EL MUNDO › ISRAEL CONTRAATACO POR LOS DISPAROS DE MISILES

Sin guiño del amigo americano

Colin Powell, secretario de Estado norteamericano, dijo ayer que “el problema (en Medio Oriente) no es ver cuántos palestinos pueden ser muertos”, mientras se intensificaban las represalias israelíes.

Once palestinos y dos israelíes muertos fue el saldo de un nuevo día de escalada en la violencia en Medio Oriente, luego de que los palestinos cruzaran el martes lo que Israel llamó “una línea roja” al impactar con dos misiles Qassam-2 una ciudad israelí causando tres heridos, entre ellos un bebé, lo que pareció abrir un horizonte similar a los intercambios de fuego en el norte en los tiempos de la guerra del Líbano. La intensificación del fuego prosiguió pese a que el secretario de Estado norteamericano Colin Powell llamara al premier israelí Ariel Sharon a reconsiderar su política y dijera que la declaración de guerra contra los palestinos no funcionará: “Si se cree que se puede resolver el problema viendo cuantos palestinos pueden ser muertos, no sé si esto nos lleva a algún lado”, dijo en sus declaraciones más fuertes hasta la fecha.
Pero no hubo signos de que la violencia fuera a disminuir, ni de que la guerra fuera a ser mejor o peor con declararla o no: tanques, tropas y aviones caza israelíes avanzaron sobre Gaza ayer en represalia por el ataque misilístico a Sederot, mientras el ministro de Defensa Benjamin Ben Eliezer, invocando los peores temores a los ataques de tipo libanés contra en la frontera de Israel con los territorios palestinos, aseveró que “aclarará a la Autoridad Palestina la gravedad de este acto”. Fue exactamente lo que hizo. Aviones y helicópteros israelíes bombardearon las posiciones de seguridad de la AP, mientras soldados invadieron cinco áreas dentro de la Franja, de 33 kilómetros de largo. El peor hecho de violencia ocurrió en el poblado de Abasan, hacia donde fueron movilizados 30 tanques para capturar a Issam Abu Daka, un fugitivo del izquierdista Frente Democrático para la Liberación Palestina. El hombre escapó pero en la operación fueron muertos dos soldados israelíes y tres civiles palestinos, dos de los cuales eran parientes del militante: Mufida Abu Daka y Abdel Ghani Abu Daka.
También se lanzaron misiles contra un cuartel de policía en un barrio residencial de la ciudad de Gaza, minutos después de que tuviera lugar allí una reunión entre los jefes de seguridad de la AP. Cañoñeras israelíes mataron a cuatro oficiales navales en la costa de Gaza y un activista de Hamas murió en una explosión en su casa, en la ciudad de Gaza. Hamas lo calificó de asesinato, pero Israel negó estar involucrada. Hamas se atribuyó los misiles contra Sederot y prometió “operaciones más fuertes en todas las modalidades, en todos los lugares y todo el tiempo”. En Cisjordania, helicópteros israelíes dispararon contra las oficinas del movimiento Fatah de Yasser Arafat cercanas a Hebron y cuatro estudiantes palestinos fueron heridos por disparos del ejército en un puesto de seguridad cerca de Tulkarem.
La incursión del ejército en Gaza parece ser parte de la política de Sharon de aplicar “continua presión militar” a la AP para detener la Intifada o soportar mayores “bajas”. Pero después de una semana en la que murieron 32 israelíes y 73 palestinos, la paciencia está disminuyendo. En el periódico israelí de mayor circulación Yedioth Aharonot, el columnista Sever Plotzker escribió: “Un gobierno que prometió después de su asunción, hace un año atrás, parar el terror pero sólo lo aumenta, debería renunciar. Un gobierno que prometió traer la paz pero que sólo nos distanció de ella por generaciones, debería renunciar”. De hecho, la presión está aumentando, con el resultado de que está reforzándose la posición de Benjamin Netanyahu, líder de derecha de Sharon, en las encuestas. Una mayoría de los israelíes acusa ahora a Sharon de ser demasiado blando en su réplica a los palestinos, e insiste en medidas más definitivas para cerrar la escalada de atentados.
En este contexto, las declaraciones de Powell sorprendieron. “Sharon debe revisar sus políticas y ver si funcionan”, dijo Powell. Y agregó: “No creo que declarar la guerra a los palestinos funcione”. El secretario de Estado también criticó al líder palestino Yasser Arafat argumentando que a pesar de su arresto domiciliario, aún tiene el poder de hacer llamadastelefónicas y detener ataques contra objetivos israelíes. Y concluyó: “Ambos lados están siguiendo políticas que conducen a más violencia”.

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Oficiales de la “Fuerza 17” de Yasser Arafat cargan el cadáver de uno de los suyos en Ramalá.
 
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