRAVAMEN A LOS DEPOSITOS

Chipre busca salir del corralito bancario

En las negociaciones entre el gobierno y la troika se pactó gravar al 20 por ciento los depósitos superiores a 100 mil euros en el Banco de Chipre, y al cuatro por ciento los depósitos de la misma cantidad en otras entidades.

Una semana después del inicio del corralito en Chipre, el gobierno de la isla volvió cerca del punto de partida: la propuesta de imponer una tasa a los depósitos como modo de financiar parte del rescate de su sector bancario. El plan acordado pasa por cobrar un impuesto sólo a los depósitos superiores a 100 mil euros. A partir de ahora, todos los ojos están puestos en Bruselas, donde la cúpula política chipriota se reunirá hoy con representantes del Eurogrupo y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Ante la situación económica, varios miles de personas salieron a manifestarse por las calles de Nicosia.

Rechazada el martes por el Parlamento local, la idea inicial era imponer un gravamen del 6,75 por ciento a los depósitos menores a 100 mil euros y un 9,9 por ciento a los superiores. Según filtraciones de una fuente cercana a la negociación entre la troika –el Banco Central Europeo (BCE), la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)– y el gobierno heleno, que se prolongó ayer hasta entrada la noche, se pactó gravar al 20 por ciento los depósitos superiores a 100 mil euros en el Banco de Chipre y al cuatro por ciento los depósitos de la misma cantidad en otras entidades. La mayor tasa al Banco de Chipre es un intento de evitar la reestructuración de la mayor entidad financiera del país, tal como ocurrió con el segundo, el Laiki Bank, que será dividido en un banco bueno y otro malo.

Aunque el viernes se aprobó en la Asamblea chipriota la legislación necesaria para esta reestructuración del sector bancario –ocho veces mayor que el Producto Bruto Interno (PBI) del país, de 17.500 millones de euros– aún quedan muchos interrogantes en torno de ello.

El vicepresidente de la Comisión Europea (CE) y titular de Asuntos Económicos y Financieros, Olli Rehn, consideró ayer que se hicieron progresos en la solución de la crisis chipriota, pero subrayó que es esencial que el Eurogrupo llegue a un acuerdo hoy por la noche. “El acuerdo tendrá que implementarse con rapidez por parte de Chipre y de sus socios en la Eurozona”, agregó. El comisario europeo reconoció que, dada la situación actual, no quedan soluciones óptimas. “Está claro que el futuro próximo para Chipre será difícil. Pero Chipre y los chipriotas son parte de la familia europea. La UE los apoya y los ayudará a reconstruir su economía”, aseguró.

Con esta serie de medidas, conocidas como Plan B, el gobierno que dirige el conservador Nikos Anastasiadis pretende recaudar unos cinco mil millones de euros, tal y como exige la troika a cambio del rescate de 10 mil millones de euros. La idea es que el martes puedan abrir las sucursales bancarias de nuevo, después de más de una semana del corralito que se inició el pasado sábado. Sin embargo, para evitar una fuga de capitales ese mismo día, se aprobó una ley que permitirá al Ministerio de Finanzas y al Banco Central decretar restricciones a los movimientos bancarios. De este modo se podrá establecer la prohibición de transferencias de dinero entre cuentas si no se dispone de la autorización pertinente, restringir a un determinado límite el máximo de retirada de efectivo de un cajero o limitar el uso de tarjetas de crédito y cheques, algo que algunos analistas consideran que viola la libertad de movimiento de capitales que es uno de los pilares fundamentales de la UE y la Eurozona.

Sin embargo, el gobierno se podría encontrar con un obstáculo el martes, ya que los trabajadores de las entidades bancarias amenazaron con declararse en huelga si no se garantiza la supervivencia de sus puestos de trabajo y de sus fondos de pensiones tras la reestructuración del Laiki Bank. El malestar por las medidas no es excluyente de ese sector y provocó que ayer varios miles de personas se manifestaran en las calles de Nicosia. La manifestación partió de la sede del sindicato de empleados de banca y se dirigió al Ministerio de Finanzas, para posteriormente dirigirse hacia el Parlamento. Los manifestantes gritaron consignas como “manos fuera de los fondos de pensiones” y “todos unidos, empleados y depositarios” y exigieron la dimisión del gobernador del Banco Central. Mientras los gobernantes negocian, la población de este país teme a la pobreza, el hambre y el desempleo que pueda generar la solución de la crisis financiera. “Hemos sobrevivido a los persas, a los árabes, a los cruzados, a los otomanos y a los británicos. También sobreviviremos a la histeria ahorradora de (la canciller alemana Angela) Merkel”, dijo un vendedor de lotería en la calle de compras Ledras, en el centro de Nicosia. En la ciudad portuaria de Larnaka, las personas que se quedaron sin dinero acudieron pidiendo ayuda a los denominados supermercados sociales de la Iglesia y el Estado, en los que se presta asistencia básica y de emergencia a ciudadanos que carecen absolutamente de recursos.

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