Alrededor de sesenta inmigrantes subsaharianos, en su mayoría procedentes de Mali, consiguieron saltar la valla de Melilla en una nueva jornada de extrema presión migratoria, con varios intentos por diferentes puntos del perímetro. En declaraciones que difunde el diario Público, la comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström, advirtió que tomará medidas si el gobierno de Mariano Rajoy emplea la fuerza para impedir la llegada a los pasos fronterizos de los inmigrantes irregulares que intentan cruzar por Ceuta y Melilla. “Las medidas de vigilancia de las fronteras deben ser proporcionadas, sólo se puede utilizar la fuerza en caso necesario y en la medida en que lo exija el desempeño de las funciones de los agentes, con vistas a proteger su seguridad y sus vidas; no debe recurrirse a la fuerza para disuadir del cruce de fronteras no autorizado”, subrayó Malmström.

La afirmación de la funcionaria fue en respuesta a una interpelación parlamentaria del eurodiputado de Bildu, Josu Juaristi, quien aseguró que “la situación en las vallas de Ceuta y Melilla continúa agravándose” y que “además de las expulsiones sumarias de personas que se encontraban en territorio español, se han producido decenas de heridos, incluso fallecidos, debido a las agresiones realizadas por las fuerzas de seguridad”. En este sentido, Juaristi se refirió a testimonios recogidos por la ONG Prodein sobre los intentos de salto del 13 y el 30 de agosto.

“La comisión ha entablado un diálogo con España para abordar la situación de Ceuta y Melilla, incluso en lo que se refiere a la aplicación de la directiva sobre el retorno de las personas interceptadas al cruzar de forma irregular la frontera”, explicó Malmström, y aclaró que Bruselas no está estudiando el envío de una misión de observación a Ceuta y Melilla.

La comisaria europea de Interior resaltó que la vigilancia de las fronteras debe llevarse a cabo sin perjuicio de los derechos de las personas que soliciten protección internacional, en particular en lo que se refiere al principio de no devolución y al acceso efectivo al procedimiento de asilo. “Los Estados miembro deben velar para que se respeten las garantías mínimas en virtud de la directiva sobre el retorno, aun en el caso de haber decidido, como ha hecho España, no aplicarla a los nacionales de terceros países interceptados en la frontera”, reclamó la funcionaria.

La Delegación del Gobierno de Melilla informó ayer que el primer intento de saltar la valla se registró a las 7 hora local en la zona de Farhana, donde un grupo de unos 150 inmigrantes fue interceptado por las fuerzas marroquíes antes de lograr acercarse al perímetro fronterizo. Asimismo, otro grupo de inmigrantes caminó cerca de la valla y realizó varios intentos en la zona del Río de Oro y en las proximidades de la frontera de Beni Enzar. Fue en ese lugar, ubicado al sur del perímetro, por donde el grupo de sesenta inmigrantes superó el operativo policial y, a la carrera, se adentró en la ciudad: algunos lo hicieron en dirección a la Jefatura Superior de Policía, otros rumbo al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). Una vez en la ciudad, los inmigrantes recorrieron el paseo marítimo, donde muchos se quitaron la ropa, incluidos los zapatos en los que algunos llevaban tornillos incrustados, medida que les facilita sortear la malla colocada en la valla.

En el CETI, algunos inmigrantes llevaban los garfios caseros que emplean para trepar la malla colocada durante el verano, que impide introducir los dedos, al tener unos agujeros de dimensiones reducidas. Según la Delegación del Gobierno, la estrategia muy organizada de protagonizar varios intentos de un extremo a otro de la frontera de Melilla es lo que permitió el éxito de este nuevo asalto masivo, en el que no se registró ningún herido.

La institución reiteró el riesgo que conlleva este modelo de inmigración irregular, basado en asaltos masivos y por la fuerza a la valla de Melilla, con considerable peligro para los propios inmigrantes y los guardias civiles asignados a la custodia y defensa de la frontera sur de Europa. “Es un modelo de inmigración al que no podemos ni debemos resignarnos, que sólo favorece a las mafias que trafican con seres humanos y que empuja a los emigrantes a situaciones límite y dramáticas”, afirmó el delegado del gobierno, Abdelmalik el Barkani.