Sábado, 11 de julio de 2015 | Hoy
EL MUNDO › EL PANORAMA QUE SE ABRE PARA GRECIA TRAS LA PROPUESTA DE TSIPRAS
“Las concesiones griegas no significan que el tercer rescate sea un hecho ni que se reabran los bancos y se elimine el corralito que rige desde el lunes de la semana pasada”, dice el economista grecochipriota Panicos Demetriades.
Por Marcelo Justo
Desde Roma
¿Traidor o pragmático? ¿Capitulación o realismo? La propuesta que presentó ante la Eurozona el gobierno del primer ministro griego Alexis Tsipras es casi igual a la que él mismo invitó a rechazar en el referendo del domingo pasado que terminó con un 61 por ciento de los griegos votando en contra de la austeridad. Ahora, como un moderno Sísifo, Tsipras acaba de proponer el mismo pesado ajuste a fin de evitar una salida griega del euro para la que, como dijo él mismo, “no tenemos un mandato de la población”. Muchos medios europeos, extremadamente críticos de su liderazgo, parecieron regocijarse con este cambio de posición que titularon “capitulación”, pero otros opinan que la propuesta estará acompañada de una reestructuración de la deuda, un préstamo especial para pagarla en los próximos tres años y la aparente promesa del presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Jun-cker de un paquete de estímulo. En todo caso, las concesiones griegas no significan que el tercer rescate sea un hecho ni que se reabran los bancos y se elimine el corralito que rige desde el lunes de la semana pasada. El economista grecochipriota de la Universidad de Leicester y ex presidente del Banco Central de Chipre durante el corralito chipriota de 2012, Panicos Demetriades dialogó con Página/12 sobre el panorama que se abre para Grecia a partir de esta propuesta.
–La propuesta del gobierno de Tsipras ha desconcertado a casi todo el mundo porque es casi igual a la que él mismo llamó a rechazar en el referendo el domingo pasado. ¿Sirve para que Grecia salga de la crisis?
–Por sí sola no. Tendrá que contar con un alivio de la deuda y un paquete de estímulo. Pero hay reformas en la propuesta que son importantes como la del sistema impositivo o la desregulación de las profesiones. El gran problema que hay es que todos los acuerdos previos provocaron una terrible recesión porque calcularon muy mal el impacto del ajuste, razón por la cual la gente perdió la fe en este tipo de acuerdo. En esto el FMI tiene una responsabilidad del ciento por ciento porque calculó mal el impacto que iba a tener la austeridad en la producción y el empleo. Creo que si ahora se combinan el alivio de la deuda, el estímulo y la reforma puede tener éxito. No va a ser fácil, pero es posible.
–Un problema es que el alivio de la deuda no figura en la propuesta.
–No, pero hay un consenso generalizado de que es necesaria. Angela Merkel dijo que no habría una clásica reducción de la deuda. La palabra clave acá es “clásica”. Los alemanes dicen que no es posible legalmente que el gobierno elimine un 30 por ciento de la deuda. Pero lo cierto es que hay otro tipo de reducción que sí es posible. Si reprogramamos los plazos de pago, o si digo que durante 20 años la tasa de interés de la deuda es cero por ciento, estoy logrando lo mismo. Esto es lo que quiere el gobierno de Syriza.
–Y usted piensa que la oferta va a estar definitivamente sobre la mesa.
–Hoy el ex ministro de economía Yanis Varoufakis dijo algo en griego que me llamó la atención: “Mejor asegúrense que pongan por escrito esta oferta”. Es decir, da por sentado que la oferta existe. Este es el plan. Un modo de aliviar la austeridad y una pequeña victoria para Tsipras que justificaría el referendo y la actual oferta que, como usted dice, es casi igual que la que el electorado griego rechazó en el referendo. A esto se podrían sumar los 35 mil millones de euros que Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, prometió a Grecia. Ambas cosas mitigarían mucho el efecto recesivo.
–Aun así muchos hablan de capitulación o traición.
–A nivel doméstico Tsipras se manejó con mucha habilidad esta semana porque logró un acuerdo con los partidos que habían impulsado el sí en el referendo, con lo que aún si algunos miembros de Syriza rechazan el acuerdo, tendrá mayoría en el Parlamento. Esto lo convierte más un líder de toda Grecia. En cuanto a lo de capitulación, Tsipras puede decir que ahora el alivio de la deuda está sobre la mesa mientras que antes no lo estaba. ¿Por qué no aceptó la oferta previa y convocó a un referendo? No lo sé. A mí nunca me pareció una buena idea el referendo, pero me imagino que necesitaba demostrar que tenía un mandato. Uno puede opinar que es un demagogo o decir que es un líder de extraordinario talento. Escuchándolo hablar en griego es indudable que tiene gran carisma y oratoria. Con esta crisis veremos la solidez que hay detrás de la oratoria.
–Igualmente esto necesita la aprobación de otros Parlamentos.
–Todo depende de lo que haga Alemania. Si el parlamento alemán lo aprueba, el resto también lo hará. Los sectores duros de Alemania salieron hoy a hacer declaraciones, pero no porque realmente crean que pueden ganar si no para quedar mejor situados políticamente. No creo que haya sorpresas. El tema es que Alemania lo apruebe.
–Usted vivió una crisis similar cuando estaba a la cabeza del Banco Central de Chipre.
–El caso de Chipre tiene similitudes superficiales pero era diferente. En Chipre, el gobierno quería poner un impuesto a los depósitos en los bancos y por eso tuvo que hacer un corralito para que no hubiera una fuga de dinero, pero el problema no era de liquidez. En Grecia el problema es la deuda pública y la exposición de los bancos griegos a esta deuda. De modo que no va a ser simplemente tener un acuerdo y normalizar la situación bancaria. Lo que se va a poder hacer es avanzar hacia una normalización. Pero para eso se necesita un incremento de los préstamos de emergencia, el llamado ELA, del Banco Central Europeo. Mientras tanto van a necesitar mantener los controles de capital. Un ejemplo de estos controles que permanecerán por mucho tiempo es la posibilidad de sacar dinero al extranjero que deberá estar prohibido salvo para casos comerciales. Esto genera un problema burocrático. En Chipre nos pasó. Todos los giros de dinero tenían que solicitarse para determinar si eran genuinos. En muy poco tiempo tuvimos unas dos mil solicitudes. Algunas eran genuinas, otras dudosas. Pero la creciente cantidad nos obligó a delegar lentamente el trabajo en los bancos. Al perder este control inevitablemente hay más filtraciones en el sistema. La realidad es que esto puede convertirse en una pesadilla a nivel organizativo. Los controles de este tipo no pueden durar mucho tiempo.
–Si hay una solución a esta crisis, ¿el euro está a salvo?
–Si hay una solución a esta crisis será un gran paso adelante. Una salida de Grecia sería muy grave para toda la eurozona porque inmediatamente los mercados buscarán el próximo candidato en la lista. Pero además la eurozona ha estado demasiado concentrada en esta crisis. Si se empieza a solucionar, podrán concentrarse en otros puntos que son necesarios para avanzar como la mayor integración de la eurozona sin la cual el euro no podrá tener éxito.
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