Domingo, 15 de marzo de 2015 | Hoy
EL MUNDO › OPINION
Por Emir Sader
Sigue la derecha, con sus medios de comunicación, sus partidos, sus gobiernos, sus políticas económicas. Pero, ¿qué es lo que la derecha tiene para proponer al mundo hoy? ¿Qué balance hace de su desempeño? ¿Qué perspectiva ofrece hoy la derecha?
Sobre guerra y paz, ahí está la política de Estados Unidos que, desde que pasó a ser la única superpotencia, no hace otra cosa sino multiplicar las guerras por el mundo. Que no logra terminar con las dos guerras que ha iniciado hace ya más de una década, en Afganistán y en Irak, que están netamente en peor situación que antes de que fueran invadidos y destruidos como países.
Como conducción de la economía, la crisis en el centro mismo del capitalismo ya dura más de siete años, sin perspectivas de su superación. Su modelo de centralidad del mercado, de libre comercio, de Estado mínimo, hace que Europa destruya lo que de más generoso había producido: el Estado de Bienestar Social. Políticas económicas que han salvado a los bancos, han llevado a la quiebra de países y a la expropiación masiva de los derechos de los más vulnerables.
¿Qué se propone la derecha en América latina? El continente que tiene los únicos países del mundo que han disminuido la desigualdad, aun en medio de su brutal alza en el mundo, tiene una derecha que trata de inviabilizar la continuidad justamente de los gobiernos que logran esa proeza. Pero, ¿qué propuesta tiene la derecha en Argentina, en Venezuela, en Ecuador, en Brasil, entre otros países?
A falta de alternativas, propone el retorno a sus mismas políticas neoliberales, esas que han llevado a esos países a las peores crisis de su historia. Que han llevado a América latina a la quiebra de sus economías, a la alienación de sus bienes públicos, a la expropiación de los derechos de los trabajadores. Además de ya haber gobernado –en Argentina, en Brasil, en Uruguay, en Bolivia, en Venezuela, en Ecuador—, y de haber fracasado, sigue gobernando, con sus políticas, en otros países.
México fue el que quedó de los casos ejemplares que los organismos internacionales presentaban como exitosos. Fue el primer país en firmar un Tratado de Libre Comercio (Nafta) con Estados Unidos y con Canadá. El balance a 20 años de su entrada en vigencia no podía ser peor. La situación en México no permite otro análisis que no sea que el tratado ha sido bueno –como siempre– para la parte más fuerte, para EE.UU., y pésimo para México.
Pero otros países siguen el modelo neoliberal, como es el caso de Perú, que presenta, a lo largo de los últimos años, altos niveles de crecimiento de su PBI, pero sin que se alteren los pésimos índices sociales del país, haciendo que se sucedan presidentes que rápidamente pierden el apoyo popular y son derrotados al final de sus gobiernos.
¿Qué puede proponer la derecha para Argentina, por ejemplo? ¿Qué actitud puede tener frente a los gobiernos que han recuperado el país de la peor crisis de su historia? Van a cuestionar el modelo de crecimiento económico con distribución de renta? ¿Van a salirse de los procesos de integración regional? ¿Van a disminuir el tamaño del Estado, para volver a promover la centralidad del mercado? ¿Retomarán las políticas de paridad con el dólar? ¿Abolirán las políticas sociales, que han hecho que Argentina se recuperase de los terribles retrocesos impuestos a su pueblo por la dictadura militar y por el gobierno neoliberal?
¿No fue la derecha, con el gobierno de Cardoso, la que llevó Brasil a su más profunda y prolongada recesión, con un inmenso endeudamiento con el FMI, de los cuales Brasil sólo salió con el gobierno de Lula?
¿No fue la derecha la que prácticamente privatizó Pdvsa, la empresa estatal venezolana de petróleo, que intentó derrumbar el gobierno legítimamente elegido de Hugo Chávez con un golpe en 2002?
¿No fue la derecha la que intentó privatizar el agua en Bolivia, intento frustrado por la formidable movilización del pueblo boliviano, liderado por Evo Morales? ¿No fue esa misma derecha que intentó dividir al país, para buscar bloquear los extraordinarios avances del primer gobierno indígena de Bolivia?
¿No fue la derecha la que entregó las riquezas ecuatorianas en manos de Chevron, promoviendo una brutal contaminación de la Amazonia ecuatoriana? ¿No fue la derecha de ese país la que tuvo como candidato a la presidencia al más grande banquero de ese país?
¿No fue la derecha la responsable por los peores gobiernos que ha vivido el continente, las dictaduras militares y los gobiernos neoliberales? ¿No es la derecha la que quiere imponer un freno a los avances que los gobiernos progresistas han logrado y forzar un retroceso de gigantescas dimensiones en esos países?
Porque no puede decir qué haría, en caso de ganar, la derecha se limita a las críticas, a la difusión de un escenario pesimista sobre la economía y sobre el país, al denuncismo vacío. Porque sólo si al país le va mal, le puede ir bien a la derecha.
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