Sáb 21.06.2003

EL MUNDO

Si Saddam no murió, ni huyó (y no lo pescaron), está oculto en Irak

Según un informe sobre comunicaciones interceptadas de seguidores de Hussein, éste estaría vivo y refugiado en Irak. Un analista consultado por Página/12 admite la hipótesis.

› Por Mercedes López San Miguel

El derrocado presidente iraquí Saddam Hussein está probablemente vivo y escondido en algún lugar de Irak. Eso se infiere de las comunicaciones interceptadas entre sus seguidores que publicó ayer el diario The New York Times citando a funcionarios de la administración Bush. El experto en defensa, Anthony Cordesman, argumentó a Página/12 que a él no le sorprende que Saddam no haya muerto y tampoco salido de su país. A la vez estimó que el líder iraquí pudo haber creado casas seguras en Bagdad, particularmente al norte, oeste y este de la capital, donde Estados Unidos tiene poca capacidad de búsqueda dada la amplitud del área y la oposición iraquí tiene un mínimo contacto con varios de las tribus involucradas.
“Irak es en la práctica una mezcla de etnias y clanes con diferentes densidades de población: sunnitas, chiítas, kurdos, con pequeñas ciudades que tienen bien definidas sus lealtades. Algunos mantienen fuertes lazos con Saddam porque se han beneficiado con él”, señaló a este diario Cordesman, del Centro de Estudios Estratégicos de Washington. Agregó que “las fuerzas norteamericanas han dejado fuera de juego a la dirigencia militar del partido oficial Baas y el pueblo iraquí todavía no reconoce los beneficios de la ocupación norteamericana; en este contexto carente de una estructura política real diferente al Baas, Saddam puede encontrar algunas zonas de apoyo”.
La inteligencia de Estados Unidos había advertido sobre su desconocimiento acerca de la estructura de poder del entorno saddamista, vale decir, la interacción de Saddam con personajes claves antes del inicio de la guerra. Esta semana un hombre “clave” de la confianza del ex presidente iraquí Abid Mahmud al Tikriti fue capturado por las fuerzas estadounidenses. Con él empieza a cerrarse el círculo en torno a Saddam: al Tikriti era el número cuatro en el juego de cartas del Pentágono, detrás de Saddam Hussein y sus dos hijos, say y Uday. Pero Cordesman advirtió que “Saddam ha tenido vínculos con grupos desligados de cargos públicos e identitarios y sus hijos tenían sus propias redes; el menor say estaba en la posición de establecer redes clandestinas”. Ciertamente la posibilidad que Irak haya creado programas de comunicación paralelos en otras áreas sin ligazón a la dirigencia de Saddam era algo que se especulaba desde la década de los noventa en adelante. Llegado a este punto, puede que el entorno que se conoce de él realmente no sepa su paradero.
Los analistas de inteligencia creen que el desaparecido Hussein está escondido en Irak en la medida en que se sentiría más seguro entre sus seguidores que en un país extranjero donde sería fácilmente localizado por los servicios de inteligencia, según publicó ayer The New York Times. El paradero de los dos hijos también continúa desconcertando a los servicios de espionaje de Estados Unidos, a pesar de que algunos agentes creen que Uday podría haber muerto en el primer bombardeo que precedió el inicio de la invasión a Irak para derrocarlo. Encabezando la búsqueda de Hussein está la organización militar estadounidense conocida como Task Force 20, que según revelaciones recientes también dirige la búsqueda inicial en Irak de las supuestas armas de destrucción masiva.
A todo esto, la falta de evidencia física de que Saddam haya muerto en dos ataques aéreos contra Bagdad –el 20 de marzo y el 7 de abril– durante la guerra en Irak, brinda el argumento a los funcionarios de Bush que creen que el ex dictador está detrás de los recientes ataques armados en contra de las fuerzas angloamericanas. “Están incrementando la resistencia, y aún están siendo problemáticos, y uno tiene que preguntar qué los está motivando”, dijo un funcionario de Defensa. Hasta la fecha, la mayoría de los funcionarios han señalado públicamente que desconocen si está vivo o muerto, al tiempo que aseguran que, en cualquier caso, pronto podría ser capturado.
Por su parte, la Casa Blanca declaró que no sabe de la suerte de Saddam. “No sabemos si está vivo o muerto”, dijo ayer el portavoz presidencial adjunto Scott McClellan. Aclaró que “por supuesto hay opiniones divergentes en los servicios de inteligencia. Pero una cosa es cierta. El y su régimen ya no representan una amenaza para el mundo”.

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